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“Un viaje corto pero hermoso”, dijo el Papa a los periodistas en el vuelo que lo llevó a Malta.
Redacción (04/04/2022 10:59, Gaudium Press) Ayer, en el segundo y último día de su viaje a Malta, el Papa Francisco fue a rezar a la gruta de San Pablo, que la tradición identifica como la casa donde el Apóstol de los Gentiles vivió durante los tres meses que pasó en la isla, después de que el barco que lo llevaba a Roma se hundió.
Tras elevar una oración al Padre de la misericordia, el Papa encendió un cirio votivo y se recogió en oración silenciosa en la gruta ante la imagen de San Pablo.
En el Libro de Oro de la Gruta, Francisco escribió: “En este lugar sagrado, que recuerda a San Pablo, apóstol de los gentiles y padre en la fe de este pueblo, doy gracias al Señor y ruego que ‘siempre conceda al pueblo maltés el Espíritu de la consolación y el ardor del anuncio’”.
Luego el Papa recibió una pintura que reproduce la efigie de San Pablo y también se le ofreció un solideo blanco idéntico al suyo; después de ponérselo en la cabeza, se lo retiró, lo firmó y lo devolvió para que lo guardaran en memoria de su visita.
Esta cueva, que fue visitada por San Juan Pablo II en 1990 y Benedicto XVI en 2010, es el primer lugar sagrado del archipiélago, evangelizado a partir del año 60.
Después de rezar en la gruta de San Pablo, en el otro extremo de la isla de Malta, el Papa se dirigió al centro para celebrar la Santa Misa. Instó a los fieles a no olvidar la misericordia y abrir sus corazones a Jesús.
Al final de la Misa, el Papa rezó el rezo del Ángelus, agradeciendo al pueblo maltés por las muestras de afecto en su 36º Viaje Apostólico y recordando que la fe crece en la alegría y se fortalece en el don.
El Papa confió Ucrania a María y pidió a todos los fieles rezar por la paz, “pensando en la tragedia humanitaria de la Ucrania martirizada, todavía bajo los bombardeos de una guerra sacrílega”.
Con información de Vatican News.
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