El antiguo jefe de la oficina administrativa de la Secretaría de Estado es el testigo principal del juicio al Cardenal Becciu y otras personas.
Redacción (03/12/2021 11:49, Gaudium Press) El diario italiano Corriere della Sera ha tenido acceso a los videos de las declaraciones de Mons. Alberto Perlasca, hasta el 2018 y por varios años jefe de la oficina administrativa de la Secretaría de Estado vaticana. Mons. Perlasca es el principal testigo en el juicio que el Tribunal vaticano sigue al Cardenal Angelo Becciu, antiguo sustituto de la Secretaría de Estado, y a otras personas supuestamente implicadas en delitos por las transacciones con una propiedad en la avenida Sloane en Londres, donde la Santa Sede habría perdido alrededor más de 100 millones de euros.
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Esa sección de la Secretaría de Estado vaticana que fue regentada por Mons. Perlasca, administraba, según el Corriere, entre 600 y 700 millones de euros del fondo del Óbolo de San Pedro. El tener acceso a los videos en su integridad, era una de las exigencias de la defensa que no había sido atendida.
Entre otros destaques que hace el diario italiano, resalta el Corriere que en su declaración ante los investigadores vaticanos del 23 de abril de 2020, procedimiento realizado en instalaciones de la Gendarmería vaticana, Mons. Perlasca dice que Rafael Mincione, financista al que la Secretaría de Estado había entregado 200 millones de euros para la compra de la propiedad en Londres, los ‘embrujó’ con su encanto: “Mincione nos ha embrujado, es un encantador…”.
Pero corre el tiempo, el asunto con Mincione va mal, y la Santa Sede quiere romper con él. Esto por vuelta de noviembre-diciembre de 2018. Para ello se acude a Gianluigi Torzi, que por medio de un contrato firmado por Mons. Perlasca, toma posesión de la propiedad londinense.
Sobre el acuerdo con el broker Torzi
Con la ascensión de Mons. Edgar Peña Parra al cargo de sustituto de la Secretaría de Estado, es destituido Mons. Perlasca, y se busca llegar a un arreglo con el broker Torzi, se quiere liquidar sus servicios, lo que finalmente se acuerda por una suma de 15 millones de euros.
“Yo estaba a favor de la denuncia”, dice Mons. Perlasca, pero entonces, relata Corriere, Monseñor levanta el brazo con el dedo índice apuntando hacia arriba: “La indicación de encima era para llegar a un acuerdo”, haciendo una referencia a una indicación del Papa.
Entonces los investigadores se levantan y le dicen: “¡No puede decir estas cosas, fuimos al Santo Padre y le preguntamos qué pasó y puedo dudar de todos menos del Santo Padre!”. Se suceden entonces – según el Corriere – “minutos drámaticos”, en los que Mons. Perlasca insiste en que “yo era por la denuncia, mi posición era más intransigente”.
Ya en su declaración de agosto de 2020, acerca de supuestos regalos que habría recibido de otro de los implicados, Enrico Crasso, Mons. Perlasca dijo que lo que recibió de él fueron cosas de nimio valor, como un bolígrafo Parker que fue sacando de su maletín.
Acerca del dinero dado a Cecilia Marogna – la supuesta agente que actuaba por órdenes del Cardenal Becciu – de parte de la Secretaría de Estado, dice Mons. Perlasca que “ni siquiera sabía que era una mujer, lo descubrí aquí. ¡Para mí esa persona era un número de cuenta!” El Cardenal Becciu, expresa Mons. Perlasca, era muy prudente en las comunicaciones. Un día le dijo que descargara Signal, app de comunicación que es reputada como muy segura.
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Entre otros puntos de interés mencionados por el Corriere, está el de las 12 mil medallas de oro, plata y bronce, llevadas desde el sótano de la Apsa (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica) hasta unos armarios sin custodia en la Secretaría de Estado. “Todos sabían donde estaban las llaves”, dice Mons. Perlasca.
Acerca de los dineros manejados por la Secretaría de Estado, el Cardenal George Pell, antiguo secretario para la economía de la Santa Sede, dijo a inicios de noviembre en declaraciones a algunos diarios italianos que se había ordenado una auditoría externa para las finanzas vaticanas, pero que el entonces sustituto de la Secretaría de Estado, Cardenal Becciu, había impedido esa auditoría, con el argumento de que los auditores “no tenían autoridad para entrar en la Secretaría de Estado”, algo que según el purpurdo australiano “era falso”. “Teníamos autoridad para entrar, pero nos lo impidieron”.
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