miércoles, 27 de noviembre de 2024
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El instinto fundamental del hombre, el "flash" y la "matriz de flash"

Redacción (Martes, 11-11-2014, Gaudium Press) Comentábamos en líneas pasadas, que Plinio Corrêa de Oliveira definía los «flashes» como ciertos momentos fugaces pero intensos, en que algunas realidades adquieren un brillo sobrenatural, mostrando aspectos de Dios. Estas realidades son particularmente elementos tangibles, captables por los sentidos (aunque no sólo), a partir de las cuáles se dan ciertos «toques de la gracia [que] nos hacen percibir una analogía de las criaturas con el Creador, pero nos hacen percibirla de un modo sobrenatural».

Decíamos también en esa anterior nota  que el flash produce un conocimiento «sabroso» de las cosas de Dios, e instala en la voluntad un puro amor que tiene como efecto el acrecentamiento del afecto por Dios y la Iglesia, y una fuerza renovada para combatir la tentación y el pecado. Asimismo, esbozamos una fundamentación teológica de los «flashes», con base en la doctrina de la gracia y de los dones del Espíritu Santo, particularmente el don de sabiduría. Ahora hablaremos de lo que el Dr. Plinio llamaba la «matriz de flash».

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Una idealización hecha en conjunto por hombres,

bajo la acción de la gracia constituye una civilización

Decía el profesor brasileño que «matriz de flash» es fundamentalmente una tendencia a la «idealización», una inclinación a ver la realidad «idealizada, y exactamente esa idealización hecha por los hombres, cuando es hecha en común bajo la inspiración de la Iglesia, [es] la que constituye una civilización».

La «matriz de flash», es por tanto «algo de irreal que el alma imagina, y que nunca existió, y que ni debe existir, y que es la idea que ella hace tan idealizada de las cosas, que incluso trasciende el mundo de los ángeles». Entonces -para resaltar y recordar- matriz de flash es la tendencia a concebir de «algo de irreal», que entretanto se da a partir de cosas concretas que son idealizadas.

La matriz de flash está relacionada en cada hombre concreto con su «luz primordial». Luz primordial es el aspecto de Dios que cada ser humano está llamado a contemplar y a reflejar de una manera más especial. Decimos pues que la luz primordial condiciona la «matriz de flash»: esa idealización de la realidad que es la hija legítima y bellísima de la matriz de flash, tiene unos colores característicos propios a la luz primordial. El hombre idealiza y embellece más ciertos tipos de realidades, y las embellece en un cierto sentido o en otro, de acuerdo a su luz primordial. Ese es el aspecto diversificador de la luz primordial; el aspecto unificador es que sea cual sea la idealización que realice la persona, la idealización va en la línea de la Belleza, es una bella idealización rumbo al Uno, a Dios.

Esta matriz de flash está presente en todos los hombres, pero es particularmente notoria en la infancia, cuando el niño está descubriendo los seres, y muchos le parecen paradisiacos, y los ve como paradisiacos. «El niño va tomando contacto con esos seres a través de los sentidos -visión, audición, olfato, paladar y tacto-, conservando en la mente sus figuras y viéndolos como una gran escala ordenada de forma jerárquica, y sobre todo, interrelacionada y armónica». (1) Pero no es sólo una mera contemplación de la realidad tal cual ella es, sino que ésta se completa con «un agudo sentido de lo maravilloso», una «especie de ‘kaloi-tropismo’ [ndr. tendencia a la belleza]» (2), que hace al niño un cazador de la belleza y también un creador de belleza. Es nuevamente, la idealización de la matriz de flash.

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¿Pero por qué la idealización bella? Porque existe en el hombre el instinto fundamental, el más básico, que es el instinto de Dios, del Absoluto. Por esto, cuando el hombre aún no ha prevaricado por completo, al contemplar los diversos seres y especialmente los más bellos, él puede ver no sólo los seres sino a Dios en los seres: «San Buenaventura tiene un lugar especial en este tema, siendo considerado como el filósofo del ejemplarismo. Para él no hay distinción real entre Dios y la idea ejemplar [ndr. La idea ejemplar de Dios, a semejanza de la cuál «todo este mundo sensible fue hecho» (3)]. [De hecho] Los seres contingentes y mutables apuntan para un arquetipo inmutable». (4)

O como claramente lo expresa Mons. João Clá Dias, EP, «siendo la naturaleza una obra de Dios, se encuentran en la inteligencia divina las ideas ejemplares de todos los seres ya creados o posibles. Así, cada creatura encuentra su propia perfección en esa idea». (5) Cuando el niño o el adulto idealiza la realidad en la línea de la belleza, lo que hace es caminar rumbo a la Idea divina, o mejor diciendo, rumbo a Dios.

Entretanto, el anterior caminar que puede ser meramente natural, es auxiliado y favorecido por Dios con los «flashes», que como ya vimos son gracias actuales que ponen en funcionamiento los dones del Espíritu Santo. De esta manera, los flashes -cuando Dios ilumina con su gracia ciertas realidades creadas mostrando su «parecido» con Él- bien recibidos y secundados, «cabalgan» primero sobre la «matriz de flashes», y a su vez la fortalecen, es decir, robustecen la tendencia a la idealización rumbo a Dios.

Toda una maravillosa vía espiritual…

Por Saúl Castiblanco

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1 Clá Dias, João Scognamiglio. A fidelidade ao Primeiro Olhar – Um périplo, da apreensão do ser até a contemplação do Absoluto. São Paulo, 2007.

2 Ídem.

3 Hugo de San Víctor. Adnot. Eluc. In Ev. Joann., cap. 2.

4 Clá Dias, op. cit.

5 Ídem.

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