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El Obispo de Essen, otro promotor de las bendiciones de parejas homosexuales prohibidas por Roma.
Foto: Tim Wildsmith en Unplash
Redacción (24/03/2023 09:44, Gaudium Press) ¿Es el camino sinodal alemán un de facto ‘cisma sexual’?
Esa es al menos la calificación que le ha dado el conocido P. Javier Olivera Ravasi en su cuenta Twitter, en su reacción a las declaraciones del Obispo de Essen que afirma –en contra de las prescripciones del Vaticano que dice que no se puede bendecir el pecado– que es teológicamente responsable bendecir parejas homosexuales y de divorciados vueltos a casar.
Otro hereje más y van…
Es el cisma sexual.https://t.co/eB41gsSOub pic.twitter.com/MzKovTXhgx— Padre Javier Olivera Ravasi (@PJavierOR) March 24, 2023
Efectivamente, según reporte de Infocatólica basado en CNAd, Mons. Franz Josef Overbeck declaró en entrevista publicada por la diócesis de Essen que una bendición a una unión homosexual “es un signo de acompañamiento, [que] debe mostrar: ‘En nombre de la Iglesia, Dios está presente en esta relación’”. Por lo demás, según declara el prelado, esta es una práctica firmemente promovida en su jurisdicción: “Las parejas que desean la bendición de Dios sobre su amor son apoyadas y acompañadas en la Diócesis de Essen en su deseo y en la planificación de una celebración de bendición”.
Es claro que no es solo el cisma de facto alemán el que ha tenido connotación ‘sexual’, si se piensa en que por el encaprichamiento afectivo de un monarca buena parte de Inglaterra es protestante, o en la escandalosa unión afectiva de un heresiarca también alemán con una ex monja católica, la Señora Caty.
Pero interpretando la significación del mote dado por el P. Olivera al movimiento que gira en torno al Camino Sinodal alemán, se entiende que el sacerdote alude a ese deseo de la mayoría de los obispos alemanes de, entre otras cosas, subvertir buena parte de la moral sexual de la Iglesia, al declarar que lo enseñado por la Escritura y la milenaria Tradición al respecto ha sido superado por los nuevos conocimientos de las ciencias y la actual evolución de las sociedades, haciendo abstracción implícita de la gracia divina que es la que permite la práctica de los mandamientos.
Entre tanto, lo que se percibe es que el ‘asunto alemán’ hace rato dejó de estar confinado a los límites de ese país, o incluso a la mera relación Roma-Iglesia alemana, para ya ir obligando a un posicionamiento en todas las Iglesias particulares, y de un número creciente de católicos.
En el día de ayer Gaudium Press noticiaba la reacción del Obispo de Madison-EE.UU. a la deriva doctrinaria de ese Camino Sinodal.
Mons. Hying afirmaba que “nadie tiene la autoridad para cambiar la enseñanza de la Iglesia” y expresaba que sus reacciones estaban motivadas –al menos en parte– por la “consternación” expresada por fieles acerca de “la turbulencia en la Iglesia y las muchas opiniones contradictorias sobre la doctrina y la moralidad”.
Es claro que esta consternación, debida específicamente al conocimiento de la deriva alemana, no existe solo en Madison o en EE.UU., y que la propia evolución de los acontecimientos, también ante un pronunciamiento no definitivo de Roma, va haciendo que jerarcas, sacerdotes y fieles se vayan posicionando al respecto. (SCM)
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