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Un enfoque tomista sobre la psicología de la Opinión Pública – I Parte

Redacción (Martes, 04-12-2012, Gaudium Press) Aunque se pueda considerar que la opinión pública existe desde el momento en que los seres humanos fueron suficientemente numerosos para constituir un «público», sería difícil sustentar la tesis de que su estudio fuese objeto corriente de la ciencia medieval.

Entretanto, así como Santo Tomás no empleaba el término «psicología» en sus escritos (BRENNAN, 1969a), pues fue acuñado siglos después por Melanchton y difundido por Von Wolff (BRAGHIROLLI et al., 2005), la expresión «opinión pública», en el sentido en que la usamos hoy en día, no aparece en su vastísima obra.

De la misma forma, sin embargo, como esta última es riquísima en enseñanzas y contribuciones para la ciencia psicológica, sus corolarios pueden ser de amplia utilidad para los estudios sobre opinión pública.

El presente artículo no pretende sino presentar algunos de esos subsidios, con la intención de despertar el interés académico por el tema y estimular la profundización de su investigación.

Influencia de los grupos sobre los individuos

Los seres humanos son dotados del instinto de sociabilidad, que los lleva a vivir asociados a otros individuos de su especie, interactuando entre sí. Esa característica condiciona el comportamiento, tanto a nivel individual como colectivo. De esas constataciones derivan la necesidad de estudiar esa interacción, así como la importancia de su estudio.

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El área de la Psicología que más específicamente estudia la Op¡nión Pública es la Psicología Social

La Psicología Social es el segmento de la Psicología que se interesa por la investigación de los procesos por los cuales pensamos, deseamos, sentimos y somos influenciados por los otros, y cómo actuamos en relación a ellos. En otras palabras, es el ramo de esa ciencia que se interesa por el estudio de los comportamientos decurrentes de la interacción social (CAVALCANTI NETO, 2009).

Concepto de opinión pública

Ugo Sciascia, profesor del Instituto Pastoral de la Pontificia Universidad Lateranense, cuyos escritos son de nítida influencia tomista, sustenta que un típico ejemplo de la influencia de los grupos sobre los individuos es el fenómeno que habitualmente se denomina de opinión pública.

Él la define especificando sus elementos constitutivos: 1º) Es un sentimiento dominante sobre una determinada cuestión; 2º) presente en el seno de un determinado grupo; 3º) con mayor o menor claridad de consciencia de que este sentimiento es común al grupo. Él agrega que la opinión pública auténtica es aquella formada por el individuo «en su casa, en su familia» (SCIASCIA, s.d., p. 102), o sea, elaborada con calma y reflexión.

No hay como dejar de notar cierta contradicción en esas formulaciones de Sciascia, pues él la define como «un sentimiento», pero coloca como condición para su formación la reflexión, que se basa en la razón.

Según Santo Tomás (apud BRENNAN, 1960, 1969b), los sentimientos son un tipo de pasión, y ésta son actos de la potencia apetitiva sensitiva, mientras la reflexión es un acto de la potencia intelectiva. Aunque Vernaux (1969) resalte que el desencadenamiento de las pasiones está basado en el amor, y que esta pasión es fácilmente pasible de tornarse consciente, no deja de ser verdad que la inteligencia y el apetito sensitivo continúan siendo potencias humanas perfectamente distintas.

Ahora, una opinión, para ser auténtica, debe ser producto de un acto intelectivo, que importa en la formación de conceptos, juicios e inferencias. Pues, como enseña Pío XII (1950), en su Discurso al Congreso Internacional de la Prensa Católica, citado por el propio Sciascia (s.d., p. 111): «condición ‘sine qua non’ para que esa opinión sea válida y sana es que sea guiada por la razón».

Con todo, es preciso reconocer que, en nuestros días, cada vez menos las «opiniones» del público son constituidas por raciocinios, y cada vez más por emociones y sentimientos, hecho cuyas causas y características examinaremos más adelante.

Ya en 1950, en el referido discurso, Pío XII comentaba a ese respecto: «Lo que hoy se llama opinión pública, frecuentemente no pasa de un nombre vacío de sentido, cualquier cosa como un vago rumor, una expresión artificiosa
y superficial» (apud SCIASCIA, s.d., p. 111).

Aunque procedente de cuadrantes teóricos bien diversos, Walter Lippmann (2008), filósofo y periodista norteamericano que vivió entre 1889 y 1974, llega a conclusiones análogas. En su libro Opinión Pública, él sustenta que en la nueva sociedad industrial hay un predominio de la influencia de grupos poderosos en la administración de la opinión pública, de modo que las imágenes estereotipadas sugeridas por los medios acaban controlando los afectos, rencores y humor del público, que serían resultantes menos de la capacidad cognitiva de cada individuo que de la manipulación del consenso social por las partes interesadas.

