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Este año, el Mont-Saint-Michel celebra mil años del comienzo de la construcción de su abadía. Visitas guiadas, espectáculos nocturnos y exposiciones hacen parte del programa.
Con la marea baja, guías profesionales permiten a los turistas atravesar la bahía del Mont-Saint-Michel – Foto: Mathieu Pattier, Ouest France
Redacción (09/08/2023, Gaudium Press) En el año de 1023 comenzó, en los confines de Normandía y Bretaña, una obra espectacular. Sobre el islote rocoso del Mont-Saint-Michel, los constructores ponían las primeras piedras de una gran abadía románica. Varias décadas fueron necesarias para terminar el monumento de 80 metros de largo, sobre un peñasco de 80 metros de alto. ¿Su ambición? “Impresionar a las multitudes de peregrinos que venían de toda Europa.”
Mil años más tarde, la Maravilla, clasificada como patrimonio mundial por la Unesco, se convirtió en uno de los sitios más visitados de Francia. “Fiel a su vocación, él reúne a peregrinos y turistas del mundo entero, que vienen a admirar esta proeza arquitectónica”, constata François Saint-James, guía y conferencista.
Una exposición inédita
Para celebrar este aniversario, el Establecimiento Público Nacional del Mont-Saint-Michel y el Centro de Monumentos Nacionales prepararon “una temporada cultural excepcional” a lo largo del 2023.
En julio, los visitantes pudieron asistir a la exposición La morada del Arcángel, creada por Brigitte Galbrun, conservadora de antigüedades y objetos de arte en La Mancha, y Mathilde Labtatut, conservadora histórica en la Dirección Regional de Asuntos Culturales de Normandía.
La copia de una gran maqueta restaurada para esa ocasión, objetos nunca antes expuestos como joyas hechas para Saint-Michel en el siglo XIX, una serie de estandartes de peregrinaciones, el relicario de San Aubert… La exposición reveló a los visitantes la historia del emblemático monumento.
Espectáculos nocturnos en la abadía
La abadía será accesible de 7:30 p.m. a 11:00 p.m. para los espectáculos nocturnos todas las noches, salvo los domingos. Este año, el espectáculo visual y sonoro lleva el nombre de Si el Mont me hubiese contado. La escenografía de Martin Arnaud viste la construcción de proyecciones, luces y lasers, dándole cierta transparencia y permitiendo visualizar las capas de la construcción. Para Thomar Velter, director general del Establecimiento Público Nacional y Administrador de la Abadía, es importante colocar “la iglesia abacial como centro de las celebraciones”.
Al ritmo de la marea
Para acceder a las milenarias calles empedradas está el puente, accesible a pie o en bus. Pero también está la bahía, que decenas de guías profesionales atraviesan con grupos de turistas cada día.
Desde las murallas, el puente peatonal o incluso el continente, el espectáculo del agua que rodea el Mont-Saint-Michel es inolvidable, sobre todo conjugado con la puesta del sol. (Artículo de Audrey Vairé, de Ouest-France)
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