sábado, 18 de mayo de 2024
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Un gran monasterio, en estilo gótico francés, en pleno Wyoming, para albergar una creciente comunidad masculina de clausura

Washington (Miércoles, 08-09-2010, Gaudium Press) Todo comenzó hace 7 años cuando el padre Daniel María de Jesús Crucificado, carmelita de clausura, llegó al estado americano de Wyoming con solo 400 dólares y la bendición del entonces obispo de Cheyenne, Mons. David Ricken. «Bueno, Dios puede hacerlo todo. Él multiplicará esto», recuerda el padre que se dijo entonces a sí mismo. Hoy, el National Catholic Register aporta la magnífica noticia de la proyectada construcción de un imponente monasterio en estilo gótico francés, en una propiedad de 10.000 acres, para la creciente comunidad de los Monjes de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo. La propiedad se halla ubicada en la parte trasera de las montañas Carter, en la esquina noroeste de Wyoming, a 80 millas al oeste de donde actualmente viven los monjes.

La multiplicación más importante no ha sido la de los medios económicos sino la de los profesos. En este momento son 14 los monjes, en varias etapas de formación. Y también la multiplicación de los pedidos de ingreso: cada año reciben 250 solicitudes, en su mayoría de jóvenes entre los 15 y 25 años. La comunidad solo recibe hombres entre los 18 y los 30 años, y la media de edad es de 24.

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Foto: National Catholic Register

«Creo que el número de candidatos que muestran interés en la comunidad es uno de los más fuertes indicadores de la providencia de Dios en este trabajo», dice el actual obispo de Cheyenne, Mons. Paul Etienne. «Los monjes son una comunidad única comprometida en la verdad de Jesucristo, y hay hombres jóvenes en nuestra cultura de hoy descubriendo esa verdad y las decepciones de nuestra cultura presente. No es de sorprender que ellos sean bastante atraídos a una comunidad que representa un total compromiso con Cristo y su verdad», recalca el prelado.

«Podríamos construir tres monasterios al mismo tiempo y llenarlos al mismo tiempo. Eso muestra el gran interés que entre los hombres jóvenes ha suscitado lo que estamos haciendo», afirma por su parte el padre Daniel María a Anthony Flott, corresponsal del National Catholic Register. «Tengo a todos esos jóvenes viniendo. Debo construir este gran monasterio ahora», expresa.
La compra de los terrenos se hará efectiva en octubre, y será pagada por «unos pocos donantes». Por lo pronto está proyectada la construcción del monasterio de los monjes, después una casa de retiros, y tras ello un convento para 20 a 25 monjas. Los planos del monasterio fueron elaborados por James McCrery, de McCrery Architects en Washington, D.C. McCrery es además un reconocido conferencista en temas como Arte y Arquitectura de la Iglesia, y su firma está implicada en otros proyectos de la Iglesia en todo Estados Unidos.

El centro del monasterio será la iglesia, que podrá acoger a 150 personas además de 40 monjes. La entrada pública incluirá un claustro, una pequeña tienda de regalos, una tienda para «Mystik Monk Coffee (Café ‘Monje místico’, el café que ya producen los monjes y que les sirve de sustento), cuartos externos, la oficina de un maestro de huéspedes y cuartos donde los monjes puedan reunirse con sus familias.

A un lado de la iglesia habrá un claustro capitular octagonal, donde tradicionalmente los monjes carmelitas profesan sus votos. Ese claustro estará rodeado por una enfermería, oficinas, cocina, comedor, sacristías y biblioteca. El otro lado de la iglesia colindará con el ala de los novicios.

Tras el altar mayor habrá una capilla pequeña, que será rodeada por ermitas para 40 monjes, cada ermita teniendo una pequeña parcela, donde ellos podrán distraerse en labores de jardinería, en meditación y oración.

Entretanto «la joya de la corona de todo son las ermitas que se ubicarán en los barrancos de la montaña, totalmente escondidas y solas con Dios», dice el padre Daniel María. «San Juan de la Cruz decía que si solo un alma alcanza esa unión transformante, la más alta de las uniones, ella está haciendo más por la Iglesia y el mundo que todas aquellas personas que en las actividades de apostolado no se encuentran en ese estado de unión. Ese tipo de personas se convierten en un enorme canal de gracia para el mundo, y yo pienso que es muy importante para nosotros establecer esa forma de vida», expresa el padre.

Los monjes cantan en gregoriano y ofician en la forma extraordinario del rito latino. «Como monjes, mantenemos esta forma de liturgia amada por nuestros corazones… Cuando nuestro obispo u otros sacerdotes nos visitan, damos la bienvenida a la celebración del nuevo rito», expresó el carmelita. «La vida de claustro contemplativa está en el corazón de la Iglesia aquí en la tierra. Justo ahora, la Iglesia necesita el corazón para ser fuerte, para que la gracia pueda fluir a todas las otras vocaciones en la Iglesia, a todos los otros trabajos de la Iglesia, y a todas las otras misiones de la Iglesia, Pienso que es crucial que este monasterio sea construido y que aquellos hombres jóvenes puedan finalmente entrar», concluye con esperanza.

Con información del National Catholic Register

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