miércoles, 27 de noviembre de 2024
Gaudium news > San Juan Bautista de la Salle, alojó los primeros discípulos en la casa paterna

San Juan Bautista de la Salle, alojó los primeros discípulos en la casa paterna

Todos lo imaginaban con brillante carrera eclesiástica, pero Dios lo quería para ayudar en la educación.

San Juan Bautista de la Salle

Redacción (07/04/2021 08:33, Gaudium Press) Hoy la Iglesia celebra a San Juan Bautista de la Salle, patrono de la enseñanza cristiana.

Nace en Reima el 30 de abril de 1651, de noble familia.

Decidiéndose desde joven por el camino del sacerdocio, fue nombrado a los 16 años miembro del capítulo de la Catedral de Reims.

Estudió en el gran seminario de San Sulpicio, donde entró en 1670, siendo ordenado sacerdote 8 años más tarde. Todo el mundo lo imaginaba como portador de un brillante futuro eclesiástico.

Pero un canónigo de Reims, en su lecho de muerte le encomendó la dirección de una escuela y de un orfanato de niñas, y que se encargara de las religiosas que cuidaban de ellos, y ahí se fue interesando por la educación de los jóvenes.

Conoce a un laico que iba a fundar una escuela de niños pobres

Un día el santo conoció a un laico, Adrián Nyel que había ido a Reims a fundar una escuela de niños pobres. El canónigo de La Salle, lo animó, y fundaron dos escuelas. El santo se encargó de los profesores que iban a atender esas escuelas, e incluso los llevó a su casa, lo que causó que dos de los hermanos del santo se fueran de la casa, pues no querían convivir con personas que tenían modales tan toscos.

De los siete primeros profesores que quedaron bajo los cuidados del santo, cinco se fueron por no aguantar la disciplina que les imponía. Pero pronto se presentaron otros candidatos que fueron conformando el núcleo de la congregación que fundaría el Santo, los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

Leer también: ¿Por qué San Juan Bautista de la Salle es patrono de los maestros?

Sale San Juan Bautista de la Salle de la casa paterna, y se va a vivir con sus profesores a un edificio de la Rue Neuve. Se va conociendo el movimiento, y empiezan a llegar pedido de diversas ciudades de Francia para que envíe los profesores que él formaba.

Era un hombre de cierta fortuna, por lo que un día se planteó qué debía hacer con sus bienes, si darlo a los pobres, o invertirlo en la nueva congregación. Por el consejo de un sacerdote, decidió darlo a los pobres. Y así, este hombre educado en el refinamiento, que había nacido con una cuchara de plata en la boca, ahora tenía que contentarse con la austeridad de la vida de pobreza.

Pronto inauguró cuatro escuelas. Pero su principal preocupación era la formación de sus profesores, para quienes, con una junta de doce de sus discípulos, elaboró una regla provisional.

Empiezan a llegar bastantes vocaciones

Los candidatos a participar de la nueva congregación empezaron a afluir copiosamente, especialmente jóvenes. Instituyó entonces una especie de noviciado, en 1685, redactando para estos jóvenes una regla más sencilla.

Pero empezaron a llegar otro tipo de discípulos, y eran hombres enviados por los párrocos de los alrededores, para que los formara como profesores, y para ello creó el primer instituto de formación de profesores, que fue seguido por uno en París y otro en Saint-Denis.

Había formado a uno de sus discípulos, el hermano L’Heureux, para que fuera su sucesor, y había pensado que sería bueno formar algunos sacerdotes para que se encargasen de la dirección de cada casa. Pero la inesperada muerte del hermano L’Heureux lo convenció de que Dios los quería con votos pero no sacerdotes.

Hacia 1695 redactó las reglas finales de la congregación.

Introdujo muchas innovaciones en la educación, que beneficiaban sobre todo a los niños pobres. Tuvo que enfrentar persecución de profesores laicos, de jansenistas, pero la enfrentó con paciencia, aunque fue duro.

Antes de su muerte renunció al cargo de superior, y vivió como un hermano más, dedicándose a la formación de los novicios y los internos.

Fomentaba, en contra de las opiniones de los jansenistas, la comunión frecuente e incluso diaria.

Dios lo llamó a su gloria el 7 de abril de 1719, un Viernes Santo, cuando tenía 66 años. Pío XII lo delcaró celestial patrono de los que se destinan a la enseñanza.

Con información de El Testigo Fiel.

Deje su Comentario

Noticias Relacionadas