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León XIV recibió en la capilla sixtina a una delegación encabezada por representantes de la Iglesia Greco-Católica y de la Federación de las Comunidades Hebreas en Rumania.
Foto: Vatican News
Redacción (03/06/2025 09:12, Gaudium Press) Ayer el Papa León recibió en la Capilla Sixtina a una delegación de Rumania que conmemoraba al Cardenal Iuliu Hossu, Obispo greco-cattolico de Cluj-Gherla, mártir de la fe durante la persecución comunista en su país. Estando en prisión, en 1969, Pablo VI lo creó Cardenal in pectore (del latín, “en el pecho”, o “en el corazón”), es decir un Cardenal cuyo nombramiento se mantenía en secreto. Fue solo hasta 1973, cerca de tres años después de su muerte, que se conoció que el Papa Montini lo había creado Cardenal.
Presidían la delegación representantes de la Iglesia Greco-Católica de Rumania, autoridades, y Silviu Vexler, presidente de la Federación de las Comunidades Hebreas en Rumania.
El Cardenal Hossu fallece el 28 de mayo de 1970 en el Hospital Colentina de Bucarest. Fue arrestado en 1948 y estuvo prisionero de 1950 a 1955. El resto de su vida lo pasa bajo arresto domiciliario por la persecución comunista.
“Este es un año especial dedicado al cardenal Iuliu Hossu, símbolo de fraternidad más allá de cualquier frontera étnica o religiosa. Su proceso de reconocimiento como ‘Justo entre las Naciones’, iniciado en 2022, se basa en su valiente compromiso de apoyar y salvar a los judíos del norte de Transilvania cuando, entre 1940 y 1944, los nazis implementaron el trágico plan de deportarlos a los campos de exterminio”, expresó el Pontífice en la audiencia en la Capilla Sixtina, un lugar estrechamente vinculado a la púrpura cardenalicia, que en ese momento ‘recibía’ a un Cardenal que nunca se había hecho presente allí.
“Con enorme riesgo para sí mismo y para la Iglesia greco-católica, el beato Hossu emprendió numerosas acciones en favor de los judíos, para evitar su deportación. En la primavera de 1944, mientras se preparaba su guetización en Cluj-Napoca (en húngaro Kolozsvár) y otras ciudades de Transilvania, movilizó al clero y a los fieles greco-católicos, publicando el 2 de abril de 1944 una Carta Pastoral, de la que tenemos testimonio a través de Moshe Carmilly-Weinberger, antiguo Gran Rabino de la Comunidad Judía de Cluj-Napoca, en la que lanzaba un llamamiento vibrante y profundamente humano: ‘Nuestro llamamiento – escribió – se dirige a todos vosotros, venerables hermanos y amados hijos, para que ayudéis a los judíos no sólo con vuestros pensamientos, sino también con vuestro sacrificio, sabiendo que hoy no podemos realizar una obra más noble que esta ayuda cristiana y rumana, nacida de una ardiente caridad humana. La primera preocupación del momento actual debe ser este esfuerzo de socorro’. Según el testimonio del propio ex Gran Rabino, el Cardenal Hossu, entre los años 1940 y 1944 ayudó a salvar de la muerte a miles de judíos del norte de Transilvania”, seguró León XIV-
Para el Sumo Pontífice, la vida del Cardenal Hossu es “un testimonio de fe vivido hasta el fondo, en la oración y la dedicación al prójijmo. Fue un hombre de diálogo y un profeta de la esperanza”. Fue beatificado por Francisco el 2 de junio de 2019, día en el que se recordó una de sus frases emblemáticas: “Dios nos ha enviado en estas tinieblas del sufrimiento para dar el perdón y predicar la conversión de todos”.
“El mensaje del cardenal Hossu es más actual que nunca. Lo que hizo por los judíos de Rumania, las acciones que emprendió para proteger a sus semejantes, a pesar de todos los riesgos y peligros, lo muestran como un modelo de hombre libre, valiente y generoso hasta el punto del sacrificio supremo. Por eso su lema ‘Nuestra fe es nuestra vida’ debería convertirse en el lema de cada uno de nosotros. Deseo que su ejemplo, que anticipó los contenidos expresados después en la Declaración Nostra Aetate del Concilio Ecuménico Vaticano II”, aseguró el Pontífice, que a seguir dio la bendición a los presentes.
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