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El Nudo de San Francisco

Redacción (Lunes, 25-08-2014, Gaudium Pres) El fabuloso velamen de las carabelas y los galeones (tan útil como magnífico) que surcaron el Mediterráneo y los Océanos, obligó a los marinos a ir adoptando e ideando prácticos tipos de nudos de amarre, seguridad y traslado que comprobadamente no conocieron otras culturas milenarias como chinos, egipcios, persas o hindús. Ni siquiera entre los navegantes griegos y romanos posteriores se llegó a la variedad de nudos que ya los marinos lusitanos, españoles, venecianos o genoveses, un poco antes del Descubrimiento conocían y utilizaban con una habilidad asombrosa, uno de los funcionales agregados culturales que le dio a Europa superioridad en la navegación comercial y militar llevándola a África y a América en busca de la ruta a Asia, interceptada por los musulmanes de aquel entonces, que cerraron el paso por el Oriente Próximo.

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Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press.

No deja de ser sumamente interesante que el famoso nudo «franciscano» de la náutica, sea uno de los más útiles y de frecuente uso aplicado en gran variedad de zafarranchos y manipulación de aparejos a bordo de un barco ya sea anclado o en plena navegación. Muchos marinos le deben la vida al famoso nudo y muchos desastres fueron providencialmente evitados porque precisamente a uno de aquellos se le ocurrió -obviamente después de santiguarse- hacerle el nudo «franciscano» a un aparejo peligrosamente suelto y no el «barrilete» o el «múltiple» en plena tormenta.

Pero San Francisco no lo ideó para su famoso cordón penitencial y austero, del tosco sayal de su comunidad, con la finalidad de ser usado por marinos. Su nudo -que en el cordón son tres simbolizando pobreza, castidad y obediencia, o cinco en entre Terciarios significado las heridas de Jesús- fue revelado al «Poverello» desde el Cielo, para ser usado por navegantes de mares más bravos y terribles, capaces no solamente de ahogar el cuerpo sino también el alma en las pesadas aguas sucias de la triple concupiscencia. Aunque el origen exacto todavía es muy discutido -especialmente por los racionalistas y positivistas que todo lo quieren desligar de lo sublime- este nudo marino seguirá siendo conocido como el «franciscano» y es otro buen invento de la cultura occidental y cristiana, la primera en lanzarse a la mar abierta de los océanos, a llevar no solamente progreso material sino también espiritual, con la idea de anudar a la Barca de Pedro tantas almas dispersas por parajes selváticos, hundidas en la ignorancia del Dios verdadero.

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Foto: Montecruz.

Así que nudos para hacer más segura la navegación a bordo hay muchos, y algunos de ellos con varias aplicaciones, pero solamente el «franciscano» en plena mar o en el puerto tiene la honrosa distinción de incluir en su elaboración la memoria de un gran santo; y por esa razón precisamente era tenido como un nudo práctico y también milagroso, sin dejar de ser tan útil como seguro. Nada raro que el propio San Francisco cuando se embarcó en1219 a convertir musulmanes, o los primeros misioneros franciscanos que acompañaron las naves de Colón y las de los portugueses, hayan sido quienes enseñaron a los marinos a hacer el famoso y útil nudo, que de una comunidad religiosa pasó a la náutica discretamente y con la mayor naturalidad.

Por: Antonio Borda.

 

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