Tras 57 días de espera, los fieles han recibido nuevamente los sacramentos. La emoción fue grande en el Pilar donde cientos acudieron a confesarse.
Zaragoza (13/05/2020 08:19, Gaudium Press) El lunes 11 de mayo fue el día cero del retorno de las misas públicas en España. Esta fecha se vivió con gran emoción en muchos templos del país, pero especialmente en la Basílica de la Virgen del Pilar en Zaragoza donde más de mil personas asistieron a celebraciones Eucarísticas y unas cientas se confesaron.
La espera de los fieles fue mucha: unos 57 días, casi dos meses sin recibir sacramentos. Por eso no fue extraño que desde las 8:00 –media hora antes de la reapertura del templo– se observara una larga fila de personas, eso sí, guardando entre cada una la prudente distancia de dos metros y portando consigo los tapabocas.
Primera romería de mayo
Para muchos el retorno de las celebraciones litúrgicas fue una gran bendición, sobre todo para los devotos de Nuestra Señora del Pilar, patrona de España, quienes han estado felices de haber hecho la primera romería de mayo en honor a la Virgen.
“Mi primera salida, a ver a la Virgen, se lo prometí, dijo una devota mientras aguardaba en la fila, según menciona el sacerdote y periodista José Antonio Calvo, en una nota periodística que realizó para Iglesia en Aragón.
El sacerdote también relató cómo gracias a la varias misas que se celebraron en El Pilar, muchos han podido comulgar y reconciliarse con Dios luego de largo tiempo:
“¿Cuántas personas? Sería mucho decir que Zaragoza, toda Zaragoza, estaba en el Pilar esta mañana; pero lo cierto es que estaba bien representada: en la primera misa, celebrada por el deán Aguilar, participaban más de cien personas, pero sí superar el aforo. Poco a poco, más y más personas. Al final del día, serán más de mil las que han participado de la misa; cientos quienes se han confesado; miles los que en un goteo constante se han sentado ante la Virgen y la han mirado con sus ojos devotos”.
Virgen del Pilar: fortaleza de la fe
La imagen de la Virgen del Pilar se encontraba sin manto, como signo de que con él desea cubrir a sus hijos; pero también para dejar a la vista la roca de la sagrada columna; signo de la fortaleza de la fe, la misma fe que ofreció María Santísima cuando se le presentó en carne mortal al Apóstol Santiago en su predicación por tierras españolas.
También es signo de esperanza, aquella que ha retornado entre los files con la reapertura de los templos.
“Bendita y alabada sea la hora en que los hijos de María Santísima vinieron nuevamente a encontrarse cara a cara con su madre en su casa de Zaragoza”, indicó el Padre José Antonio Calvo.
Por lo pronto las misas en la Basílica continuarán con las indicaciones de la primera fase de desconfinamiento, es decir, con un tercio el aforo. Y muy pronto, cuando se recupere la normalidad, se hará en El Pilar una gran misa funeral por todos los fallecidos de la ciudad, como anunció el Arzobispo de Zaragoza, Mons. Vicente Jiménez Zamora.
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Con información de Iglesia en Aragón.
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