lunes, 02 de junio de 2025
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Papa León a obispos de Francia: Dios puede, vía sus santos, renovar las maravillas del pasado

León XIV ha dirigido mensaje a Francia por aniversario de canonización de Santa Teresita, San Juan Eudes y Santo Cura de Ars.

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Foto: Vatican News

Redacción (31/05/2025 15:49, Gaudium Press) Tres santos, de diversas épocas pero con repercusión universal, hasta nuestros días: San Juan Eudes, fundador de la Congregación de Jesús y María, San Juan María Vianney, párroco por antonomasia, y Santa Teresita, cuyo aniversario de canonización es la ocasión para que el Papa León XIV haya dirigido un mensaje a los obispos franceses, y en ellos a Francia.

“Soy feliz de dirigirme por primera vez a ustedes, pastores de la Iglesia de Francia, y a través vuestro, a todos vuestros fieles, ahora que se ha celebrado, en este mes de mayo de 2025, el centésimo aniversario de la canonización de tres santos que, por la gracia de Dios, vuestro país ha dado a la iglesia Universal”, inicia el Papa león.

Modelos actuales para enfrentar los desafíos en Francia

Ellos fueron canonizados por Pío XI, quien los presentó a la Iglesia como “maestros a escuchar, como modelos a imitar, y como poderosas ayudas a rezar y a invocar”, modelos apropiados para pedir su intercesión ahora, teniendo en vista “la amplitud de desafíos que se presentan, un siglo más tarde a la Iglesia de Francia, y la pertinencia siempre muy actual de sus tres figuras de santidad para enfrentarlos”.

Ellos tres, San Juan Eudes, el Santo Cura de Ars y Santa Teresita, están unidos por un amor “sin reserva a Jesús de manera simple, fuerte y auténtica; ellos han vivido de la experiencia de su bondad y de su ternura una particular proximidad cotidiana, y ellos de ahí testimoniaron un admirable impulso misionero”. Sigue siendo cierto que de ese amor de Cristo, “un río que no se agota”, solo de su amor, será “posible una nueva humanidad” (Dilexit nos, n. 219) No es otro el programa de evangelización que el Papa Prevost indica a los obispos de Francia: “hacer descubrir a todos el amor de la ternura y de predilección que Jesús tiene por cada uno, al punto de ahí transformar la vida”.

“Y a este título, nuestros tres santos son ciertamente maestros cuya vida y doctrina os invito a darlas a conocer y valorar constantemente al Pueblo de Dios. ¿No fue San Juan Eudes el primero en celebrar el culto litúrgico de los Corazones de Jesús y de María? ¿No es san Juan María Vianney aquel sacerdote apasionadamente entregado a su ministerio que afirmaba: ‘El sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús’? y finalmente, ¿no es Santa Teresita del Niño Jesús y del Santo Rostro la gran Doctora de la scientia amoris que nuestro mundo necesita, ella que ‘insufló’ el Nombre de Jesús en cada momento de su vida, con espontaneidad y frescura, y que enseñó a los pequeños un modo ‘facilísimo’ de acceder a él?”, expresó el Pontífice.

La celebración del centenario de la canonización de estos tres santos es también la vez de agradecer “al Señor por las maravillas que él ha realizado en esta tierra de Francis durante largos siglos de evangelización y de vida cristiana”. La presencia de santos, como estos, no es algo que ocurre porque sí, sino que es fruto de la gracia. “Esta herencia cristiana todavía os pertenece, todavía impregna profundamente vuestra cultura y permanece viva en muchos corazones”.

Invitó el Papa a que las celebraciones de estas canonizaciones, no sea un mero “evocar con nostalgia un pasado que podría parecer superado, sino que ellas despierten la esperanza y susciten un nuevo impulso misionero”. “Dios puede, mediando el socorro de los santos que les ha dado y que ustedes celebran, renovar las maravillas que Él cumplió en el pasado”, auguró el Papa León.

Santa Teresita deberá ser patrona de misiones, el Cura de Ars y San Juan Eudes patronos de vocaciones al sacerdocio. León XIV también aprovechó la ocasión para “agradecer de corazón a todos los sacerdotes de Francia su valiente y perseverante compromiso y expresarles mi afecto paternal”.

Concluyó el Pontífice su mensaje, “implorando para Francia la protección maternal de su poderosa Patrona, Nuestra Señora de la Asunción”, e impartiendo su Bendición Apostólica.

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