domingo, 19 de mayo de 2024
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La monja que ciega, dedicó su vida a la oración y la música

La historia de Sor Chiara Antonella, clarisa de 57 años, es bastante peculiar.

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Santa Clara – Museo de Santa Clara, Gandía, España.

Redacción (29/12/2023, Gaudium Press) La historia de Sor Chiara Antonella, clarisa de 57 años, es bastante peculiar. Los hechos más relevantes de su vida fueron contados a ACI Stampa.

Ella es ciega de nacimiento. Actualmente vive su vida de clarisa de clausura, en el hermoso monasterio de Città della Pieve, en Umbría, Italia, desde 1988.

Sor Chiara, que se graduó de piano en el Conservatorio de Bégamo, también recibió clases particulares de un profesor ciego.

Cuenta ella que la música le traía grandes alegrías, pero que en cierto momento sintió que no le bastaba: había “una búsqueda, una sensación de que algo me faltaba”.

“Fui a Asís, en 1985. Conocí a algunas clarisas en Perugia. Tuve unas sensaciones extrañas, sentí que estaba en el lugar indicado y allí estaban varias jóvenes clarisas. Estábamos en el salón y una monja me fulminó con una frase: ‘Sé que estás buscando la voluntad de Dios para tu vida, te contaré un pequeño secreto, Dios quiere personas felices y realizadas. Cuando oras, pides un gozo duradero, esta es la voluntad de Dios para ti’.”

Un día en una misa “percibí el pensamiento del Señor: “¿Cómo salvé al mundo? He hecho muchas cosas, pero salvé al mundo cuando estuve en la cruz sin hacer nada.” Y a partir de ahí comenzó mi viaje…”, cuenta ella.

Su monasterio de beneficia de su don musical:

“Tengo un programa [en uns tablet] que me permite escribir música. Al principio les dictaba las notas a mis hermanas, pero no podía controlarlas. No es fácil dictar música, ahora tengo la oportunidad de escribir partituras para mis hermanas. Disfruto escribiendo estas composiciones”.

“Recién ingresada puse música al Cántico de las criaturas [el emblemático de San Francisco de Asís, su fundador], después de más de 20 años en el monasterio este deseo se hizo realidad. Y ahora tengo música para esta canción. A las hermanas les gusta mucho. Toco el órgano en misas, también uso la cítara desde hace algunos años”.

Sor Chiara tiene claro el papel de intercesor de las monjas:

“Dios se encuentra con la humanidad a través de nosotras. Parece algo poco concreto, pero no lo es. Esta ofrenda beneficia al mundo entero. Nuestra vida es una ofrenda constante. Si lo piensas bien, siempre estamos en comunión con toda la Iglesia. Por un designio misterioso que no entendemos, pero que beneficia al mundo entero. Llevamos la angustia de todos”, expresa.

¿Los beneficiados? Todos nosotros.

“Nuestra oración no es solo indicarle una situación al Señor, sino colocarnos en el medio entre Dios y la humanidad. Estamos aquí para interceder. Somos el vínculo donde la humanidad se encuentra con Dios a través de nosotras que estamos en la montaña”. (…)

“Lo que Dios ve misteriosamente llega a ti también. Muchas personas vienen a nosotras atraídas por estos cantos, por la música, y luego quedan impactadas porque las escuchan. Llegó una persona desesperada y llamó nuestra atención sobre sus dramas. Escuchar lo es todo”.

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