sábado, 04 de mayo de 2024
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"Para construir la paz, también debemos recurrir a la clemencia y al perdón", señaló la Conferencia Episcopal de Chile

indulto2.jpgSantiago (viernes, 23-07-2010, Gaudium Press) Cerca de 70 minutos duró la reunión entre los representantes de la Conferencia Episcopal de Chile y el Presidente de la República, Sebastián Piñera, que el miércoles 21 se llevó a cabo en La Moneda con motivo de la entrega del texto oficial que propone un indulto con motivo del Bicentenario.

El documento de cinco páginas se titula «Chile, una mesa para todos en el Bicentenario» y presenta un análisis crítico sobre el actual sistema penal y carcelario. Además propone una serie de medidas orientadas a las rehabilitación y reinserción social de los condenados y, plantea condonaciones y conmutaciones de penas bajo criterios específicos.

Aquí presentamos una síntesis de las ideas más importantes del texto:

Un signo de clemencia

Reconociendo la importancia trascendental del valor de la paz para el país, los Obispos de Chile comprometen sus esfuerzos en la consecución de ella, enfatizando al mismo tiempo que la paz no es tan sólo obra de la justicia sino que también contribuyen a ella el perdón y la misericordia.

Bajo esta convicción hacen un llamado a todos los hombres de buena voluntad a seguir avanzando por los caminos de la justicia social, fundamentada en el respeto a los derechos humanos y en la dignidad de las personas, y a apoyar decididamente a los poderes del Estado en su lucha contra la delincuencia.

«Pero para construir la paz, también debemos recurrir a la clemencia y al perdón. Por eso, en el contexto del Bicentenario, apreciando la libertad que otorga el Estado de Derecho, los pastores de la Iglesia Católica queremos ofrecer una nueva colaboración, a nuestro parecer necesaria, en el ámbito de los derechos humanos. Nos referimos a los derechos fundamentales de quienes han sido condenados, y a un indulto que nuestra sociedad puede conceder como expresión de la actitud humana y enaltecedora que construye la paz ciudadana y ayuda a la reconciliación», señala el documento.

En este mismo sentido, los pastores reafirman las enseñanzas de Juan Pablo II en la materia, quien advertía que abstenerse de acciones promocionales en favor del recluso significaría reducir la prisión a una suerte de venganza social.

El horizonte de nuestra petición de indulto

Siendo fieles a las enseñanzas del Evangelio y siguiendo el ejemplo de perdón y amor de Nuestro Señor Jesucristo, la Conferencia de Obispos expone ante las autoridades una serie de reflexiones sobre el sistema penal y carcelario que acompañan esta solicitud de indulto y sin las cuales no se puede comprender plenamente el sentido de la misma.

1.- «El País del Bicentenario quiere ser un país desarrollado, por lo mismo, reflexionemos acerca de un sistema penal y carcelario más humano». Compartiendo su preocupación por la delincuencia y reiterando su compromiso en la promoción de aquellos valores que la evitan, la Iglesia advierte que muchos recintos carcelarios no procuran verdaderas oportunidades de rehabilitación a los internos, y esto, va en directo menoscabo en la lucha contra el problema de la delincuencia.

«Por el contrario, sabemos que con frecuencia los recintos penales son un hábitat más violento y deshumanizante que aquéllos que favorecieron el desarrollo de la delincuencia. Tales ambientes, tampoco propician la conversión interior ni los deseos de cambio en las personas», afirman los obispos.

2.- «Prestémosles atención a los internos más débiles, a los que están gravemente enfermos o son adultos mayores». Los pastores aseveran que es imprescindible defender la vida en todos sus ámbitos, teniendo especial consideración por la de aquellos que por estar en prisión, ven vulnerados sus derechos a una atención sanitaria adecuada o incluso, a una muerte digna.

«Decíamos entonces que «la celebración del Bicentenario de la Patria puede ser un momento privilegiado para ejercer nuestra misericordia subsanando posibles distorsiones del sistema de justicia. En este contexto, comprendemos el enorme valor que tendría un gesto de clemencia hacia quienes, dentro del cumplimiento de sus penas, llevan un sufrimiento aún mayor a causa de su edad, salud y soledad»», señalan.

3.- «Trabajemos para una promoción integral de los reclusos». Ante la precaria situación de los penales en el país los obispos proponen el desarrollo de la educación técnica en los recintos penitenciarios a fin de promover la rehabilitación y reinserción de los reclusos, y la creación de programas de acompañamiento a quienes salen de prisión con el objeto de evitar la reincidencia. Además instan a las autoridades a resolver definitivamente los problemas de hacinamiento, superpoblación y violencia que aquejan a las cárceles.

