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Ciudad del Vaticano (Lunes, 30-04-2018, Gaudium Press) Ayer, antes de la oración mariana del Regina Coeli, el Papa Francisco meditó la lectura evangélica del día, que es la parábola de la vid y los sarmientos:
«La Palabra de Dios, también en este quinto domingo de Pascua, sigue indicándonos el camino y las condiciones para ser una comunidad del Señor Resucitado. El domingo pasado se resaltaba la relación entre el creyente y Jesús Buen Pastor. Hoy el Evangelio nos propone el momento en que Jesús se presenta como la verdadera vid y nos invita a permanecer unidos a Él para dar mucho fruto (Jn 15, 1-8). La vid es una planta que forma una cosa sola con los sarmientos; y los sarmientos son fecundos solamente en cuanto están unidos a la vid. Esta relación es el secreto de la vida cristiana y el evangelista Juan la expresa con el verbo ‘permanecer’, que en el pasaje de hoy se repite siete veces». «Permanecer en mí, dice el Señor; permanecer en el Señor», resaltó el Papa.
Al permanecer en Cristo, podemos «beber» la vida, la linfa, que permite a su vez llevar a la sociedad una forma diferente de vivir y de darse a los demás, explicó el Pontífice.
«El dinamismo de la caridad del creyente -prosiguió el Papa- no es fruto de estrategias, no nace de solicitudes externas, de instancias sociales o ideológicas, sino del encuentro con Jesús y del permanecer en Jesús. Él es para nosotros la vida de la que absorbemos la linfa, es decir, la ‘vida’ para llevar en la sociedad una forma diferente de vivir y de brindarse».
El Santo Padre volvió al tema de estar enraizados en Cristo para dar buen fruto, pero enfocándolo en el tema de la santidad.
«Cuando se es íntimos con el Señor, como son íntimos y unidos entre sí la vid y los sarmientos, se es capaces de dar frutos de vida nueva, de misericordia, de justicia y de paz, que derivan de la Resurrección del Señor. Es lo que hicieron los Santos, aquellos que vivieron en plenitud la vida cristiana y el testimonio de la caridad, porque eran verdaderos sarmientos de la vid del Señor. Pero para ser santos ‘no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos’ […] Todos nosotros, todos, estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra». (Gaudete Exsultate, 14).
El Pontífice concluye insitiendo en la gran riqueza que nos viene de Jesús Resucitado: «Cada actividad el trabajo, el descanso, la vida familiar y social, el ejercicio de las responsabilidades políticas, culturales y económicas; cada actividad, pequeña o grande, si se vive en unión con Jesús y con actitud de amor y de servicio, es una ocasión para vivir en plenitud el Bautismo y la santidad evangélica».
Con información de Vatican News
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