Este miércoles, el Papa continuó el ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo, relacionándolo con el sacramento del matrimonio.
Redacción (23/10/2024 15:46, Gaudium Press) Durante la audiencia general, este miércoles 23, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco continuó el ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo relacionándolo con el sacramento del matrimonio.
El Espíritu Santo es el amor que une al Padre y al Hijo
Según el Pontífice, “el principal autor de esta doctrina es san Agustín. Parte de la revelación de que ‘Dios es amor’. Ahora bien, el amor presupone quién ama, quién es amado y el amor mismo que los une. El Padre es, en la Trinidad, el que ama, fuente y principio de todo; el Hijo es el amado y el Espíritu Santo es el amor que los une. El Dios de los cristianos es, por tanto, un Dios “único”, pero no solitario. Esta es una unidad de comunión y amor”.
Reflexionando sobre el matrimonio, el Pontífice afirmó que “el matrimonio cristiano es el sacramento de un hombre y una mujer que se hacen don el uno al otro. La pareja humana es, por tanto, la primera y más elemental realización de la comunión de amor que es la Trinidad”.
Unidad parental y matrimonios construidos sobre arena
Según Francisco, los cónyuges deben formar una unidad parental junto con sus hijos ante el resto del mundo. “Sin embargo, para realizar esta vocación, el matrimonio necesita el apoyo de Aquel que es el Don, o mejor aún, el don de sí por excelencia. Donde entra el Espíritu Santo renace la capacidad de entregarse”, aconsejó.
Destacando que esta unidad no es un objetivo fácil en nuestros días, el Francisco afirmó que, aunque parece más fácil y más rápido construir sobre arena que sobre roca, “las consecuencias de los matrimonios construidos sobre arena son, lamentablemente, visibles para todos. Son sobre todo los niños quienes pagan el precio. Los niños sufren por la separación o la falta de amor de sus padres”.
La acción del Espíritu Santo en la vida matrimonial
El Papa también dijo que el Espíritu Santo sigue realizando, a nivel espiritual, el milagro de transformar el agua en vino, tal como lo hizo Jesús en las Bodas de Caná de Galilea. Transforma “el agua de la costumbre en una nueva alegría de estar juntos. No es una piadosa ilusión: es lo que hizo el Espíritu Santo en muchos matrimonios, cuando los esposos decidieron invocarlo”.
Para concluir, Francisco comentó que sería bueno que, junto con la información jurídica, psicológica y moral que se les da a los novios antes del matrimonio, se profundizara en la “preparación espiritual”. (EPC)
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