La Pontificia Academia para la Vida declaró que la doctrina de la encíclica de Pablo VI no era ‘infallibilitas in docendo’.
Redacción (10/08/2022 11:40, Gaudium Press) Después de que la Pontificia Academia para la Vida dijera que la enseñanza contenida en la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI no era infalible, lo rumores sobre un nuevo documento de Francisco acerca de ese tema no han hecho sino crecer.
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Efectivamente, el pasado 6 de agosto una cuenta oficial de esta Academia publicaba que “Registros históricos del Arzobispo Lambruschini confirmaron que Pablo VI le dijo [a] él directamente que [la Humanae vitae] no estaba bajo infalibilidad”, según registró The Pillar Catholic. Esa publicación habría sido borrada por las reacciones y especulaciones que suscitó.
Hay más de un escéptico a la posibilidad del nuevo documento, particularmente aquellos que consideran que la Humanae Vitae articula principios de origen divino, magisterial y de derecho natural de tipo definitivo. En ese sentido, consideran que una propuesta de “desarrollo” teológico en estos campos, que incluyera el permiso a la contracepción artificial, aunque fuera solo en casos individuales o extremos, no contaría con la aprobación del Papa.
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Incluso, un teólogo moral dijo a The Pillar que Francisco ya ha rechazado llamados que se le han hecho para “desarrollar” o “actualizar” la doctrina de la Iglesia en estos campos.
En todo caso, y requerida por medios como The Pillar, la Pontificia Academia se ha reafirmado en el sentido que “cuando el teólogo moral de la Pontificia Universidad Lateranense Mons. Ferdinando Lambruchini presentó la Humanae vitae en una conferencia de prensa en el Vaticano el 29 de julio de 1968, respondiendo a la pregunta específica de un periodista, afirmó – bajo el mandato del [Papa San] Pablo VI – que la encíclica Humanae vitae no expresaba una verdad definitiva de fe concedida por la ‘infallibilitas in docendo’”, es decir, no se invocó el poder de enseñanza infalible que tiene el sucesor de Pedro, como en el caso de la Inmaculada.
Sin embargo, son cada vez más numerosos quienes recuerdan o afirman que en el propio texto de la encíclica el Papa Montini ya definía esa doctrina como teniendo características inmutables:
“Se puede prever que estas enseñanzas no serán quizá fácilmente aceptadas por todos: son demasiadas las voces —ampliadas por los modernos medios de propaganda— que están en contraste con la Iglesia. A decir verdad, ésta no se maravilla de ser, a semejanza de su divino Fundador, ‘signo de contradicción’, pero no deja por esto de proclamar con humilde firmeza toda la ley moral, natural y evangélica. La Iglesia no ha sido la autora de éstas, ni puede por tanto ser su árbitro, sino solamente su depositaria e intérprete, sin poder jamás declarar lícito lo que no lo es por su íntima e inmutable oposición al verdadero bien del hombre”. (Humanae Vitae, n. 18)
¿A quién creer? ¿A los escépticos o a los rumores? Quien viva verá.
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