lunes, 25 de noviembre de 2024
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San Clemente María Hofbauer, expulsado de Varsovia, transforma Viena

Durante su juventud no encontraba su vocación, pero Dios lo iba preparando.

San Clemente

Foto: Cssr.news

Redacción (15/03/2021 08:35, Gaudium Press) Contemplemos a Dios en otro de sus santos, San Clemente María Hofbauer, el santo de hoy.

Nace San Clemente en Tasswitz, a 100 kilometros al norte de Viena, en el año 1751. Su nombre de pila fue Juan Evangelista. Era el noveno de doce hermanos, en un hogar donde había dificultades económicas, pero donde reinaba la fe de Cristo.

Pero un día muere el padre, y la madre le dice, a los pies de un crucifijo: “Hijo mio, a partir de ahora, Él es tu padre. Cuida de andar siempre por los caminos que son de su agrado”. Tenía solo 7 años.

Panadero, ayudante de comedor de convento

Fue aprendiz de panadero, y luego, como adolescente, auxiliar en el comedor de la abadía premostratense de Klosterbruck. Pero no era esa su vocación. Indagándola, fue a un lugar retirado en Muhlfrauen, donde vivió como eremita por un año.

Después de una peregrinación a Roma, se une a los eremitas de Tívoli.

En la vida eremítica se fortalece su deseo de ser sacerdote. Parte por tanto a Viena a realizar estudios eclesiásticos. Tres nobles damas pagan los gastos, por lo que dará gracias a Dios, y siempre será grato a ellas.

Conoce en Roma a los Redentoristas

Después de un tiempo en Viena, viaja a Roma para completar su formación teológica. Conoce allí a los padres de la Congregación del Santísimo Redentor, recientemente fundados por San Alfonso María de Ligorio, y sabe que ha encontrado la comunidad donde desarrollará su vocación. San Alfonso, que aún estaba vivo, profetiza que el joven alemán que entraba a su obra haría mucho bien.

Se ordena sacerdote cuando tiene 34 años. Inicia su trabajo apostólico en Varsovia, en la iglesia de San Beno. El estado de la parroquia era lamentable, el de la iglesia y de la comunidad. En 20 años de actividad transforma todo; dio mucha importancia a la belleza de las actividades litúrgicas. Fundó una escuela para niños desamparados, educó en las verdades de la fe a ese pobre pueblo. Su actividad era incansable.

Fundó nuevas casas de su congregación, creó una imprenta católica, fue profuso en obras de caridad.

Pero Federico Augusto de Sajonia expulsa a los redentoristas de Varsovia, por lo que llega a Viena en 1808. Va como capellán al convento de las Ursulinas. Su prédica empieza a atraer a cientos y luego a miles de personas, en las que se destacaban jóvenes e intelectuales. Las grandes conversiones se sucedían. Se fue tornando, sin quererlo, una celebridad.

Muere el 15 de marzo de 1820. Una muchedumbre lo despide. Viena quedó marcada por su presencia.

Con información de Arautos.org 

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