jueves, 19 de junio de 2025
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León XIV hizo una ‘canonización’ de la polifonía de Palestrina, en conmemoración de sus 500 años

Se están celebrando 500 años del nacimiento de este polifonista, y para conmemorarlo, hubo concierto en la Sala Regia del Palacio Apostólico.

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Foto: Fundación Bartolucci

Redacción (19/06/2025, Gaudium Press) Palestrina y su música reinaron ayer, en la Santa Sede.

Resulta que se están conmemorando los 500 años del nacimiento de este gran compositor (1525-1594), que ha sido llamado el “Príncipe de la Música”; y siendo este un autor esencialmente de música sacra, que además empezó a adquirir sus conocimientos musicales cuando participaba del coro de la Basílica de Santa María la Mayor, pues la Iglesia lo conmemora con pompa y con orgullo, unas honras a las que se ha sumado gustoso el Papa León XIV. Giovanni Pierluigi es ‘da Palestrina’ porque nació en esta villa cerca de Roma, aunque sus padres eran de origen napolitano. Al parecer, poco después de cumplir 10 años fue a Roma, tras la muerte de su madre.

En la Sala Regia del Palacio Apostólico, y promovido por la Fundación Domenico Bartolucci, se ofreció un concierto con la música de la Missa Papae Marcelli de Palestrina, el Papa Prevost ofreció unas palabras, que introdujo con una nota jocosa y admirativa: “Después de haber escuchado durante un rato estas voces angelicales, casi es mejor no hablar y quedarnos con esta bellísima experiencia…”, apuntó.

El Pontífice no dudó en afirmar que Palestrina “ha sido, en la historia de la Iglesia, uno de los compositores que más han contribuido a la promoción de la música sacra, para ‘la gloria de Dios y la santificación y edificación de los fieles’”. “Sus composiciones, [a la vez] solemnes y austeras, inspiradas en el canto gregoriano, unen estrechamente música y liturgia, ‘sea dando a la oración una expresión más suave y favoreciendo la unanimidad, sea enriqueciendo de mayor solemnidad los ritos sagrados’”.

Pero el Papa León quiso profundizar en el mensaje propio del estilo de Palestrina, que era el polifónico. Para el Pontífice, la propia polifonía, además, es una forma musical llena de significado, tanto para la oración como para la vida cristiana. En primer lugar, se inspira en el Texto Sagrado, al que pretende ‘revestir de una melodía apropiada’ (Inter sollicitudines, 1) para que llegue mejor a la ‘inteligencia de los fieles’ (ibid.). Además, logra este propósito confiando las palabras a varias voces, cada una de las cuales las repite a su manera original, con movimientos melódicos y armónicos variados y complementarios. Finalmente, armoniza todo gracias a la habilidad con la que el compositor desarrolla y entrelaza las melodías, respetando las reglas del contrapunto, haciendo que se repitan entre sí, a veces incluso creando disonancias, que luego encuentran solución en nuevos acordes”.

El efecto de esta unidad dinámica en la diversidad —metáfora de nuestro camino común de fe bajo la guía del Espíritu Santo— es ayudar al oyente a adentrarse cada vez más en el misterio expresado por las palabras, respondiendo, cuando oportuno, con responsorios o en alternancias”, afirmó el Pontífice, ya haciendo una comparación entre esta buena música y el camino de los cristianos en la Iglesia.

Luego el Papa parte de Palestrina para afirma que “la tradición polifónica romana”, con su “riqueza de forma y contenido”, “sigue siendo hoy, en el ámbito musical, un referente al que recurrir, aunque con las adaptaciones necesarias, en la composición sagrada y litúrgica, para que a través del canto «los fieles participen plena, consciente y activamente en la liturgia» (Sacrosanctum Concilium, 14), con una profunda implicación de la voz, la mente y el corazón. De todo esto, la Misa Papae Marcelli, en su género, es un ejemplo por excelencia, al igual que el precioso repertorio de composiciones que nos legó el inolvidable Cardenal Domenico Bartolucci, ilustre compositor y director del Coro de la Capilla Sixtina durante casi cincuenta años”.

El Papa Prevost concluyó sus palabras agradeciendo a los que hicieron posible ese encuentro, y citando una expresión de su padre San Agustín, cuando “hablando del canto del Aleluya Pascual, dijo: ‘Cantémoslo ahora, hermanos míos […]. Como suelen cantar los caminantes, canten, pero caminen […]. Adelante, adelante en el bien […]. ¡Canten y caminen! ¡No se desvíen del camino, no retrocedan, no se detengan!’ (Sermo 256, 3)”.

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