sábado, 18 de mayo de 2024
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Párroco de la Catedral de Bogotá: "No tengáis miedo de Cristo, que él no quita nada y lo da todo"

Bogotá (Jueves, 19-11-09, Gaudium Press) En medio de la elegante e histórica Catedral Primada de Bogotá, se encuentra un hombre sencillo y modesto, que día a día trabaja en pro del bienestar de su comunidad parroquial, el padre Astolfo Moreno.
De niño realizó su primaria y bachillerato en el Colegio los Caminos, fundado por sus padres Astolfo Moreno y Clemencia Salamanca. Él es el hijo mayor de un grupo de tres. Su familia después de vivir un catolicismo poco profundo, experimenta un encuentro con Dios, a través de la Virgen María y sus múltiples mensajes que se posan en los corazones de fieles, mensajes que tocaron la puerta de su hogar.

«Yo descubrí mi vocación cuando tenía como unos 17 o 18 años, estudiaba ingeniería industrial en la Universidad de los Andes, hice algunos de estudios de matemáticas, pero la verdad, nada de esas cosas me resultaba como plenificantes, como absolutas», expresó el Pbro. Moreno a Gaudium Press.

«Yo me acuerdo que mis compañeros pensaban en trabajar en multinacionales, en ser gerentes, y yo pensaba en algún momento, en que consagrar el cuerpo de Cristo y absolver los pecados no lo puede hacer ni el más rico del mundo, sólo un sacerdote, y en ese sentido esa potencia que tienen el sacerdocio ministerial es algo muy grande», agregó.

Después de terminar sus estudios universitarios, el padre Astolfo Moreno, inicia su formación como sacerdote, y para ello viaja a España. Allí en el Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa, (seminario internacional), estuvo durante cinco años. «Fue un estudio muy serio, muy riguroso, fue una experiencia de conocer la Iglesia, algo muy bueno, creo que fue algo definitivo. Ciertamente yo nunca había salido del país, ni conocía nada antes de terminar la carrera, y me fui, como con una especie de ilusión, pero también, cierta incertidumbre; pero fue una experiencia estupenda, allá me ordenaron diácono, listo pues para servir en la arquidiócesis de Bogotá».

Y fue en la parroquia de Santa María de Jerusalén, en la localidad de Ciudad Bolívar, donde el padre comienza su vida de servicio sacerdotal en una comunidad del país, «para mi es una de las experiencias más bellas que he tenido en mi vida, porque fue un proceso en varios sentidos. Digamos que pastoralmente llegue a una parroquia muy grande, muy populosa, con muchísima gente, con un territorio muy extenso, que precisamente estaba en proceso de ser dividida. Allí llegue siendo diácono, estuve 6 meses y luego me ordenaron presbítero el 01 de diciembre de 2001, estuve un tiempo como vicario parroquial, y después como párroco en la parroquia de San Pío de Pietrelcina», comentó.

En medio de dicha comunidad pudo vislumbrar y ser testigo del empeño, la tenacidad y la fe profunda de los habitantes del lugar, quienes en medio de diversas problemáticas sociales dieron muestra de su humildad, sencillez y gran amor a Dios.

El sacerdocio

Desde el 19 de junio de 2009 el Papa Benedicto XVI, ha convocado oficialmente a un año sacerdotal, en donde de manera especial se orará constantemente por las vocaciones y el sacerdocio en el mundo.

««El Sacerdocio es el amor del corazón de Jesús», repetía con frecuencia el Santo Cura de Ars. Esta conmovedora expresión nos da pie para reconocer con devoción y admiración el inmenso don que suponen los sacerdotes, no sólo para la Iglesia, sino también para la humanidad misma. Tengo presente a todos los presbíteros que con humildad repiten cada día las palabras y los gestos de Cristo a los fieles cristianos y al mundo entero, identificándose con sus pensamientos, deseos y sentimientos, así como con su estilo de vida», expresó el pontífice en la Carta para la convocación de un año sacerdotal, con ocasión del 150 aniversario (Dies Natalis), del Santo Cura de Ars.

Y precisamente, ¿qué sería de la Iglesia, sin la presencia de aquellos hombres que han entregado su vida al servicio de Dios y la humanidad?, ¿qué pasaría con cientos de comunidades en el mundo sin la guía espiritual de los sacerdotes? Claramente, a través del sacerdocio cientos de fieles tienen la posibilidad de vivir plenamente el misterio de la eucaristía, de recibir la sangre y cuerpo de Cristo y de afianzar su fe al ratificar cada sacramento.

Por otro lado, en medio del ritmo acelerado del mundo, en donde a diario las nuevas tecnologías, cada vez más cercanas, más palpables, más interactivas, ofrecen a los jóvenes nuevos espacios de socialización, en el que convergen diversidad de culturas y sentires, pareciera difícil encontrar vocaciones y personas dispuestas a darlo todo.

