domingo, 06 de octubre de 2024
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Buen síntoma: al periódico Libération no le gusta el que muchos jóvenes franceses se estén bautizando

El periódico Libération francés, de corte mayo del 68, libertario-anarquista, está preocupado por la cantidad de jóvenes franceses que se convierten al catolicismo.

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Redacción (13/09/2024 10:58, Gaudium Press) Cuenta Paola Belletti en Infocatólica que el periódico Libération francés, de corte mayo del 68, libertario-anarquista, está preocupado por la cantidad de jóvenes franceses que se convierten al catolicismo:

“Es entre los jóvenes de entre 18 y 25 años donde el incremento es más fuerte: el 36% de los bautizados tiene entre 18 y 25 años, un buen motivo para mantener la esperanza contra toda esperanza. Y prueba de que no existe una edad para solicitar el bautismo, ¡algunos catecúmenos tienen más de 80 años!”, informa Boulevard Voltaire.

Hay una tendencia confirmada y en aumento: en la Pascua de 2024, los bautizados fueron 7.135 adultos, con un incremento de más del 30 % respecto a 2023. “Una noticia alentadora, en un momento en el que nuestra sociedad parece ser devorada por el islamismo rampante, nuestras antiguas raíces cristianas no están aún muertas y enterradas; mejor dicho: están viviendo un resurgir y una vitalidad que sigue sorprendiéndonos”. Los bautismos entre los adolescentes han registrado incluso un aumento del 50 %.

La representante del catecumenado de adultos y jóvenes de Grenoble, ciudad al pie de los Alpes famosa por su dinamismo cultural, sus universidades y la práctica de deportes de invierno, no da crédito a lo que ve: “¡Una de nuestras capellanías estudiantiles ha registrado 25 solicitudes en septiembre, frente a las tres o cuatro habituales!”. Quienes han pedido ser acogidos en la Iglesia católica, según informa el sitio, a menudo han sido conmovidos por la belleza de la liturgia, el silencio de una iglesia o el testimonio de vida de un amigo. Hay sed de verdad, de sentido y de pertenencia; sobre todo, aunque no se sepa, como recordaba San Juan Pablo II a los jóvenes, es Cristo a quien el corazón del hombre está buscando. Todas estas son noticias alentadoras.

Pero no para Libération (*), periódico fundado, entre otros, por Sartre, quien quizá ahora confirmaría: el infierno son los otros (que se convierten a la fe católica). Una constatación ante la que, sin embargo, en la redacción no consiguen rendirse, perdidos en los habituales bucles intelectualoides según los cuales no es posible ser racional y moderno y al mismo tiempo creer en Dios, especialmente si es el Dios de la revelación y de la tradición católica. A esto se suma que, para los de Libération, la montaña de escándalos y abusos sexuales en la Iglesia debería haber disuadido incluso a los más audaces y obtusos entre los jóvenes; sin embargo, piden el bautismo y quieren conocer las enseñanzas de una fe que cada vez más demuestra ser capaz de responder a su sed.

En primer lugar, porque la reconoce y la toma en serio, no la menosprecia reduciéndola a un “malestar juvenil”, esa especie de acné más o menos molesto según la genética, destinado tarde o temprano a desaparecer. La fe no desaparece, la Iglesia no muere, el corazón del hombre sigue estando hecho como Dios lo quiso: inquieto hasta que descanse en Él. A los editorialistas de Libération, por tanto, les convendría tomar aire y ponerse a la tarea de laicizar aún más radicalmente una sociedad que les había dado muchas satisfacciones: educación religiosa reducida al mínimo histórico, ignorancia de sus propias raíces, asimilación de los principales dogmas laicistas inculcados desde la escuela infantil, vastos campos abiertos para la difusión del islamismo.

Y sin embargo, el hambre de trascendencia no se calma y no será la sociedad laicista la que llene este vacío, porque insiste en responder solo con materialismo e individualismo a una necesidad que los sobrepasa, provocando, en los jóvenes, incluso asco. Están hartos de lo políticamente correcto, no lo soportan más: «Cada vez más jóvenes no quieren este mundo wokista y deconstructivo que los periodistas de Libération están creando, confían en el futuro, pero no en el que propone la izquierda de Libé», añade el abad Matthieu Raffray, profesor de filosofía y teología. En el fondo, cabe desear y rezar para que los mismos defensores del laicismo más extremo, tan celosos en su rencor anticatólico, lleguen a experimentar a su vez una náusea finalmente saludable y beneficiosa. Porque incluso el corazón de los de Libé, lo sepan o no, está hecho del mismo modo que el de los jóvenes que están pidiendo el bautismo.

Por Paola Belletti

Publicado originalmente en Il Timone

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