Lo ocurrido con Mons. José María Baliña y con Mons. Gustavo Manuel Larrazábal.
Redacción (18/01/2024, Gaudium Press) ‘Palos de ciego’: parecería caber la expresión con lo ocurrido en la diócesis de Mar del Plata, que en cuestión de dos meses ha visto como dos obispos nombrados para esa sede piden renuncia y le es aceptada.
Primero fue el caso de Mons. José María Baliña, cuyo nombramiento como Obispo de Mar del Plata fue dada a conocer el 21 de noviembre pasado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Pocos días después, el 13 de diciembre, la Santa Sede publicaba que le era aceptada la renuncia, sin especificar la causa. De aclarar la razón se encargó Mons. Baliña, que antes de su nombramiento era Auxiliar de Buenos Aires: “hace varios meses que vengo luchando con un desprendimiento de retina, con dos operaciones y otra prevista para febrero (aparte de otras situaciones personales y familiares)”, comunicó el prelado.
Para ese 13 de diciembre ya la Santa Sede había escogido nuevo obispo, Mons. Gustavo Manuel Larrazábal, C.M.F., que era obispo auxiliar de San Juan de Cuyo y quien se posesionaría de aquí a dos días, el 20 de enero.
Pero en el Boletín oficial de la Sala Stampa de ayer, se anunciaba ahora la aceptación por parte del Papa de la renuncia de Mons. Larrazábal, al tiempo que se declaraba que continuaría siendo obispo auxiliar de San Juan de Cuyo.
El caso de Mons. Larrazábal es más delicado por los rumores corridos los últimos días, que motivaron una declaración de la Nunciatura Apostólica en Argentina.
Efectivamente, algunos medios argentinos se hicieron eco de una acusación de acoso sexual y abuso de poder hacia una mujer de 56 años, en hechos que supuestamente ocurrieron entre 2007 y 2013. Por causa de esos hechos, el hoy obispo habría sido trasladado a Mendoza. Hacía más aguda la situación que la mujer es marplatense, de la ciudad donde asumiría gobierno Mons. Larrazábal.
Incluso un medio obtuvo declaraciones de allegados a esta mujer, que decían que “ella tiene todavía miedo y prefiere no hablar con la prensa sobre esta cuestión traumática que le tocó vivir”. Igualmente se afirmaba que la mujer desarrolla tareas en una organización muy cercana a la Iglesia y que “ya se expuso oportunamente y vivió momentos muy duros”.
En todo caso, esas acusaciones que hasta el momento tienen carácter no enteramente definido, parecen haber sido el motivo de fondo para la determinación que hoy anuncia la Santa Sede.
Hace una semana la Nunciatura Apostólica en Argentina había comunicado que los circulantes eran “rumores sin fundamento”.
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