lunes, 09 de diciembre de 2024
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En parroquia de Paiporta, Valencia, la inundación afectó todo menos el blanco corporal

Algunos ya lo llaman el ‘milagro’ de Paiporta.

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El párroco coordina los trabajos tras la inundación – Foto: Las Provincias

Redacción (12/11/2024 16:25, Gaudium Press) Es norma que en medio de las tragedias, Dios no deja de revelar su misericordia y omnipotencia, como ha ocurrido ahora con lo ocurrido con el cáliz y el corporal de Paiporta, que es la zona cero del desastre de las inundaciones de Valencia hace quince días.

Paiporta, de 27.000 habitantes, cuenta hasta ahora con 70 vecinos que murieron a causa del barro y el agua, aunque no son pocos los que aseguran que son más, tal vez más. En el centro de esta localidad se ubica la parroquia de San Ramón.

El día de la gota fría, el pasado martes 29 de octubre, eran las 7 pm y ya la marea fluvial iniciaba su paso destructor y asesino. Pero el párroco, el P. Salvador Romero, no estaba advertido, por lo que inició como era su deber la eucaristía de la noche, que esta vez contaba con pocos feligreses, su querida madre y tres asistentes más. Pero fue trascurriendo el segundero, y 20 minutos más adelante, le tocó repartir la  comunión con un agua que ya le llegaba a las rodillas.

Apurado entonces, concluye rápidamente la celebración y rápidamente se dirige a la sacristía, a retirarse los paramentos y las cosas de rigor.

También llevaba el cáliz, y el corporal, ese paño de noble lino que extendido sirve para colocar encima el cáliz y la hostia que él consagró en la misa. El P. Salvador coloca cáliz y corporal sobre una mesita, y va corre a la segunda planta del edificio de la parroquia, pues “en cuestión de segundos el agua me llegaba al pecho, [y] si me retraso medio minuto más no salimos vivos de allí porque en ese tiempo alcanzó los dos metros”.

Este segundo nivel había sido alcanzado por todos, el cura, su señora madre y los otros tres devotos, asustados. Pero si él se creía a salvo, pronto sabría que no. Segundos después recibía una llamada que imploraba auxilio por otros:

Seis mujeres estaban aferradas a las paredes de la parroquia, luchando para que las corrientes no las arrastraran. Corrían verdadero peligro de vida.

Entonces el sacerdote se llenó de la valentía del que enfrentó el Calvario, bajó, y “abrí la puerta como pude e hicimos una cadeneta para poder salvarlas”, algo que consiguieron, y que ya consistiría en un pequeño milagro. Pero lo mejor estaba por venir.

A la mañana siguiente, regresa a la primera planta a reerguir lo que se deba reerguir, porque el culto debe continuar y Cristo debe de nuevo reeditar su sacrificio redentor. Comprueba el curo los destrozos, en el mobiliario, equipos de sonido, algunas imágenes religiosas del templo. Entra a la sacristía y confirma que el barro incluso había tocado el bendito cáliz donde se había alojado el cuerpo y la sangre de Cristo

“Mi sorpresa fue que el barro se había extendido por todos los rincones, pero el corporal lucía limpio y totalmente blanco. Seguía encima de la mesita donde lo había dejado la noche anterior cubriendo el cáliz, que sí estaba un poco manchado en su base, pero el paño estaba intacto, sin una sola mancha”. Era como si una mano invisible hubiese dicho al barro que podía tocar lo que quisiese, hasta el cáliz de oro, menos el lino blanco que sirvió de base a la blancura eucarística del Redentor. Mano invisible, mano divina.

Blancura completamente inexplicable: La inundación había alcanzado los dos metros en la sacristía y había afectado todo lo que allí se albergaba. No así el corporal, que seguía intacto, incólume, en el mismo lugar donde lo había dejado el párroco, en su función de tapar el cáliz, completamente blanco.

Para muchos vecinos de Paiporta, esto no deja de ser un milagro.

Ya se ha regado la voz, las redes sociales ya lo divulgan.

“Es un signo de las palabras que nos dijo Jesús: ‘Estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’”, dice el P. Salvador. Él custodia el paño como una joya. Algunos fieles ya han pedido tocarlo; incluso un enfermo de ELA ya le ha pedido que se lo imponga “cuando todo se normalice”.

Con información de Las Provincias.

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