La Santa, rehusó el matrimonio por servir a Cristo. Le ofrecieron asociarse al gobierno del imperio romano de Oriente, pero ella rehusó.
Redacción (18/04/2021 08:57, Gaudium Press) Es fácil, cuando se vive en lo fastuoso del mundo, olvidar que nuestro fin es la Eternidad, Dios, y aquí cumplir con su Ley. Por eso, que la hija de un emperador sea santa – como nuestra santa de hoy – , no deja de ser un milagro de la gracia.
Santa Antusa – nacida en el 750 – era hija del jerarca del imperio romano de Oriente Constantino V Coprónimo, y de la emperatriz Irene.
Ya su nombre tiene origen milagroso, pues había una santa, Santa Antusa, que le había dicho a la emperatriz que su difícil embarazo de gemelos llegaría a buen fin, y por ello, en honor de esta santa le pusieron el mismo nombre.
La tristeza invadiría su niñez, pues quedaría pronto huérfana de madre, y permanecería sola con su hermano gemelo León, junto a su padre que era un impío.
Hija de un rabioso iconoclasta
El emperador su padre, tuvo desviaciones doctrinarias que lo llevaron al rompimiento con Roma. Un concilio inicuo, el de Hieria en el 754, condenó el culto a las imágenes (iconoclastia) y el emperador se volvió el paladín de esa secta, persiguiendo a los verdaderos cristianos. Cuando se habla de Coprónimo se le insulta, pues éste era un mote puesto al emperador por los perseguidos, que querían así vejarlo, puesto que el mismo significa estiércol.
La hija del Emperador conservó la fe católica en contra de las opiniones de su padre. Renuncia al matrimonio y se dedica al servicio de Cristo. En el año 775 muere el emperador Constantino, lo sucede el hermano de Santa Antusa, León, y ahí con más libertad, la santa atiende a los pobres, restaura iglesias, edifica monasterios, rescata esclavos.
Pero tuvo que ver también la muerte del emperador León, su hermano, en el año 780. Queda de regente la esposa de León, su cuñada, y le ofrece a Santa Antusa que se asocie al gobierno del Imperio. Pero la santa rehúsa, y continúa con sus obras de caridad y piedad.
En el año 784 recibe el hábito monacal de parte del patriarca San Tarasio, en el monasterio de la Concordia, de Constantinopla, y allí pasa los últimos años desempeñando los oficios más humildes, y ayudando a sus hermanas a crecer en el amor a Cristo.
Muere en el 801 a los 52 años de edad.
Con información de El Testigo Fiel
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