«Pero sabemos que en Chile, también con los reclusos de diversos penales, tenemos una deuda que compromete el respeto por sus derechos humanos. No podemos tener cárceles inhumanas ni seguir permitiendo el hacinamiento, con toda su secuela de males. Se trata de personas humanas como todos nosotros. Es cierto, han cometido faltas, delitos y hasta crímenes, pero no por eso podemos negarles la dignidad que Dios les confirió desde el día de su gestación», afirman los obispos.

4.- «Como comunidad eclesial estamos empeñados en que el Chile del Bicentenario se convierta, de verdad, en una «Mesa para todos» (…) Pedir un indulto que los beneficie, no es contrario al apoyo que damos al compromiso de las autoridades del país, que quieran velar por nuestra seguridad, luchando para que la delincuencia y el narcotráfico, con su alta cuota de violencia y muerte, no corroa el «alma de Chile», y procurando una justicia pronta y eficiente para quienes atenten contra la integridad de otros chilenos, malogrando así los esfuerzos de lograr la paz y el espíritu fraterno que debe caracterizar a la mesa para todos», indica el texto.

El indulto con ocasión del Bicentenario

Reconociendo que esta iniciativa no ha sido motivada con el interés de incomodar al Gobierno, la Conferencia de Obispos subraya que éstas ideas son presentadas para que sean discutidas por los ciudadanos y las instituciones, con pleno respeto de las competencia propias del Estado y aquellas concernientes a las confesiones religiosas en base a una sana laicidad.

En este espíritu los Obispos de Chile solicitan al Presidente de la República y a las autoridades competentes, considerar y estudiar las siguientes proposiciones:

1.- «Que los condenados por sentencia ejecutoriada -con las restricciones que la autoridad competente considere prudente establecer como, por ejemplo, delitos de sangre-, que en los últimos años hayan tenido buena conducta en los recintos carcelarios, y no constituyen un peligro para la sociedad:

a. Puedan ver reducidas parcialmente sus penas privativas o restrictivas de libertad.?
b. Además de lo señalado, que se conceda una reducción adicional a quienes tengan más de 70 años de edad.
c. Igualmente, que a las mujeres que tengan uno o más hijos menores de 18 años se les conceda también una reducción adicional.
d. Que a las personas condenadas privadas de libertad que padezcan alguna enfermedad invalidante, grave e irrecuperable, se les conmute su pena por otra, que no deba cumplir en las condiciones más aflictivas de la cárcel.
e. Que a los enfermos terminales, debidamente comprobados por la instancia competente, se les condone el saldo de las penas que les resten por cumplir.»

2.- Que mejoren sustancialmente la vida de las condiciones de vida cumplen penas privativas o restrictivas de libertad en recintos penitenciarios, como también la vida y condiciones laborales de todos los funcionarios del sistema penitenciario.

3.- «Que se modifique la legislación que se refiere a las penas, en lo que atañe a los condenados de edad muy avanzada y a quienes estén gravemente aquejados de una enfermedad terminal».

4.- Extensión del beneficio a quienes cumplen penas por delitos contra los derechos humanos cometidos durante el Régimen Militar. «No olvidemos que no todos ellos tuvieron igual responsabilidad en los crímenes que se cometieron. A nuestro parecer no cabe ni un indulto generalizado ni un rechazo general del indulto para todo ex uniformado condenado. La reflexión debe distinguir, por ejemplo, el grado de responsabilidad que le cupo a cada uno, el grado de libertad con que actuó, los gestos de humanidad que tuvo y el arrepentimiento que ha manifestado por sus delitos», indica el documento.

El camino del Evangelio: Justicia y Clemencia

Velando por el imperio de la justicia -nada más injusto que la impunidad- y salvaguardando el pleno imperio de los derechos humanos en materia de crímenes de lesa humanidad, los obispos de la Iglesia chilena solicitan una «justicia con clemencia», apelando al corazón de cada ciudadano para que considere de qué manera le gustaría ser tratado si se encontrara en la situación de los condenados.

«Más allá de los ordenamientos jurídicos y de sus interpretaciones, el mismo Jesús nos enseñó con su testimonio y su palabra, que la lógica del perdón es la única que restaña las heridas, devuelve la confianza e inaugura tiempos nuevos para quienes tienen la valentía de concederlo y de pedirlo. Nos conmueve el solo hecho de pensar que Jesús clavado en la cruz de la injusticia, antes de morir, pide al Padre que perdone a quienes lo han crucificado», afirman los pastores.

«Ésa es la lógica y la pedagogía que anhelamos para cada uno de nosotros y la gracia que pedimos por intercesión de la Virgen del Carmen, Madre de todos los chilenos y chilenas, sin excepción alguna, pero especialmente de aquellos que por diversas causas atraviesan horas de angustia y de dolor», concluye el texto.

 

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