Vivían en plena Edad Media en una Florencia desgarrada por luchas fratricidas.
Redacción (17/02/2024, Gaudium Press) Hoy celebra la Iglesia a los siete fundadores de la Orden de los Siervos de María, los servitas.
Eran los tiempos de la gran Edad Media cuando la fe primaba en los corazones, y en la sociedad.
Por vuelta del año 1233, en una Florencia dilacerada por luchas fratricidas, siete comerciantes, laicos devotos, decidieron retirarse a la soledad, para llevar una vida común de penitencia y contemplación. Abandonaron todo, y entregaron sus riquezas a los pobres.
Entre esos siete había algunos célibes, otros viudos y otros casados. Y todos emprendieron el camino del voto de castidad.
Todos tenían algún bien, pero cuando descubrieron la perla preciosa de su vocación religiosa, se entregaron por entero a Dios y a Él lo dieron todo.
Los unía también el amor a la Virgen. En Florencia ya existía la ‘Compañía de la Virgen’, una hermandad que buscaba honrar a la Madre de Dios, de la cual hacían parte estos 7 fundadores servitas antes de reunirse en comunidad.
Un día se retiraron al Monte Senario, en las cercanías de Florencia. Allí construyeron una pequeña casa y oratorio en honra de la Madre de Dios.
Su fama fue creciendo, atrayendo gente. Primero llegaron hasta allá los que meramente buscaban un consejo, pero después arribaron los que querían aumentar el número de los que ahí vivían.
Al principio sólo querían retirarse, pero vieron que Dios quería fundar una comunidad, por lo que adoptaron la regla de San Agustín.
De la unión sacral en la que vivían estos 7 fundadores, da fe el que la tumba sea una para todos ellos; sus cenizas se mezclaron.
León XIII los canonizó en conjunto.
Los nombres de estos siete santos fundadores son:
San Bonfiglio Monaldi; San Bonaiuto Manetti; San Manetto del Ántella; San Amadio Amidei, San Sostenio e Sosteni, San Ugoccio Ugoccioni y San Aleixo Falconieri.
Con información de Arautos.org
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