Arzobispo de Trieste, Italia, denuncia "expropiación de los hijos" a través de imposición ideológica

Trieste (Jueves, 14-12-2017, Gaudium Press) El Arzobispo de Trieste, Italia, Mons. Giampaolo Crepaldi, expuso en un artículo para el Observatorio Internacional Cardenal Van Thuan el grave riesgo que corren las familias ante la imposición de contenidos ideológicos en los sistemas de educación.  Para el prelado, la intervención estatal en la educación en Occidente no se diferencia de los esfuerzos de adoctrinamiento de los países totalitarios, aunque las democracias realicen esta labor de manera velada.

Mons. Giampaolo Crepaldi, Arzobispo de Trieste, Italia.

«La educación de estado habla de inclusión cuando quiere decir uniformidad; de tolerancia, cuando quiere decir inmoralidad; de igualdad de oportunidades, cuando quiere decir indiferentismo sexual; de libertad de el ección, cuando quiere decir sexualización forzada desde el jardín de infancia», alertó el prelado en su análisis. Los formadores son instruidos de manera uniforme en la universidad pública y los funcionarios estatales vigilan la implementación de las políticas en las escuelasque deben impartir proyectos curriculares «inderogables».

Esta grave situación representa una restricción de los derechos de los padres en favor de un «pensamiento único y dominante». «Se deja fuera a los progenitores, que incluso se alegran de ellos», describió. «La Iglesia también se queda fuera y el niño es deformado incluso antes de que oiga por primera vez la palabra ‘Dios’, si alguna vez la oye».

Este oscupo panorama contrasta con la comprensión tradicional cristiana de la paternidad como un tener hijos que son propiedad de Dios y que deben ser educados por los padres para poder retornar a Él. La erosión de la conciencia sobre la sacralidad de la procreación contribuyó a un eclipse de la sacralidad de la vida humana y la dignidad de los hijos. Los niños son sometidos a manipulaciones como la concepción por mecanismos artificiales, el congelamiento de los embriones, su entrega a adultos que no constituyen familia, objetos de enfrentamiento en los divorcios e incluso «comprados, vendidos y son objetos de contratos en la abominable práctica del vientre de alquiler», señaló Mons. Crepaldi.

«La Iglesia siempre ha enseñado y defendido el derecho del niño a crecer bajo el corazón de su madre y, antes, su derecho a ser concebido de manera humana bajo el corazón de sus progenitores», expuso el Arzobispo, quien recordó que la defensa de la familia por parte de la Iglesia es un acto de amor hacia los niños a quienes defiende de quienes intentan apropiarse de ellos. Los efectos de la intervención de la mentalidad antinatalista y de la ideología de género «no han producido, y no producen, ninguna cohesión social; más bien, hacen de nuestros niños, cuando son adultos, individuos débiles, aislados y llenos de temor. Expropiar a los hijos los reduce a cosas», concluyó.

Con información de Infocatólica.