sábado, 20 de abril de 2024
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Papa habló de la comunión de los santos, y de como establecer amistad con los bienaventurados

Después de haber terminado las catequesis sobre San José, comienza un nuevo ciclo.

Santos 2

Redacción (02/02/2022 10:40, Gaudium Press) En su catequesis de la Audiencia General de hoy, el Papa reflexionó sobre un importante dogma de la Iglesia, la llamada “comunión de los santos”. Esta audiencia abre una nueva época, tras haber concluido sus catequesis de los miércoles sobre San José.

La comunión de los santos es “una importante noticia que dan los Evangelios, y que la Iglesia a lo largo de los siglos ha podido evidenciar a través de la oración y la devoción”.

Para definir que es la comunión de los santos, el Pontífice citó el catecismo (n. 946): “La comunión de los santos es precisamente la Iglesia”.

El artículo siguiente del catecismo (n. 947), nos ofrece el detalle de la explicación, citando el catecismo romano:

Como todos los creyentes forman un solo cuerpo, el bien de los unos se comunica a los otros […] Es, pues, necesario creer […] que existe una comunión de bienes en la Iglesia. Pero el miembro más importante es Cristo, ya que Él es la cabeza […] Así, el bien de Cristo es comunicado […] a todos los miembros, y esta comunicación se hace por los sacramentos de la Iglesia” (Santo Tomás de Aquino, In Symbolum Apostolorum scilicet «Credo in Deum» expositio, 13). “Como esta Iglesia está gobernada por un solo y mismo Espíritu, todos los bienes que ella ha recibido forman necesariamente un fondo común” (Catecismo Romano, 1, 10, 24).

La expresión ‘comunión de los santos’, referida a la Iglesia, no significa que la Iglesia sea la sociedad de los perfectos, o que esté reservada a los perfectos, ella es más bien la comunidad de los pecadores salvados.

La santidad, recordó Francisco “es el fruto del amor de Dios que se ha manifestado en Cristo”; Dios nos santifica amándonos en nuestra miseria y salvándonos de ella.

“Siempre gracias a Él nosotros formamos un solo cuerpo, dice San Pablo, en el que Jesús es la cabeza y nosotros los miembros (cfr 1 Cor 12,12). Esta imagen del cuerpo nos hace entender enseguida qué significa estar unidos los unos a los otros en comunión: «Si sufre un miembro – escribe San Pablo – todos los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte de su gozo. Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte» (1 Cor 12,26-27)”, expresó Francisco.

El vínculo que establece la comunión de los santos, que se adquiere con el bautismo, por el cual comenzamos a pertenecer a la Iglesia, puede permanecer después de la muerte, si tenemos la alegría de entrar a la Iglesia triunfante del cielo, incluso tras haber pasado por la Iglesia padeciente del purgatorio:

“De esta manera -explicó el Pontífice- también el pecado de una única persona concierne siempre a todos, y el amor de cada persona concierne a todos. En virtud de la comunión de los santos, cada miembro de la Iglesia está unido a mí de forma profunda, y esta unión es tan fuerte que no puede romperse ni siquiera por la muerte”.

La unión con los santos del cielo

La comunión de los santos nos une especialmente con los santos del cielo:

“Los santos son amigos con los que muy a menudo tejemos relaciones de amistad. Lo que nosotros llamamos devoción es en realidad una forma de expresar el amor a partir precisamente de este vínculo que nos une. Y todos nosotros sabemos que a un amigo podemos dirigirnos siempre, sobre todo cuando estamos en dificultad y necesitamos ayuda”, dijo el Papa.

Es por la comunión de los santos “que sentimos cerca de nosotros a los santos y a las santas que son nuestros patronos”, patronos porque tenemos su nombre, porque nacimos en su día, porque vivimos en un lugar consagrado especialmente a alguno de ellos. Debemos dirigirnos a los santos con confianza, especialmente en los momentos decisivos de la vida.

Los santos, son y deben ser cada vez más personas cercanas a nosotros:

“Todos necesitamos relaciones significativas que nos ayuden a afrontar la vida. También Jesús tenía a sus amigos, y a ellos se ha dirigido en los momentos más decisivos de su experiencia humana. En la historia de la Iglesia hay constantes que acompañan a la comunidad creyente: sobre todo el gran afecto y el vínculo fortísimo que la Iglesia siempre ha sentido en relación con María, Madre de Dios y Madre nuestra. Pero también el especial honor y afecto que ha rendido a San José. En el fondo, Dios le confía a él lo más valioso que tiene: su Hijo Jesús y la Virgen María”.

El Papa concluyó su catequesis con una oración a San José.

Con información de Vatican News

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