La ley de suicidio asistido pone en riesgo el derecho de propiedad y la libertad de conciencia de personas e instituciones, afirma el prelado.
Redacción (13/02/2024, Gaudium Press) El arzobispo de Montreal, Mons. Christian Lépine, presentó una apelación el 5 de febrero ante el Tribunal Superior de Quebec, solicitando una suspensión inmediata de la aplicación de una enmienda de junio de 2023 a la Ley de Canadá sobre los cuidados al final de la vida.
La enmienda establece que “los hospicios de cuidados paliativos no podrán excluir la asistencia médica para morir, de la atención que ofrecen”.
Desde 2016, la ley canadiense sobre “asistencia médica para morir” (MAID, por sus siglas en inglés) exime de cargos penales a los médicos y enfermeras practicantes que administran o prescriben directamente medicamentos para causar la muerte de una persona por su propia voluntad. La ley incluye protocolos para garantizar que un paciente que solicita MAID esté completamente informado y dé su consentimiento libremente.
Protegiendo a una asociación católica sin fines de lucro
Mons. Lépine busca específicamente proteger el Hogar de Cuidados Paliativos San Rafael en Montreal, una instalación sin fines de lucro de 12 camas que brinda atención gratuita independientemente del origen étnico, estatus social, creencias religiosas, orientación sexual o identidad de género.
El Catholic Register, periódico católico nacional de Canadá con sede en Toronto, informó que después del cierre de la parroquia San Rafael Arcángel, la Arquidiócesis de Montreal transfirió el edificio y el terreno a la Casa San Rafael, una organización comunitaria creada para dirigir el Hogar, bajo un contrato de arrendamiento por 75 años. El contrato requería que la instalación, inaugurada en 2019, nunca administrara MAID.
En su sitio web, la Casa San Rafael afirma que “el enfoque de cuidados paliativos apoya la vida y considera la muerte como una parte natural de la vida”, y que la misión del centro “tiene como objetivo aliviar el sufrimiento físico, psicológico y espiritual, y mejorar la calidad de vida” de los pacientes, así como de sus seres queridos. El objetivo es ofrecer un camino hacia un final de la vida con compasión y humanidad, respetando las necesidades y los límites de cada persona”.
Esa misión es imposible de cumplir bajo la enmienda, de acuerdo con la demanda arquidiocesana, que señala que la Casa San Rafael tenía desde el principio un acuerdo con la agencia de servicios sociales y de salud de Montreal, que reconocía que la Casa San Rafael no proporcionaba MAID, pero había establecido protocolos para transferir de su cuidado a un paciente que lo solicitara.
El Catholic Register informó que la Ministra de Salud de Quebec, Sonia Bélanger, rechazó en noviembre la solicitud de la Casa San Rafael de una exención de los requisitos de MAID, calificando la MAID como “parte de la continuidad de cuidados paliativos y del final de la vida” que debe estar disponible en “todos entornos que ofrecen atención al final de la vida”, a petición del paciente.
Derechos de propiedad en juego
De acuerdo con el Catholic Register, la demanda de la Arquidiócesis señaló que los derechos de propiedad también están en juego con la enmienda: la Casa San Rafael es una instalación privada, libre de “definir sus orientaciones, políticas y enfoques, incluso si recibe financiación pública”. De lo contrario, el Estado se estaría apropiando efectivamente de un edificio religioso por causa de la MAID. La demanda afirma además que la enmienda puede paralizar los esfuerzos de los grupos religiosos por servir a la sociedad si no se pueden respetar sus creencias y convicciones sinceras.
En una declaración publicada el 6 de febrero en su sitio web, la Arquidiócesis de Montreal dijo: “La Iglesia Católica reconoce la necesidad de cuidados paliativos de alta calidad que defiendan la dignidad de la vida humana proporcionando un manejo eficaz del dolor y al mismo tiempo abordando las necesidades emocionales, afectivas y espirituales de los individuos.”
Sagrada e inviolable
“De acuerdo con la doctrina católica, la vida humana se considera sagrada e inviolable, desde la concepción hasta la muerte natural”, dijo la Arquidiócesis. “Los cuidados paliativos acompañan a las personas y a sus seres queridos durante el proceso del final de la vida, con el objetivo de aliviar el dolor sin prolongar ni acelerar la muerte”.
Por el contrario, la MAID “provoca la muerte prematura del individuo”, dijo la arquidiócesis. “En consecuencia, la Iglesia Católica la considera un acto de eutanasia, moralmente inaceptable como respuesta al sufrimiento y la angustia que experimentan las personas al final de la vida”.
El arzobispo Lépine dijo a The Catholic Register que el caso “no es solo una cuestión de cuidados paliativos, es una cuestión de libertad de conciencia”.
“Hablamos de cuidados paliativos y MAID porque es en torno a esos temas que se elabora la ley. Pero en realidad se trata de la libertad de conciencia, no solo para los individuos, sino también para las instituciones”, afirmó el arzobispo. “Eso es lo que esperamos promover. Seamos quienes seamos, necesitamos una sociedad en la que haya libertad de conciencia para las personas y las instituciones”.
Raju Hasmukh con informaciones de OSV news.
Deje su Comentario