Ordenaciones sin consulta a Roma, establecimiento arbitrario de jurisdicciones eclesiásticas, desconocimiento tácito de la autoridad del Papa, son varios los ítems apuntados por el vaticanista italiano Sandro Magister.
Redacción (31/01/2025, Gaudium Press) En su blog Settimo Cielo, Sandro Magister analiza las divergencias entre las formas en que el Vaticano y las autoridades chinas publicitan los nombramientos de obispos en China, tras el Acuerdo China-Vaticano.
A continuación destacamos algunas de sus consideraciones.
En primer lugar, hay un silencio absoluto por parte de la China sobre el Papa y el papel que desempeña, como si no existiera. Recientemente, otros dos obispos asumieron sus cargos en China. En cuanto al nuevo obispo de Luliang, Anthony Ji Weizhong, de 52 años, ordenado el 20 de enero, el boletín vaticano reveló que su nombramiento fue realizado por el Papa el 28 de octubre de 2024.
Sin embargo, el comunicado publicado en el sitio web oficial de la Iglesia católica en China, en mandarín, omite cualquier mención al nombramiento papal y, por el contrario, informa que Mons. Ji “fue elegido obispo el 19 de julio de 2024”. Según Magister, “parece que Roma tardó más de tres meses en digerir el nombramiento decidido unilateralmente por Beijing”.
Además, el comunicado de prensa chino sólo cita una “carta de aprobación” de la Conferencia Episcopal China, organismo no reconocido por la Santa Sede, sólo por las autoridades comunistas de Beijing; y proporciona una lista detallada –que no aparece en el boletín vaticano– de los obispos que participaron en la ceremonia de ordenación, con sus respectivos roles dentro de la Asociación Patriótica Católica China, principal organismo de control de la Iglesia por parte del régimen comunista, que es también el verdadero propietario del sitio web “Iglesia Católica en China”.
Es Beijing el que va definiendo jurisdicciones eclesiásticas
En el boletín vaticano se informa que, el 28 de octubre de 2024, es decir, el mismo día del nombramiento del nuevo obispo, el Papa erigió también la nueva diócesis de Luliang, con una descripción precisa de su extensión geográfica, así como la supresión de la anterior diócesis de Fenyang, establecida por Pío XII en 1948.
Magister subraya que “no es la primera vez, desde la firma del acuerdo [Sino-Vaticano] en 2018, que la Santa Sede se ve obligada a redefinir las fronteras de una u otra diócesis china, para alinearlas con los límites administrativos, según instrucciones del Autoridades de Beijing”. De esta manera, “se redujo el número de diócesis de 135 a poco menos de un centenar, de las cuales alrededor de un tercio aún permanecen sin obispo, cifra similar a la registrada hace siete años, antes de la firma del acuerdo”.
En el boletín vaticano, la nueva diócesis de Luliang es descrita como “sufragánea de Taiyuan” sin explicar que se trata de una archidiócesis, ya que el régimen de Beijing no reconoce la existencia de archidiócesis y arzobispos.
Diócesis de Fuzhou
La diócesis de Fuzhou, situada en la costa frente a la isla de Taiwán, está considerada la cuna histórica del cristianismo en China, con más de 300.000 católicos, entre ellos un centenar de sacerdotes y 500 religiosos.
En este contexto, otro ejemplo es el traslado, designado por el Papa, del obispo Joseph Cai Bingrui, de 59 años, de la diócesis de Xiamen a la de Fuzhou. El comunicado de prensa chino no menciona el nombramiento papal, citando únicamente la carta de aprobación emitida por la Conferencia Episcopal China, destacando la participación de los obispos en la ceremonia de inauguración de Mons. Cai en su nueva diócesis, el papel de cada miembro de la Asociación Patriótica y de otros organismos gubernamentales, y las promesas de total sumisión al régimen hechas por el nuevo obispo de Fuzhou:
“El obispo Cai Bingrui declaró que siempre levantará la bandera del patriotismo y del amor a la Iglesia, comprometiéndose a adherirse al principio de independencia y autogestión, al proceso de sinización del catolicismo en nuestro país, y que unirá y guiará a los sacerdotes y fieles de la diócesis de Fuzhou a adherirse a un camino compatible con la sociedad socialista”.
