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Madrid (Viernes, 09-11-2018, Gaudium Press) Dos ornamentos muy especiales han acompañado este viernes 9 de noviembre a Nuestra Señora de la Almudena, Patrona de la Archidiócesis de Madrid en su festividad: la corona imperial y el manto de la reina Isabel II de España.
La imagen, réplica de la que se halla en la Catedral de la Almudena y que tradicionalmente procesiona en la solemnidad, lució los dos ornamentos durante la procesión que tuvo lugar desde la Plaza Mayor de Madrid, donde a las 11:00 horas el Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, presidió la Misa central de la festividad, hacia la Catedral de la Almudena.
La corona imperial que adornó la cabeza de Nuestra Señora es obra del platero Luis Pecul Crespo, data del año 1828 y mide cerca de 70 centímetros de alto. Llevaba varios años sin utilizarse en la tradicional procesión de la fiesta de la Almudena.
Por su parte, el manto, realizado en seda blanca con bordados de estrella en hilo de oro, fue un regalo que realizó a la Virgen a reina Isabel II de España.
María nos recuerda que somos hijos de Dios
El Cardenal Osoro, durante la homilía de la celebración Eucarística en la Plaza Mayor, conmemoración que contó con la presencia de obispos, sacerdotes, religiosos, fieles y autoridades civiles de la capital española, señaló que María nos recuerda que somos hijos de Dios:
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| Virgen de la Almudena luce Corona Imperial y manto de Isabel II / Foto: FB-Museo Catedral de la Almudena. |
«Un año más nos reúne nuestra Madre, Nuestra Señora de la Almudena, patrona de esta Archidiócesis de Madrid. Un año más la Virgen María se acerca a nuestra vida para recordarnos lo más importante: que somos hijos de Dios y, por ello, hermanos de todos los hombres, y que Ella es nuestra Madre y nos acompaña siembre, que nunca tengamos miedo», indicó el purpurado.
Osoro, también oró a la Virgen, hablando sobre tres momentos. En primer lugar, pidió a Nuestra Señora: «aparta la discordia de nuestros corazones».
«María nos invita a escuchar: ‘Ahí tienes a tu hijo, ahí tienes a tu Madre’ (…) Somos hijos de María (…) por eso esta mañana venimos con fe a decirle a María: a ti que fuiste Madre de quien es la paz, de quien une a los hombres, de quien elimina todo egoísmo, de quien dio la vida por nosotros. A ti que eres Madre de todos, porque así lo quiso vuestro Hijo Jesucristo, te pedimos con fuerza que arranques de nosotros, de nuestro corazón, la discordia, la envidia, el querer imponer lo que pienso yo (…) Te pedimos hoy, Madre, que nos enseñes a vivir como hermanos (…) ¡Qué nunca escuchemos al padre de la mentira que nos divide y que nos rompe!», añadió el Arzobispo de Madrid.
En segundo lugar, el Cardenal pidió a la Virgen: «Enséñanos a ser morada de Dios en el camino de todos los hombres». Proponiendo esta reflexión: «Hermanos ¿estamos dispuestos a aprender de nuestra Madre que lo más grande que un ser humano puede tener es mostrar el rostro de Dios con su vida y con sus obras?».
Al respecto, respondió: «Jesús nos deja a María como Madre, para que aprendamos junto a Ella que la verificación del amor a Dios se muestra en el amor que tengamos al prójimo y, al revés, el amor al prójimo, muestra el valor que le damos a Dios».
En tercer lugar, el Arzobispo oró a Nuestra Señora: «Enséñanos a construir este mundo para todos». Reflexionando para concluir: «Si el Señor nos ha bendecido (…) es necesario que nunca lo olvidemos, y urge que esto lo comuniquemos construyendo un mundo para todos (…) Las madres, aquí en Madrid, me han enseñado a leer el Evangelio con los ojos de María para descubrir cómo se construye un mundo para todos y mirando especialmente a quienes más lo necesitan (…) Asumamos el secreto para vivir y dar vida, el secreto de la Virgen: la Palabra de Dios ‘Hágase en mí según tu Palabra’. Marcó su dirección y sus acciones. ¡Éste ha de ser nuestro secreto!».
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Con información de la Archidiócesis de Madrid y Museo de la Catedral de la Almudena.
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