viernes, 26 de abril de 2024
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"Mozambique es tierra de esperanza", afirma sacerdote brasileño que visitó el país africano

Puerto Alegre (Lunes, 30-08-2010, Gaudium Press) Entre el 27 de julio y el 13 de agosto, Mons. Jaime Pedro Kohl, obispo diocesano de Osório, estado de Rio Grande del Sur, Brasil, y obispo referencial del Sector de Animación Misionera de la Regional Sur 3 de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), junto con el padre Adilson Zílio, de la diócesis de Caxias del Sur, y Silvane Agnolin, secretaria del Sector de Animación Misionera, estuvieron en Mozambique para visitar a los misioneros que integran el Proyecto Iglesias Solidarias de Río Grande del Sur. En un breve testimonio, el Padre Adilson habló sobre cómo su experiencia en tierras africanas.

De acuerdo con el sacerdote, los misioneros trabajan en las Parroquias San Miguel Arcángel de Micane y San Pablo de Larde, que poseen una población estimada en 80 mil habitantes. El Padre Adilson destacó que los misioneros atienden a 140 comunidades, divididas en 19 zonas y 4 regiones. «La gran mayoría de las comunidades recibe la visita de los misioneros una vez por año. Otras, una a cada tres años», dijo.

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P. Adilson Zílio

El inicio de las actividades en una comunidad, recordó el sacerdote, comienza con la «sala de catequesis», como ellos acostumbran a decir. «En este momento las personas son catequizadas, un proyecto con duración de tres años», explicó el Padre, resaltando también que una vez culmina la actividad formativa, la comunidad se reúne en «grupos de oración». Los coordinadores de las comunidades son llamados ancianos, y los representantes de las zonas forman el consejo parroquial.

«La presencia de los misioneros junto al pueblo mozambiqueño es de mucho orgullo y esperanza para todos nosotros, por el servicio prestado. Los padres ayudan en la evangelización, formación y sacramentos, y los laicos contribuyen en la organización, las clases de informática, la atención a la salud, con visitas a los enfermos y al hospital, el acompañamiento del proyecto «Hogar Vocacional», donde ocho niños de la octava serie de enseñanza media reciben clases de refuerzo, y también colaboran en la organización de pequeñas asociaciones de generación de renta en 10 parroquias», relató el sacerdote.

Según el Padre Adilson, la población es muy acogedora, y en cada celebración los religiosos son recibidos con gran fiesta.

Comentó, también, el efecto de la guerra civil en el país, que asoló la región, especialmente, hasta el año 1992. «Las iglesias fueron transformadas en escuelas, y solo en estos últimos años ellos consiguieron un poco de ‘democracia’, pues siempre estuvieron lejos del desarrollo, con pocos recursos públicos».

En relación a la fe, el sacerdote afirmó que el pueblo mozambiqueño es sediento de ella, y que no mide esfuerzos para participar en su propia iglesia. «Muchas personas hicieron más de 10 Km., a pie, para acoger al obispo y su «comitiva». Algunos nunca habían visto un obispo. No demostraban cansancio, pero sí realización y felicidad. No en vano es el continente en donde la religión católica crece más», enfatizó.

El Padre Adilson relató, además, que quedó impresionado con la cantidad de niños en la capital, que según él, «no siempre son bien tratados y valorados». «Hay también mucha precariedad en la salud. Lo que más mata es la desnutrición y el SIDA. Son 40% los mozambiqueños afectados. Faltan medicinas, personas capacitadas. Con una calidad de vida tan baja cualquier enfermedad, como la malaria, por ejemplo, puede llevar a la muerte, sin embargo con orientación sana, higiene y acompañamiento se pueden salvar muchas vidas», observó el visitante.

Por último, el sacerdote registró que, aunque haya gran número de musulmanes en el país, la labor católica es impulsada. «Nuestra religión siempre buscó el Evangelio en la vida. Consigue marcar la diferencia. ‘Yo vine para que todos tengan vida y la tengan en abundancia’ (Jn 10,10). Este pueblo requiere de más misioneros; laicos y consagrados», subrayó.
«Con pocas cosas se puede transformar esta realidad de muerte en señal de vida plena», concluyó el Padre Adilson, quién igualmente resaltó: «Por estas y por tantas otras señales: Mozambique es Tierra de Esperanza».

 

 

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