Tal vez por eso Sciascia (s.d., p. 102) prefiera conceptuar la opinión pública como un «sentimiento»…

Distinciones conceptuales

Sciascia (s.d.) distingue la opinión pública propia de un grupo, de los fenómenos de multitud, de asamblea, de masa, y de las representaciones colectivas. Los fenómenos de multitud son primitivos, instintivos, una caricatura de la verdadera opinión pública. Ocurren en comicios, partidos de fútbol, etc. La opinión del individuo «en su casa» acostumbra ser diversa de la que él tiene en medio de la multitud. Los fenómenos de asamblea, parecidos con los de multitud, sin embargo sin sus frenesís, se aproximan más de los de la auténtica opinión pública. Al contrario, los fenómenos de masa, típicos de la sociedad actual, forman parte integrante de la opinión pública en el mundo moderno.

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Él hace distinción también entre las representaciones colectivas y la verdadera opinión pública. Aquellas son elementos integrantes de ésta, pero como la opinión pública es mutable, ciertas representaciones colectivas son durables y, a veces, casi inmutables. Además, algunas representaciones tienen una universalidad para ciertos grupos, mientras la opinión pública muestra variaciones y discordancias apenas si cambia de uno para otro pequeño grupo. Ejemplo de una representación colectiva: «Dios es bueno». Ejemplo de una opinión pública: «Tal personaje político es bueno».

Distinción entre pueblo y masa

Viene a propósito recordar la célebre distinción hecha por el Papa Pío XII, en su Radio-Mensaje de Navidad de 1944, que hasta hoy sirve de punto de referencia para los que estudian la Psicología Social bajo el enfoque tomista:

«El pueblo vive y se mueve por vida propia; la masa es en sí misma inerte y no puede moverse sino por un elemento extrínseco. El pueblo vive de la plenitud de la vida de los hombres que lo componen, cada uno de los cuales […] es una persona consciente de sus propias responsabilidades y de sus propias convicciones. La masa, al contrario, espera el impulso que le viene de afuera, fácil juguete en las manos de quien quiere que le explote los instintos y las impresiones, lista a seguir, sucesivamente, hoy ésta, mañana aquella bandera» (PIO XII, 1945, p. 239).

En una evidente crítica a las dictaduras de la época, el referido Pontífice enseñaba, por tanto, que la verdadera opinión pública existe y se desarrolla donde encontramos al pueblo en su auténtica concepción, y que el conocido fenómeno de la masificación es en parte responsable, y en parte fruto, del fracaso de esa misma opinión.

Por Lamartine de Hollanda Cavalcanti Neto

(Mañana: Métodos de estudio de la opinión pública – Psicología de la Opinión Pública)

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Referencias Bibliográficas:

BRAGHIROLLI, Elaine Maria; BISI, Guy Paulo; RIZZON, Luiz Antônio; NICOLETTO, Ugo. Psicologia geral. 25. ed. Petrópolis: Vozes, 2005. 219 p.
BRENNAN, Robert Edward, O. P. Historia de la psicología. Trad. Efrén Villacorta, O. P. Rev. e apêndice Marcos F. Manzanedo, O. P. 2. ed. Madrid: Morata, 1969a. 310 p.
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______. Psicología tomista. Trad. Efrén Villacorta Sáiz, O. P. Revisão José Fernandez Cajigal, O. P. Ed. atualizada pelo Autor. Barcelona: Editorial Científico Médica, 1960. 381 p.
CAVALCANTI NETO, Lamartine de Hollanda. Psicologia geral sob o enfoque tomista. Caieiras: IFAT, 2009. 181 p.
IKEDA, Sumiko Nishitani. 2006. A crypto-argumentação e a construção do discurso estratégico. Estudos Linguísticos, XXXV, p. 1877-1886, 2006.
LIPPMANN, Walter. Opinião pública. Trad. Jacques A. Weinberg. Petrópolis: Vozes, 2008. 350 p.
MCLUHAN, Marshall; FIORE, Quentin. The medium is the massage: an inventory of effects. New York: Bantam Books, 1967. 160 p.
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______. Rádio-mensagem de Natal de 1944. Discorsi e Radiomessaggi di Sua Santità Pio XII, vol. VI. Roma: Tipografia PoliglottaVaticana, 1944-1945, p. 235-251.
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