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¿Por qué ser tomista? II – Parte

Redacción (Miércoles, 02-02-2011, Gaudium Press)

Teólogo recomendado por el Concilio Vaticano II

El brillo de la fulgurante aura de Santo Tomás no quedó circunscrito a la Edad Media; aún hoy sus luces nos asisten con sus rayos. En la carta Lumen Ecclesiæ, del Siervo de Dios Pablo VI, dirigida al Superior General de los Dominicos por ocasión del VII centenario de la muerte del gran doctor de la Iglesia, encontramos este importante elogio:

Aquinate.jpg«También el Concilio Vaticano II recomendó, dos veces, Santo Tomás a las escuelas católicas. Con efecto, al tratar de la formación sacerdotal, afirmó: ‘Para explicar de la forma más completa posible los misterios de la salvación, aprendan los alumnos a profundizarse en ellos y a descubrir su conexión, por medio de la especulación, bajo el magisterio de Santo Tomás’. El mismo Concilio Ecuménico, en la Declaración sobre la Educación Cristiana, exhorta a las escuelas de nivel superior a buscar que, ‘estudiando con esmero las nuevas investigaciones del progreso contemporáneo, se perciba más profundamente cómo la fe y la razón tienen la misma verdad’; y en seguida afirma que para este fin es necesario seguir los pasos de los doctores de la Iglesia, sobretodo de Santo Tomás. Es la primera vez que un Concilio Ecuménico recomienda un teólogo, y éste es Santo Tomás». [3]

Juan Pablo II resalta la actualidad de la doctrina tomista

El 13 de septiembre de 1980, al recibir a los participantes del VIII Congreso Tomista Internacional, por ocasión del centenario de la encíclica «Æterni Patris», de su predecesor León XIII, el Papa Juan Pablo II afirmaba:

«Los cien años de la encíclica ‘Æterni Patris’ no pasaron en vano, ni este célebre documento del Magisterio pontificio perdió su actualidad. La encíclica se basa en un principio fundamental, que le confiere profunda unidad orgánica interior. Es el principio de la armonía entre las verdades de la razón y las de la Fe.» […]

«Con ‘Æterni Patris’- que tenía como subtítulo ‘De philosophia christiana… ad mentem sancti Thomæ… in scholis catholicis instauranda’ -, León XIII manifestaba la consciencia de que se había llegado a una crisis, una ruptura y un conflicto o, por lo menos, a un ofuscamiento acerca de la relación entre la razón y la Fe. […] Era, por tanto, el momento de imprimir un nuevo rumbo a los estudios en el interior de la Iglesia. León XIII se aplicó con clarividencia a esta tarea, representando -este es el sentido de instaurar- el pensamiento perenne de la Iglesia, en la límpida y profunda metodología del Doctor Angélico». [4]

Eje central del pensamiento cristiano

Resaltó también el Siervo de Dios Juan Pablo II, en esta ocasión, el papel de gran destaque que ocupa Santo Tomás, tanto en los cielos de la Filosofía como en los de la Teología:

«Como afirmaba Pablo VI: […] ‘Santo Tomás, por disposición de la Divina Providencia, alcanzó la cumbre de toda la Teología y Filosofía ‘escolástica’, como se le acostumbra llamar, y fijó en la Iglesia el eje central a cuya vuelta, entonces y en seguida, se pudo desarrollar el pensamiento cristiano en seguro progreso» (Lumen Ecclesiæ, 13. 3).

«Está en esto la motivación de la preferencia dada por la Iglesia al método y a la doctrina del Doctor Angélico. Lejos de preferencia exclusiva, se trata de referencia ejemplar, que permitió a León XIII declararlo ‘Inter Scholasticos Doctores omnium princeps et magister’ (Æterni Patris, 13). Y tal es verdaderamente Santo Tomás de Aquino, no solo por su plenitud, equilibrio, profundidad y limpidez de estilo, sino más aún por el vivísimo sentido de fidelidad a la verdad, que puede también decirse realismo. Fidelidad a la voz de las cosas creadas, para construir el edificio de la Filosofía; fidelidad a la voz de la Iglesia, para construir el edificio de la Teología». [5]

Justo equilibrio entre fe y razón

Es, sin embargo, en la encíclica «Fides et Ratio», en donde el Papa torna más candente la actualidad del tomismo, proponiéndolo como justo equilibrio entre la fe y la razón, «las dos alas del espíritu humano»:

«Aunque subrayando el carácter sobrenatural de la fe, el Doctor Angélico no olvidó el valor de la racionabilidad de la misma; antes, consiguió penetrar profundamente y especificar el sentido de tal racionabilidad. Efectivamente, la fe es de algún modo ‘ejercitación del pensamiento’; la razón del hombre no es anulada ni humillada, cuando presta asentimiento a los contenidos de fe; es que estos son alcanzados por decisión libre y consciente.» […]

