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Washington (Viernes, 03-12-2010, Gaudium Press) No esperaba el P. Jeffrey Grob una tan amplia y distinguida asistencia al seminario de dos días, que impartió a mediados de noviembre tratando de la práctica pastoral y litúrgica del exorcismo. A las palestras de este exorcista de la diócesis de Chicago, EE. UU., sobre ese importante e interesante ministerio, asistieron 56 obispos americanos y 66 sacerdotes.
«Es el signo de un profundo cambio de mentalidad», afirma el P. Grob, en declaraciones recogidas por Céline Hoyeau, del diario La Croix. «Durante los últimos cuarenta años, muchos sacerdotes no querían oír hablar de Satanás, del mal personificado (…). Hemos tenido varias generaciones de obispos para quienes todo esto era solo cuestión de psiquiatría. Hoy en día, el clero se da cuenta que tiene que estar capacitado en estos temas», continúa el sacerdote.
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El ministerio exorcístico es cada vez más requerido |
«Los obispos están empezando a comprender la magnitud del problema pastoral», afirma el P. Gary Thomas, sacerdote de 55 años, exorcista de la diócesis de San José, en California. «Con la pérdida el sentido de Dios, con el paganismo, la Nueva Era y la idolatría de todo tipo, la gente está cada vez más perdida y buscan llenar el vacío como pueden. Cuando disminuye la fe, aumenta la superstición. «
¿Diablo o psicología?
«La mayoría de los casos tiene que ver con la psicología», manifiesta el P. Grob, para quien el sacerdote que ejerce este ministerio debe tener las herramientas para poder distinguir las diversas situaciones y saber orientar, o derivar a un profesional.
Entretanto, lo anterior no permite negar la existencia e influencia del demonio: «El mal no es abstracto, él hace parte de la existencia de todo cristiano. Cristo mismo liberó personas que halló con lazos demoniacos y de malos espíritus».
La estrecha colaboración que debe existir entre psicología y ministerio exorcístico, encomiada por el P. Grob, tampoco permite entretanto confundir los campos ni desconocer su esfera propia: «No es lo uno o lo otro: es preciso considerar los dos, pues todo hombre es psíquico y espiritual». Además según su propia experiencia las dos realidades contribuyen en la génesis de los problemas de las personas que a él acuden: «La persona sufre de heridas psicológicas ligadas a su historia personal, y el mal se sirve de esa falla para introducirse y fragilizarla».
Tres son los tipos clásicos de acción diabólica, la tentación, la obsesión y la posesión, esta última la más dramática y publicitada -no siempre de forma objetiva por la midia- en la que el demonio asume el control del cuerpo de la persona. Entretanto, mucho más común que la posesión es la tentación y la obsesión: «Sin infestar el interior de la persona, el demonio puede afectarla desde el exterior, en su vida cotidiana, por ejemplo, buscando desviarla de la oración, actuando sobre sus sentidos…», expresa el exorcista de la diócesis de Chicago.
Tentación, obsesión o la terrible posesión, lo cierto es que como confirman los sacerdotes que ejercen ese ministerio, las diócesis americanas reciben cada vez más personas que se quejan de problemas físicos o espirituales aparentemente inexplicados.
Con información de La Croix.
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