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Redacción (Jueves, 24-08-2017, Gaudium Press) Hace un año, de madrugada, el Centro de Italia era sacudido por un destructor terremoto que dejó a cientos de familias sin hogar y un sinnúmero de víctimas mortales.
Conmemorando este suceso, las jurisdicciones eclesiales más afectadas por el desastre natural realizaron eucaristías, vigilias de oración y procesión de antorchas en memoria de las víctimas.
Este es el caso de la diócesis de Rieti que se ha congregado en una Misa que presidió su Obispo, Mons. Domenico Pomplili, en la carpa de la Cruz Roja instalada en el capo de futbol de Amatrice. Durante la homilía el prelado expresó: «Ha pasado sólo un año, pero parece toda una vida. Los segundos interminables han pulverizado legados y ambientes, desvelando al mismo tiempo una fortaleza y resistencia que no imaginábamos. Hacer un balance es posible, pero probablemente es temporal. Aquello que realmente cuenta es reencontrar la línea del horizonte».
El prelado señaló que en el horizonte se observa un futuro positivo, pero que para ello «no bastarán héroes solitarios». Sobre lo cual agregó que «una comunidad sin héroes es una comunidad heroica».
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| Las vigilias de oración fueron una luz de esperanza para las labores de reconstrucción tras la serie de terremotos del 2016 / Foto: Cathopic. |
En este sentido Mons. Pompili llamó la atención para que se eviten protagonismos inútiles. «El huir de la propia cuota de compromiso, de hecho, es lo que deja los escombros donde están, impidiendo regresar, abandonándolo más. Aquí no se trata de atribuir culpas a nadie o de distribuir medallas a otros, pero sí de hacer aquello que se espera», exhortó.
Además de la Eucaristía, también tuvo lugar en la noche del miércoles 23 una vigilia de oración presidida igualmente por el Obispo de Rieti en el parque «Padre Giovanni Minozzi», que estuvo antecedida por el toque de campanas por cada una de las 239 víctimas del terremoto. En la ocasión se celebró una procesión de antorchas en homenaje a las víctimas y como signo de esperanza de la reconstrucción. El prelado además presidió un Vía Crucis y una Eucaristía en Accumolí, provincia de Rieti.
Asimismo, las poblaciones de Arquanta del Tronto, Capodacqua y Pescara del Tronto, acogieron encuentros en el primer aniversario de la tragedia, entre ellos procesiones con antorchas y vigilias de oración.
A las 16:30 del jueves 24 también se oró en directo con Radio María el Santo Rosario, siguiendo con una Misa presidirá por Mons. Giovanni D’Ecole, Obispo de Ascoli Piceno, junto con los párrocos de las comunidades especialmente afectadas por el sismo.
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| La Basílica de San Benito en Nursia fue una de las más afectadas por el terremoto. Los monjes benedictinos avanzan en su reconstrucción / Foto: it.nursia.org. |
De otro lado, los monjes benedictinos de Nursia, quienes trabajan fuertemente por reconstruir la Basílica de San Benito -destruida por la serie de terremotos del Centro de Italia el pasado año-, igualmente recordaron el suceso con unas sentidas palabras del prior Benedict Nivakoff, O.S.B.: «‘Dios es amor’. Un año después del primer terremoto de 2016, estas tres palabras de la Carta del Apóstol San Pablo tocan en lo profundo del hombre con esperanza y valor; son, más que nunca, todo lo que podemos decir. En los días inmediatos luego del terremoto, sentíamos el peso del trágico acontecimiento con el aislamiento y el silencio. En los meses que le siguieron, con temblor tras temblor, culminando con la destrucción de la Basílica de San Benito y de todas las otras iglesias en Nursia, vimos que nuestra tragedia era solo una de una serie de terremotos. Fue parte de una larga historia de colapso, de destrucción, de muerte, pero en el misterio oculto del amor de Dios, también de redención y resurrección».
Ver también:
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Imagen de la Virgen que permaneció intacta tras terremoto en Italia, es signo de esperanza
De la redacción de Gaudium Press, con información de la Diócesis de Rieti, Avvenire y Monks of Norcia.
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