«Precisamente por este motivo Santo Tomás fue siempre propuesto por la Iglesia como maestro de pensamiento y modelo cuanto al recto modo de hacer Teología». [6]

Benedicto XVI resalta nuevamente su actualidad

Nos cabe también recordar una reciente alocución de Su Santidad Benedicto XVI, felizmente reinante, sobre el Doctor Angélico, resaltando su actualidad como solución para el inconsistente conflicto entre fe y razón:

«El calendario litúrgico recuerda hoy Santo Tomás de Aquino, gran doctor de la Iglesia. Con su carisma de filósofo y teólogo, él ofrece un válido modelo de armonía entre razón y fe, dimensiones del espíritu humano, que se realizan plenamente en el encuentro y el diálogo recíproco. Según el pensamiento de Santo Tomás, la razón humana, por así decir, ‘respira’: esto es, se mueve en un horizonte amplio, abierto, en el cual puede expresar lo mejor de sí. Al contrario, cuando el hombre se limita a pensar solo en objetos materiales y experimentables y se cierra a las grandes interrogaciones sobre la vida, sobre sí mismo y sobre Dios, se empobrece. La relación entre fe y razón constituye un desafío serio para la cultura actualmente dominante en el mundo occidental y, precisamente por eso, el amado Juan Pablo II quiso dedicarle una Encíclica, titulada ‘Fides et ratio’, ‘Fe y razón’ «. [7]

Padre de la Filosofía moderna

También sobre la consagración histórica y universal de Santo Tomás, como filósofo y teólogo, valdría la pena recordar el hecho del Papa Juan XXII, quien afirmó que se aprende más durante un año de estudios dedicado a sus obras, en comparación a décadas consagradas a la profundización en los escritos de otros autores.

Es indispensable, además, reconocer los méritos del Papa León XIII en resaltar los valores científicos de las explicitaciones de Santo Tomás. Fue por una acción directa suya -en el siglo XIX, por tanto- que surgieron centros de estudios tomistas en las universidades católicas, propiciando, de esta forma, la influencia del Doctor Angélico en los descubrimientos e investigaciones de la ciencia. La Biología, la Química y la propia Psicología experimental, en sus nuevas conquistas, se enriquecieron, así, con la savia doctrinaria antigua. Importantes universidades modernas del continente europeo, como también del americano, pasaron a regarse en los grandes principios tomistas; por ejemplo, Harvard, Oxford, La Sorbonne y Louvain. No fue sin razón que Etiènne Gilson, conceptuado catedrático de la Sorbonne, confirió a Santo Tomás el título de Padre de la Filosofía Moderna. Tuvo en cuenta como la metafísica de Santo Tomás constituye la sustentación unificadora de la cultura greco-romana, bautizada y alimentada por el Cristianismo.

Ofrecer una contribución al pensamiento moderno por medio de una clave antigua y nueva

Varela.jpgDado el limitado espacio de un artículo, no pretendemos aquí comentar las numerosas obras densas en substancia doctrinaria de este genio ‘hors-série’ de la Verdadera Iglesia. Ni siquiera en nada nos invade la pretensión de suponernos poseedores de los conocimientos que nos tornarían capaces de apuntar todos los méritos de la elaboración de nuestro Santo Doctor. Queremos apenas abrir un poco nuestros corazones y manifestar el porqué la Facultad Heraldos del Evangelio, así como el Instituto Teológico Santo Tomás de Aquino y el Instituto Filosófico Aristotélico-Tomista, han tomado por bien promover el estudio de la Filosofía y Teología medievales, destacando de forma especial la doctrina tomista.

Deseamos ofrecer una contribución al pensamiento moderno por medio de una clave antigua y nueva al mismo tiempo: la unión de la luz de la razón con la de la fe, bajo el prisma de la Revelación, dentro del sistema teológico del Aquinate.

En efecto, los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, cansados de buscar la verdad en sistemas de pensamiento extremamente contrapuestos y diversos, están sedientos de beber de una fuente límpida y clara, de abrevar la certeza en una escuela de pensamiento de inspiración cristiana, la cual ofrezca un sistema no-sujeto a las limitaciones que el divorcio entre la realidad natural y la sobrenatural impone a la inteligencia y a la voluntad humana.

Pues bien, lejos de cualquier anacronismo, el estudio y la pesquisa de las fuentes tomistas contribuyen con una respuesta convincente y profunda a aquellos que buscan el esplendor de la verdad.

Por Mons. João Scognamiglio Clá Dias, E.P.
____

3. PAULO VI. Lumen Ecclesiae, n. 24. Disponível em: .
4. JOÃO PAULO II. VIII Congresso Tomista Internacional. Discurso aos participantes. 13 set. 1980. Disponível em: .
5. Ídem.
6. JOÃO PAULO II. Fides et Ratio, n. 43. Disponível em: .
7. BENTO XVI. Ângelus. 28 jan. 2007. Disponível em: .

 

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