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En las escuelas públicas americanas: Auge de estudios bíblicos

Washington (Viernes, 03-12-2010, Gaudium Press) La Biblia – desde que se conformó como tal- ha estado en el centro de la cultura occidental. Es esa una realidad objetiva, cuya constatación ha llevado a que 170 escuelas públicas en 43 estados de los Estados Unidos, estén desarrollando hoy por hoy clases de Biblia, desde una perspectiva ‘secular’, es decir, no de devoción o proselitista, sino estrictamente académica.

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Foto: Henri Bergius

Es lo que narra Janneke Pieters -en el reporte aparecido ayer en el National Catholic Register- sobre «El Retorno de Proporciones Bíblicas» del Libro sagrado a la educación pública americana. «En algún momento de este año en la clase de Biblia de John Keeling en la Escuela Whitehouse [en Whitehouse, Texas], los estudiantes abrirán sus libros de texto en la página 222 de la Unidad 9, [donde se analizan] Los Cuatro Evangelios», expresa Pieters. En este caso concreto, el libro de texto es «La Biblia y su Influencia», de autoría del ‘Bible Literacy Project’ (Proyecto de Alfabetización de Biblia), cuya primera edición vio la luz en el 2005. «La Biblia y su Influencia» fue revisado por un grupo de investigadores de varias confesiones, entre quienes se encontraban Mons. Richard Sklba, obispo emérito de Milwaukee y Mons. Emil Wcela, obispo emérito de Rockville Centre, ambos ex-presidentes de la Asociación Bíblica Católica.

El interés por los estudios bíblicos no parte exclusivamente de personas con fe cristiana. Una encuesta del ‘Bible Literacy Project’ -realizada en el 2006 entre profesores de Yale, Harvard, Princeton, Stanford y otras universidades- muestra que todos concordaron con el siguiente postulado: «Independientemente de la fe de una persona, alguien educado necesita conocer la Biblia». En el mismo sentido, otro estudio del 2005 reveló que 98% de los profesores de Inglés de Enseñanza Media americanos, consideraron que los estudios bíblicos eran académicamente ventajosos.

«Las conclusiones de estos estudios fueron que los estudiantes necesitan saber acerca de la Biblia a fin de estar al corriente de la literatura y la cultura occidental», dijo Sarah Jenislawksi, directora ejecutiva del ‘Bible Literacy Project’. «Así, muchas obras de literatura fueron escritas suponiendo que los lectores entenderían estas referencias [bíblicas]». Algo completamente cierto, como resalta Pieters: «Sólo las obras de Shakespeare contienen 1.300 alusiones bíblicas. Las obras de John Milton [ndr.: Autor del Paraíso Perdido, L’Allegro e Il Penseroso’, entre muchas otras] se basan en gran medida de la Biblia.» Hemingway, en el Viejo y el Mar, hace alusiones a la Biblia; la historia americana rebosa de líderes que tenían como base de sus enseñanzas la Biblia…

Entretanto, alguien podría decir que la enseñanza de la Biblia estaría en contravía del carácter ‘neutro’ del Estado con relación a la religión, garantizado por la Primera Enmienda a la Constitución Americana. No es así. «[Los estudios bíblicos pueden ser] una parte de un programa secular de educación» de forma «consistente con la Primera Enmienda», escribía el Juez Thomas Clark, en la opinión mayoritaria de la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos que prohibió todas las formas de devoción religiosa y oración en las escuelas públicas, en 1963.

¿Cómo es un tipo de estudio bíblico no proselitista? Nada difícil, responde Jenislawski del ‘Bible Literacy Project’: «Usted puede informar a los estudiantes acerca de las creencias, pero no puede pedirles que se ajusten a las creencias. Nunca pida a los estudiantes cambiar su creencia o defender la creencia». Por ejemplo, «si un estudiante dice ‘Quiero saber cuál es la respuesta correcta’, nosotros lo referiremos a los padres o a su líder espiritual. No se espera que el profesor aborde esas cuestiones», afirmó.

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