Para el padre Astolfo, ahora más que nunca se necesitan de hombres dispuestos a entregar su vida a la causa de Dios. «Yo creo que ante la abundancia de medios materiales, de comunicación y de posibilidades de viajar o de conocer, es absolutamente patente que nada de esas cosas sacia al corazón humano. No significa que todos tengan que ser sacerdotes, pero sí está claro que sólo Dios es el que da razón a la vida, sólo Jesucristo da el sentido a la existencia, al dolor, al sufrimiento, al futuro, a tantas cosas. Y en ese sentido hoy más que nunca hace falta esas personas que lo manifiesten, primero con su vida, luego con su predicación y su servicio. Evidentemente el sacerdocio ministerial provee al mundo de algo que ninguna otra persona puede hacer, la absolución que se da por medio de la confesión y el consagrar el cuerpo y la sangre de Cristo en la santa misa. Obviamente el sacerdocio tiene más cosas».

Cosas que como la oración, la escucha, el servicio a la comunidad y el trabajo con los grupos parroquiales, entre otras, constituyen también la esencia misma del trabajo dentro de las iglesias. Las cuales son fundamentales en lugares en donde la violencia, la pobreza, las drogas y la falta de recursos, dificultan el desarrollo integral de las comunidades.

«La providencia de Dios es real y en cada momento nos da lo que necesitamos. En ese sentido creo que ante todo Dios abre los caminos y construye la Iglesia, ahora pienso que a la larga el ministerio sacerdotal es algo muy concreto, muy sencillo, si se pudiera decir así, pienso que no se trata de hacer proyectos demasiados extraordinarios o pensar que la Iglesia se hace con demasiadas proyecciones humanas, sino procurando celebrar los sacramentos con piedad , de modo que la gente se dé cuenta de que ahí hay un misterio, procurando dedicarle tiempo a escuchar a las personas, a la confesión sacramental, visitar a la gente, quererlos, procurando predicar la doctrina claramente como es, con toda su integridad», comentó el presbítero.

En la Catedral Primada de Colombia

La Catedral primada de Bogotá es uno de los símbolos religiosos más importantes del país. En ella confluyen el arte, la historia, la majestuosidad y por su puesto el amor del Padre Eterno.

Desde 1538, año en el que se dio inició a la construcción de la catedral, y hasta la fecha, esta ha sido un recinto sagrado en el que con gran frecuencia comunidades religiosas, el poder público y cientos de fieles celebran allí sus efemérides.
Hace aproximadamente cinco años, el padre Astolfo llegó como párroco a la catedral. En dicho tiempo ha continuado no solo con las obras de sus predecesores sino que también ha impulsado nuevos proyectos.

«Yo percibo que el papel de un párroco en general, pero especialmente en una catedral, es -más que una persona que se inventa o hace cosas- es como él que permiten que se hagan, porque el que mueve es el Espíritu Santo, y en ese sentido lo que procuro es acompañar, orientar, acoger».

Actividades

Cine-foros, conciertos, lunadas y obras de caridad, hacen parte del grupo de actividades que se lleva a cabo la catedral. Los primeros surgen como un intento de armonizar en la cultura. La cultura «es un espacio que es necesario evangelizar, en el que está presente Dios, que también está en el arte, la música, la poesía, etc. Y creo que la catedral tiene que estar allí, entre otras cosas porque grandes focos de la cultura a lo largo de la iglesia fueron las catedrales», puntualizó.

Entre otras de las acciones pastorales de catedral, se encuentra «El Caldo», una oportunidad para que jóvenes y adultos compartan con las personas de la calle y les ofrezcan con gran humildad una comida. En esta obra participan activamente los jóvenes, quienes también en las lunadas, encuentran un espacio de encuentro con Dios, al igual que con sus hermanos.

«Son cosas que Dios va permitiendo que se mantengan, cosas que se intentan orientar, para que (los jóvenes) tengan una formación, que conozcan la palabra del Padre, que no sea simplemente cosas de altruismo, sino que también tengan un componente evangelizador. Luego en la iglesia hay tantos movimientos, tantas realidades que vienen y lo que corresponde es prestar unas ayudas muy concretas, acogerlos y que puedan desarrollar aquí su realidad», Expresó.

A lo anterior se suma un proyecto con niños, que con la colaboración de la fundación Ponte en Mi Lugar, ofrece a los pequeños en situación vulnerable la oportunidad de recibir formación musical, con el propósito de formar un coro. A la fecha existe un grupo de 8 a 10 niños, quienes empezarán a interpretar algunas piezas musicales en la catedral.

Finalmente el sacerdote expresó que obras, esperanzas, sueños y amor a Dios, es lo que a diario transmiten los sacerdotes al mundo. «El papa Benedicto, cuando empezó, tomó una frase, un poco heredada de Juan Pablo II, pero que ciertamente es clarísima, ¡no tengáis miedo de Cristo, que él no quita nada y lo da todo!, yo creo que eso es absolutamente cierto. Si nos lanzamos y lo decidimos no tenemos nada que perder», concluyó el padre Astolfo Moreno.

Por Nathalí J. Rátiva. M.

 

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