miércoles, 24 de abril de 2024
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Una muy numerosa feligresía asistió en Santiago de Chile a la celebración de Domingo de Ramos

Santiago (Lunes, 19-04-2011, Gaudium Press) Con una Catedral Metropolitana repleta de fieles el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, presidió la eucaristía de Domingo de Ramos que se efectuó al mediodía, y por medio de la cual la Iglesia capitalina dio inicio a la Semana Santa.

Ramos1.jpgA los oficios asistieron miles de fieles, quienes con sus familias coparon los asientos en las distintas celebraciones a lo largo del día, dando testimonio de que Jesús es nuestro Salvador y el verdadero Mesías, las comunidades fueron en procesión por las calles céntricas de Santiago alzando sus ramos y luego, escucharon atentamente la lectura del primer Evangelio que narra la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.

Un momento especial se vivió mientras monseñor Ezzati daba lectura del segundo Evangelio, que relata la Pasión de Nuestro Señor según san Mateo; momento en que los fieles se arrodillaron en señal de adoración y permanecieron durante toda la narración en profundo silencio y recogimiento.

Mirar el rostro de Jesús en la cruz

En su homilía, monseñor Ezzati exhortó a vivir estos días se Semana Santa mirando el rostro del Señor en la cruz, alimentándose de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía y la Reconciliación.

«La Semana Santa es un llamado a acercarnos al misterio del amor infinito que Dios nos tiene, manifestado en propio hijo (…) La cruz del Señor es la revelación que Dios no ha dejado nunca abandonado a su pueblo, no lo ha dejado sumergido en su pecado y en su desesperación, sino que revela a un Dios cercano, a un Dios Padre que se interesa por sus hijos, y se interesa tanto por ellos que nos entrega a su propio Hijo», dijo monseñor Ezzati.

Ramos3.jpgY agregó: «Hoy día mirando el rostro de Cristo crucificado podemos nosotros también renovar nuestra confianza en el Dios que acompaña nuestra vida, en el Dios que acompaña la historia de su Iglesia, en el Dios que acompaña la historia del mundo, que quiere que esta historia sea historia de salvación, de comunión, de amor (…) Mirando el rostro de Cristo crucificado podemos de verdad descubrir el corazón del Padre que nos ama, que quiere ser el Dios cercano, el Dios salvador, el Dios que ofrece siempre nuevas oportunidades de vida».

Más adelante, el prelado recalcó que no somos nosotros quienes nos salvamos, ya que «la confianza no se funda en nuestra capacidades humanas o en nuestra seguridades humanas, la salvación no nos viene de nosotros mismos: la salvación nos viene de Dios».

Monseñor Ezzati concluyó sus palabras haciendo un llamado a los todos los fieles a «descubrir que el camino de la fe, de adhesión al Señor, no es un camino que se detiene en signos externos. Los cristianos somos hombres y mujeres personas de fe, porque no buscamos signos extraordinarios para comprender la Salvación del Señor». En este espíritu, les animó a acercarse con confianza a los sacramentos del perdón y la eucaristía, especialmente duranteestos días de meditación y oración para la toda la Iglesia universal.

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