sábado, 18 de mayo de 2024
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"La religión se lleva en el corazón…del que nunca podrá ser arrancada", afirmó asistente espiritual de los Heraldos del Evangelio en visita en Cochabamba

Cochabamba (Jueves, 19-11-2009, Gaudium Press) Canoso, de frente amplia, mirada limpia, voz firme e imponente presencia, el sacerdote expresó con claridad que la religión se la lleva en el alma de los seres humanos, «en la profundidad de los corazones y que nada ni nadie puede quitarla de ese lugar» inaccesible e inalcanzable a lo foráneo. Ante hechos como la orden de retirar los crucifijos de las escuelas italianas y otros similares, el P. Fernando Gioia E.P -asistente espiritual de los Heraldos del Evangelio en América Central y director de la Revista del mismo nombre, edición en español- expresó que «en cualquier país del mundo pueden quitar lo que quieran, pero Dios está en el corazón de los pueblos por medio de la santísima Virgen…».

Relató que en Italia se está viviendo «algo así como una avalancha de anti-religiosidad, tras la exigencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que ha exigido quitar crucifijos de los colegios». Dijo que este tema le recuerda un pasaje leído en un libro referido a un caso real ocurrido en España hace muchos años «que contaba que unos enemigos de Dios iban a las casas a destruir todo lo que encontraban. La madre escondió todo… pero encontró que su niña llevaba un crucifijo en el pecho. La mamá se lo arrancó justificando su acción en el temor a ´esos malos ateos´. La niña de 5 años respondió: Esa me la quitaste, pero ésta (haciendo la señal de la cruz) nadie me la quita…porque la tengo en el corazón». Un pasaje que, por su contundencia, no necesitó más argumentación.

El mensaje de Fátima

Pero cuánto enojarán al Señor estas actitudes fue la pregunta. El religioso de origen argentino pero radicado en El Salvador, se refirió al mensaje de Fátima, que data de hace cerca de cien años (1917) y tiene que ver precisamente con las ofensas humanas a nuestro Señor Jesucristo. «El mensaje central es que Dios está profundamente ofendido por el pecado de los hombres» y la forma de reparar de alguna manera esas ofensas es la penitencia… Si hacen penitencia, sacrificios, oración y se convierten, habrá paz y si no, no habrá paz. Como ese mensaje no fue comprendido en su real profundidad, no hubo paz. Anunció el fin de la primera guerra mundial y anunció que si los hombres no cumplían eso, vendría la segunda guerra y circunstancias posteriores», respondió el P. Gioia, al subrayar como las apariciones de Fátima, Guadalupe y Lourdes tienen la seguridad que da su aprobación por parte de la Iglesia.

Continuó explicando que el mensaje de Fátima, revelado en su integridad en el pontificado de Juan Pablo II, es que Jesús estaba siendo muy ofendido por los pecados de los hombres. «Cómo cambiaron, cómo se alejaron de Dios, cómo la familia entró en crisis, cómo las modas cambiaron, los valores, cómo los medios de comunicación transmiten violencia, pornografía…»

El mundo moderno

Reflexionó finalmente en que si todos los hombres se volviesen a Dios «escuchando la palabra, viviéndola y poniéndola en práctica, el mundo cambiaría…Si algunos deciden ser santos, esos serán modelo para otros. El Papa Juan Pablo II decía que los hombres modernos se mueven mucho más por el testimonio que por la doctrina… y el Papa Pío XI tiene una Encíclica que dice que a través de la liturgia y del ceremonial se penetra en ocasiones mucho más que con la catequesis».

El P. Gioia sostuvo finalmente que la problemática del mundo moderno es que está en «un descamino, está en la desverdad y en la pérdida de la vida: guerras, asesinatos, robos, terrorismo, aborto, eutanasia, es contra la vida… una cultura de la muerte» contraria al mandamiento del Señor.

Así, resulta claro ver que -aunque Dios está ofendido- Él es el camino. Y en la Biblia está escrito aquel pasaje cuando Tomás le preguntó a Jesús: pero Señor, cómo sabremos por dónde ir si no sabemos cuál es el camino. Y nuestro Señor le contestó: Tomás, yo soy el camino, la verdad y la vida…».

Entonces, concluyó, la coyuntura del mundo de hoy no es una coyuntura lejana a los tiempos en que nuestro Señor apareció entre los hombres. Y es bonito porque ahí tenemos la solución: el camino. ¿Cómo seguir el camino de Jesús… o encontrar el camino? Escuchando la palabra, viviendo la palabra… la verdad es la palabra. Ahí se encuentra la vida…

El P. Fernando Gioia, de conversación fluida, sencilla pero firme y clara, estuvo varios días en Bolivia, visitando las casas de los Heraldos del Evangelio en varias ciudades capitales del país y cumpliendo su misión de asistir espiritualmente a los miembros de esa comunidad religiosa. Sin duda, un acontecimiento espiritual grande para los Heraldos del Evangelio.

Por Elizabeth Paravicini G.

 

 

 

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