Solo en los últimos 7 meses, ha muerto 178 personas en el sur de Kaduna.
Redacción (24/09/2020 11:26, Gaudium Press) Obispos católicos de la provincia de Kaduna, al centro norte de Nigeria, han enviado una carta a la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) donde denuncian la violencia que está sufriendo esa provincia.
“Nuestro país está en las firmes garras de la Parca (la Muerte). En los últimos años, los perpetradores de esta violencia se han apoderado de la tierra y han puesto a nuestras fuerzas de seguridad a la defensiva”, expresan los prelados.
Una victoria que era un espejismo
Aunque hace dos años los militares nigerianos declararon que habían reducido el peligro de violencia, proveniente principalmente del grupo terrorista Boko Haram, pero “nuestra alegría duró poco ya que la situación ha ido empeorando progresivamente. Hoy día, casi todos los estados del norte están en manos de estos perpetradores de violencia y muerte. En los últimos tres años, hemos sido testigos de incesantes ataques y saqueos de comunidades enteras por parte de bandidos en estados como Benue, Kebbi, Plateau, Kaduna, Katsina, Nasarawa, Níger, Sokoto y Zamfara. Miles de vidas se han perdido por estos bandidos que operan con implacable desenfreno”, se expresa en la comunicación.
Y agregan los prelados: “Los estragos de Boko Haram, de los pastores de ganado, los secuestradores y los bandidos nos han convertido a todos en víctimas”.
Habla el P. Sam Ebute
El Padre Sam Ebute, de la Sociedad de Misiones Africanas, que trabaja en Kagoro, tuvo que enterrar recientemente a 21 de sus feligreses asesinados en un ataque:
“Ocurrió alrededor de las 23:20 horas del 21 de julio en la aldea de Kukum Daji, a unos diez minutos en coche de Kagoro. La comunidad celebraba un encuentro de jóvenes cuando, de repente, escucharon disparos y ruidos de hombres gritando. Supieron de inmediato de qué se trataba, porque allí se repitió lo que ya habían visto suceder en Agwala, Doka, Kaura y Zangon Kataf”, cuenta el sacerdote a ACN.
“En menos de dos horas, los bandidos asesinaron a 17 jóvenes, la mayoría chicas, mientras que otras cuatro personas murieron de camino al hospital o en el hospital, sumando un total de 21. Otros 30 resultaron gravemente heridos y tuvieron que ser atendidos en los hospitales de Kafanchan y Kaduna”.
En su misión sacerdotal, el P. Ebute ya ha tenido que enterrar a muchos fieles víctimas de la violencia.
“Durante las últimas siete semanas, hemos estado enterrando a nuestros feligreses sin vislumbrar un final. Estos últimos ataques nos han dejado a todos atemorizados, y especialmente con miedo a lo desconocido, porque no sabemos cuándo ocurrirán las próximas rondas de ataques y qué las desencadenará. No podemos practicar nuestra fe en paz. No confiamos en la seguridad de nuestros hogares”, ha señalado el misionero.
Cosechas abandonadas por miedo
Esta situación afecta a la vida diaria: “Nuestros movimientos están limitados, nuestros fieles no pueden realizar libremente sus actividades. Ahora es temporada de cosecha, pero no se atreven a ir a sus campos por miedo a ser atacados allí. Han dejado que sus cultivos perezcan. Es como si nos dejaran morir a causa de nuestra fe.”
El sacerdote sigue ofreciendo su auxilio espiritual a estas personas atemorizadas, pero espera una acción verdaderamente eficaz de las autoridades.
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