Madrid (Lunes, 24-09-2018, Gaudium Press) La escritora española María Elvira Roca Barea, autora del libro «Imperiofobia y leyenda negra», respondió a la reciente censura de la Universidad de Stanford a la memoria del Santo Franciscano y fundador de California, San Junípero Serra. El ataque al Santo no es en realidad un ataque a la persona del religioso, «el ataque es contra el mundo hispano en su totalidad, cuyas relaciones con los indígenas eran más fluidas, respetuosas y benignas de las que tuvieron los que vinieron después», expresó Roca.
Escultura en honor de San Junípero Serra en la Misión de Santa Bárbara, Estados Unidos. Foto: Brandon. |
Contrario a lo que afirman sus contradictores actuales, San Junípero Serra fue valorado ampliamente por sus contemporáneos y especialmente por los indígenas, nunca tuvo responsabilidad por una sola muerte y en cambio fue artífice de nueve misiones franciscanas » salvaron a miles del hambre, la marginación y de los colonos más depredadores», expuso César Cervera en un artículo divulgado por la revista Alfa y Omega. «Creador de las primeras vías de comunicación y de asentamientos estables en la región de California, su estatua representa tradicionalmente a este estado en el Capitolio de Washington. Un reconocimiento a la importancia de las misiones para vertebrar lo que hoy es un territorio de Estados Unidos y para dar un futuro a los indígenas en un mundo que nunca más sería tan compasivo con ellos».
Lamentablemente y de forma inesperada,»este mismo estado parece haberse olvidado de su fraile fundacional como quien apaga un interruptor», agregó Cervera, quien recordó los actos de vandalismo en contra de estatuas del Santo tras su canonización en 2015. A los ataques se suma ahora la eliminación del nombre del Santo en las calles y edificaciones de la Universidad de Standford, justificada en un supuesto «trauma y daño emocional» que el recuerdo del religioso causaría entre los estudiantes. «El asunto es especialmente cruel, puesto que Junípero Serra dedicó toda su vida a la protección y evangelización de los indios de California. Se preocupó por su bienestar, porque cultivaran la tierra y se convirtieran en personas integradas en la nueva sociedad».
Las evidencias históricas contradicen la imagen negativa que se ha fomentado con gran rapidez. «La población nativa de California se mantuvo en niveles estables durante la presencia española y luego mexicana en este territorio», comentó Roca. «Pudieron salvaguardar la mayoría de sus costumbres». Las acusaciones de imposición y destrucción cultural carecen de sustento ante las condiciones de los indígenas, quienes no tenían una cultura común, subsistían de la recolección y no se entendían entre ellos. Sin embargo, la auténtica eliminación de las tribus indígenas se produjo después, con la llegada de los mineros estadounidenses atraídos por la llamada «fiebre del oro». «Las misiones lo que hacían era preservar a los indígenas que se fueron extinguiendo con su secularización. El genocidio llegó por el oro», manifestó Enriqueta Vila, miembro de la Real Academia de la Historia.
Los ataques a las misiones franciscanas afectan de manera particular a los hispanos en Estados Unidos. «Los hispanos no se dan por aludidos y eso forma parte de la erosión cultural constante que los deja en una posición de aculturación y de debilidad», según advirtió Roca, quien lamentó que el indigenismo que promueve este discurso sea bien recibido en la academia estadounidense. «A los auténticos responsables de la desaparición de la población nativa les interesa eximir su responsabilidad», denunció.
Con información de Alfa y Omega.
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