Obispo coadjutor de Beijing
Poco después de la prórroga del acuerdo entre Roma y Pekín, un tercer nombramiento: el del obispo coadjutor de Pekín, Mons. Matthew Zhen Xuebin, de 55 años, hecho público el mismo día de su ordenación episcopal, el 25 de octubre de 2024.
El boletín del Vaticano informó de su nombramiento por el Papa el 28 de agosto de 2024; un hecho completamente ignorado, una vez más, por el comunicado chino que consideraba su “elección” en China, acompañada de la necesaria carta de aprobación de la Conferencia Episcopal, el 21 de marzo de 2024, es decir, cinco meses antes de que Francisco “aprobase su candidatura”. El obispo de Beijing, Mons. Joseph Li Shan, participó en la ordenación episcopal de Mons. Zhen.
En la biografía del nuevo obispo, el comunicado chino destaca que ocupa el cargo de secretario general de la diócesis de Beijing desde 2007, después de haber sido vicepresidente del Colegio Filosófico y Teológico de la misma diócesis. Sin embargo, no menciona que Mons. Zhen obtuvo una licenciatura en liturgia en los Estados Unidos y que habla inglés.
El aspecto más sorprendente del nombramiento de Mons. Zhen es que Mons. Li Shan, actual obispo de Beijing, tiene sólo 60 años, apenas cinco años más que Mons. Zhen. Generalmente este cargo, coadjutor, sólo se otorga cuando su titular es anciano o está enfermo, y la transferencia del poder se considera inminente.
Sin embargo, Mons. Li es, sobre todo, presidente de la Asociación Patriótica y vicepresidente de la Conferencia Episcopal y, según algunas fuentes, fue él mismo quien solicitó el nombramiento como coadjutor de Zhen, que ya había sido su colaborador en la administración de la diócesis desde hace algún tiempo.
Sandro Magister comenta que, con este nombramiento, “la diócesis de la capital política de China quedará durante años, si no décadas, en manos de dos firmes partidarios del régimen, al igual que la diócesis de la capital económica, Shanghai, en la que el régimen comunista instaló a una figura del partido, el obispo Joseph Shen Bin, de 55 años, el 4 de abril de 2023, sin siquiera molestarse en notificar a la Santa Sede, como se había acordado. El Vaticano reaccionó con un comunicado de protesta, pero se tragó el insulto tres meses después, el 15 de julio, con la firma del Papa en el momento del nombramiento”.
Por último, Magister señala que “los obispos encargados de realizar las ordenaciones episcopales y de supervisar las instalaciones en las diócesis son obviamente elegidos por las autoridades chinas, sin ninguna coordinación con Roma y que nunca facilitan sus nombres. Los sacerdotes, religiosos y fieles admitidos a estas ceremonias también son elegidos cuidadosamente”.
Represalias si no se sigue el guión al pie de la letra
Además, advierte que habrá represalias contra “quienes violen el programa de la ceremonia, como ocurrió en 2012, en la catedral de Shanghai, cuando el obispo recién ordenado Thaddée Ma Daqin abandonó la Asociación Patriótica para reafirmar su total lealtad a la Iglesia de Roma, por lo que fue detenido y enviado al exilio en el seminario de Sheshan, donde aún vive sin ningún papel; a pesar del acto público de sometimiento al régimen que finalmente firmó en 2015”.
Para el vaticanista no sorprende que el acuerdo secreto firmado por el Vaticano sea objeto de duras críticas o, al menos, de análisis críticos bien argumentados y documentados.
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