sábado, 23 de noviembre de 2024
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El Centro de Capacitación Juan Bosco Obrero: reflejo de salud, sabiduría y santidad

Bogotá (Viernes, 05-03-2010, Gaudium Press) Ciudad Bolívar, es una de las localidades bogotanas más marginadas de la ciudad, sus fuertes problemas de pobreza, delincuencia, desplazamiento y analfabetismo hace de sus habitantes personas con grandes dificultades sociales y económicas. En medio de este panorama emerge el Centro de Capacitación y Promoción Popular, Juan Bosco Obrero, su fundador y director el padre Jaime García Cuellar, SDB., le cuenta a Gaudium Press las características de tan importante labor educativa y social.

«Este centro fue concebido hace unos 20 a 22 años, y nació como una respuesta a dos momentos eclesiales: primero a esa inquietud social que emergió en la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II y segundo, a las opciones sociales nacidas de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Medellín, Colombia, en el año 1968. Esos dos eventos marcaron para el mundo latinoamericano una gran esperanza, una esperanza que nacía de un compromiso de Iglesia de luchar en favor de las clases populares para que ellos recobren su dignidad y el puesto que les corresponde en la sociedad», expresó el padre García.

Actualmente, existen en Ciudad Bolívar dos sedes de Centro de Capacitación JBO, uno ubicado en el barrio la Estrella y otro en la zona conocida como Altos de Cazucá. En ambas sedes se atienden a una población juvenil de 4600 y 850 muchachos respectivamente. Estos centros se han convertido en una ventana de oportunidades abiertas para la población más vulnerable del sector. Los dos centros en concordancia con las enseñanzas de San Juan Bosco, buscan formar y ayudar, preferencialmente a los y a las jóvenes más pobres, no solo en el ámbito educativo laboral, sino también en la formación ciudadana y personal.

«Cuando hay un compromiso con los pobres, hay que estar donde están los pobres. Inclusive esta obra, en sus inicios, nació ofreciendo, -hace unos 22 años-, a jovencitos de Ciudad Bolívar la posibilidad de estudiar y de capacitarse en otro lugar de Bogotá. Esa experiencia terminó en frustración total, porque un niño, o un jovencito pobre no tiene la posibilidad económica para tomar todos los días un bus, para salir desayunado, para tener ropa de cambio, y menos para disponer en sus tugurios de un lugar tranquilo y adecuado para preparar sus tareas. (…). Entonces haber pretendido sacar a los pobres de su medio, dándoles una beca, para que estudiaran en un colegio del norte o del centro de la ciudad resultó un absurdo.

Esa experiencia me dejó una lección: hay que ir a donde subsisten los pobres para sentir las angustias y los problemas de los pobres, hay que entrar a su mundo para saber a qué huelen los ranchos de los pobres, porque el pobre a quien juzgamos como perezoso y descuidado, no lo es. Es la indiferencia de quienes han manejado el Estado, la que por siglos ha sido perezosa y descuidada, porque en sus políticas de gobierno han negado al pueblo oportunidades de educación de trabajo y de vivienda. Cuando a un ser humano se le cierran las puertas de las oportunidades, pues normalmente se convierte en antisocial, vive frustrado, nadie le ofrece trabajo, se le juzga perezoso, se vuelve sucio, y muchos, especialmente los hijos de la pobreza y de la miseria, terminan como drogadictos, se convierten en ladrones. Estas son algunas de las consecuencias que se derivan de las privaciones que se le imponen a la persona humana cuando se le recorta el reconocimiento a sus derechos básicos fundamentales. Y, cuando a uno lo privan de aquello que le pertenece, pues lógicamente uno se degrada integralmente en lo moral, en lo físico, en lo cultural y en lo biológico», explicó el director del Centro.

A través de diversas áreas de formación técnica laboral, tales como: mecánica industrial, mecánica automotriz, gastronomía, carpintería, electricidad, electrónica, hidroneumática, dibujo y diseño, gastronomía, confecciones y artes circenses, entre otras, programas avalados por la Secretaría de Educación y el Sena, los jóvenes que ingresan al Centro Juan Bosco Obrero, adquieren una formación integral para desempeñarse con calidad en el mundo del trabajo.

«El Centro JBO no deja a los jóvenes a mitad de camino. Una primera tarea consiste en acogerlos, recibirlos, motivarlos, acompañarlos y orientarlos para que obtengan con competencia su titulo técnico laboral. Un segundo empeño está orientado a ayudarlos para que se especialicen como tecnólogos y a que se inserten en el mundo laboral.», afirmó el sacerdote.

El año pasado, la Oficina de empleabilidad que tiene el Centro Juan Bosco Obrero, logró introducir con contrato de trabajos a cerca de 860 jóvenes en importantes empresas capitalinas», afirmó el sacerdote.

Juntamente con el entrenamiento técnico laboral, el Centro JBO, orientado por los salesianos, ofrece a los muchachos vinculados a esta obra, la riqueza cultural del asociacionismo juvenil, de insertarse a escuelas deportivas, y de acceder al aprendizaje en teatro, música, danzas, y a momentos fuertes de formación ético-moral y religiosa.

«La formación ética ciudadana es muy importante en este medio. Ciudad Bolívar posee un altísimo índice de personas desplazadas, perseguidas, empobrecidas. Para su ingreso al aprendizaje, el Centro.les. da toda prioridad. .Mediante cursos transversales de formación cívico-ciudadana se les hace tomar conciencia de, sus derechos violados, de su unidad de personas humanas, y de su condición de hijos de Dios.», manifestó el director.

En JBO la formación laboral es gratuita; a los jóvenes no se les exige ningún pago monetario. Pero el proceso formativo si tiene un valor y al muchacho le cuesta. El único valor de cambio no está en el papel moneda. Nosotros cobramos con valores éticos: con puntualidad, con respeto por la vida, con sentido de pertenencia, con solidaridad, con cuidado por los elementos didácticos, con resultados de aprendizaje y con el sentido de pertenencia.», afirmó el padre García.

De este modo el Centro JBO pretende convertirse en ejemplo de lucha a favor de la dignidad y los derechos del otro, del reconocimiento de las capacidades propias y ajenas, de diálogo, de consenso, de trabajo creativo, de libertad con responsabilidad y de ruptura frente a las injustas situaciones de pobreza y de vulnerabilidad.

El Centro Juan Bosco Obrero, con su constante formación en valores, logra generar en los muchachos y muchachas que aquí se capacitan sentimientos de agradecimiento, de originalidad, de superación, pero ante todo de respeto por el valor fundamental de la vida.

«El primer valor, es el valor de la vida, es el valor central del Centro Juan Bosco Obrero, y ese valor central tiene tres expresiones: el respeto, la solidaridad y la responsabilidad», concluyó el director.

Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M.

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