Esa Basílica romana es la iglesia más antigua del mundo. Es como la semilla de todas las iglesias del orbe. Fue un regalo del emperador Constantino a los Papas. Está ahí la losa en que San Pedro celebraba misa.
Redacción (09/11/2024, Gaudium Press) Hoy la Iglesia conmemora la fiesta de la dedicación de la primera iglesia del mundo, la Basílica de San Juan de Letrán, ubicada en Roma. Dedicación es la ceremonia en que un edificio sagrado es consagrado a Dios; es como el bautizo de las piedras que servirán de lugar de culto al Creador. Por eso, la dedicación de San Juan de Letrán, que es la iglesia más antigua del mundo, es un hecho más que digno, y que la Iglesia celebra con pompa y de manera universal.
No en vano la Basílica es llamada “Madre y cabeza de todas las Iglesia de ciudad de Roma y de toda la tierra”, en latín ‘Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput’.
La Archibasílica del Salvador y de los santos Juan Bautista y Juan Evangelista, como es su nombre original de la Basílica de San Juan de Letrán, surge en el siglo III en las proximidades del Monte Celio, una de las siete colinas romanas y en tierras de los Laterani, noble familia de Roma cuyas propiedades pasaron al dominio imperial, en manos de Constantino y su esposa.
De acuerdo con la tradición, cuando cesaron las persecuciones a los cristianos el emperador cede al Papa el palacio de Letrán para que allí fuese su residencia oficial, siendo en más de mil años el lugar donde vivían los pontífices hasta que se trasladaron al Vaticano. Hoy sigue siendo la sede episcopal del Santo Padre, Obispo de Roma.
La Basílica fue consagrada por el Papa Silverio I en el 324, siendo dedicada al Santísimo Salvador. Mucho tiempo después, en el siglo IX, el Papa Sergio III la dedicó a San Juan Bautista, y Lucio II la consagró en el siglo XII a San Juan Evangelista, por eso el templo es comúnmente conocido como “San Juan de Letrán”.
La edificación actual es muy similar a la primitiva Basílica Constantiniana en su planta, también con cinco naves y sus muros perimetrales coinciden casi con los del presente templo. En su interior se encuentra la tumba de Martín V, Pontífice que restableció la sede romana tras el muy perjudicial exilio de Aviñón, dando así inicio al renacimiento romano. Fue este Papa quien por primera vez abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Juan de Letrán.
La losa en que San Pedro celebraba la misa
Sobresale igualmente en su interior el retablo del altar, una losa que de acuerdo con la tradición cristiana es la misma que utilizaba San Pedro y otros pontífices al celebrar la Eucaristía. También se destaca al lado lateral izquierdo la Capilla de Corsini, un precioso lugar de culto que fue obra del arquitecto Alessandro Galilei, el mismo que diseñó la fachada principal de la Basílica en 1735. Asimismo, se destaca el mosaico del ábside, realizado en el siglo XIX.
En la parte exterior y en cercanías de la Basílica también se halla la ‘Scala Santa’ (la Escalera Santa) por donde transitó Jesús antes de su condena a muerte, la cual fue trasladada a Roma desde Jerusalén por Santa Elena, madre de Constantino; así como el Baptisterio, que es contemporáneo a la primera iglesia y donde se dice que pudo ser bautizado el propio emperador hijo de Santa Elena, el que dio la libertad a los cristianos después del río de sangre que fue la persecución de los emperadores.
Al recordar a esta primera Iglesia y “Madre de todas las Iglesias”, el catolicismo destaca la unidad de nuestra fe. De la Patagonia a Alaska, de Japón hasta España, todos los templos se reportan a este primero, que es como el grito de victoria de una Iglesia que ya tenía ciudadanía y se seguiría esparciendo por el mundo entero.
Con información de Vatican.va y ReligionEnLibertad.
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