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El Oro: ¿metal o color?

París (Martes, 03-04-2012, Gaudium Press) El site Narthex (www.narthex.fr), editado por el Servicio Nacional de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Francesa y que visa manifestar la presencia católica en el dominio del arte sacro y de la cultura, acaba salir a la luz una interesante materia sobre la utilización de la joyería en la liturgia, como elemento de su sacralización.

5 relicario reyes y bautismo blog.jpgCécile Dufour, Doctora en Historia del Arte Medieval y especializada en pesquisas de bisutería al servicio del culto litúrgico, especialmente en lo referente a las obras parisienses de los siglos XII y XIII, describe como la joyería religiosa reúne cierta cantidad de objetos cuya principal característica está en su color de oro.

Los reglamentos de la época establecían que el oro y la plata utilizados en la liturgia debían ser de lo más puro encontrado en el mercado.

La utilización de materiales nobles y de piedras preciosas es justificada por el aspecto transcendental al que inducen, dice Cécile Dufour, lo que refleja la creencia en un poder místico.

Donde, precisamente la necesidad del color de oro.

Entre las recomendaciones dadas por el célebre clérigo y estadista francés del siglo XII, Suger, ya se encuentran consejos en este sentido.

El orfebre utiliza materias preciosas para contener cosas raras.

El oro señala la investigadora es empleado por causa de su simbolismo divino, pero también en vista de su aspecto inalterable, lo que hace que este metal sea utilizado tanto como material no sujeto a variaciones, como en lo referente a su color. La importancia de los colores parece haber tomado todo su sentido al inicio de la Edad Media, en la época de las peregrinaciones y donde el aparecimiento de los relicarios cuya forma aparente evocan la de un ser humano.

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Relicario de los Reyes Magos en la Catedral de Colonia

Es en el dominio de la bisutería de los siglos XII y XIII que esta tendencia se manifiesta con el surgimiento de una variedad de pequeños objetos tales como relicarios, encuadernaciones y patenas. El oro pasa a ser utilizado no más solamente por sus características estructurales, sino también con el fin de introducir una noción nueva, en sintonía con su utilización de «color simbólico», que parece traducir bien la idea de lo divino, juntamente con la idea de atemporalidad. Dimensión y tendencia artística ésta que parece ser del deseo de los artistas y especialmente de los orfebres, en querer representar escenas bíblicas, tal como la Crucifixión, de manera atemporal, por medio de aplicaciones de fondo dorado.

El color dorado se encuentra frecuentemente en la Edad Media en el campo devocional. Se constata su presencia omnipresente en el terreno de la iluminura, en los trabajos en ébano, en la pintura o la joyería. Simboliza ahí principalmente el carácter atemporal de aquello que es representado, pero también su sacralidad, debido al hecho de la preciosidad del material utilizado.

Material este empleado por no sufrir oxidación y resistir a las invectivas químicas. Posee, además, especial característica de conservación, ya que es el único metal que no disminuye en nada por ocasión de la purificación por el fuego; más aún: cuanto más calentado, aumenta su calidad, lo que lo torna un material fuera de lo común, que corresponde a todas las expectativas tanto litúrgicas, como físico-químicas.

El dorado y sus simbolismos

Desde el punto de vista del culto, el oro es indispensable en la fabricación de los objetos sagrados, puesto que comprende un fuerte valor simbólico.

El dorado debe ser considerado como color integral, pues era el símbolo real por excelencia en vista de la preciosidad y la rareza del material.

Por consiguiente, afirma la estudiosa, el dorado debe ser considerado como un color que va más allá del blanco; un «súper-blanco».

Sirve para marcar una referencia espacio-temporal que implica en la idea de atemporalidad. Idea que es utilizada en la bisutería del siglo XIII donde el conjunto de la iconografía tiene como fondo el oro, que neutraliza toda noción de tiempo.

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Relicario con el presunto cráneo de San Juan en la Catedral de Amiens

El segundo simbolismo del color oro es encontrado en los relicarios. Los santos personajes cuyas reliquias son veneradas son apreciados como ejemplos para los fieles, en vista de sus sacrificios en la defensa de la causa de Dios. En este sentido pueden ser considerados, en una cierta medida, como ofrendas hechas de sí mismos. Tal devoción tiene su valor realzado por el uso de un metal precioso: el oro, el cual sirve para colocar en evidencia la sacralidad de estos santos mártires.

A partir del año 1260 se observa una mutación en la representación de escenas de los santos. Hasta entonces, los relicarios reproducían toda la vida de los santos. A partir de entonces, los orfebres representan solamente el sacrificio hecho por estos santos.

La utilización del oro puede ser confirmada en la Biblia, donde es citada varias veces.

La conformación del Arca de la Alianza certifica el empleo del oro en la fabricación de los relicarios. Con efecto, la descripción de ella que nos hace el Éxodo 25, 10-16 es bastante semejante a la de un relicario, concluye la historiadora.

(Traducción: Guy de Ridder)

 

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