jueves, 18 de abril de 2024
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Cardenal Cipriani hace un llamado por la paz para el Perú

Lima (Jueves, 25-04-2012, Gaudium Press) Durante el 15º aniversario del rescate de 71 rehenes de la residencia del embajador de Japón, tomada el 17 de diciembre de 1996 por terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), Mons. Juan Luis Cipriani, Cardenal Arzobispo de Lima, pidió para que no haya más violencia en el país.

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Para el Card. Cipriani la paz es «esa unidad alrededor de la verdad, del bien, de Jesucristo»

El día 22 de abril de 1997, 142 comandos de las fuerzas armadas del Perú invadieron la residencia del embajador japonés y rescataron a 71 de los 72 rehenes que el MRTA mantenía en cautiverio, con la intención de cambiarlos por 400 terroristas presos. En la operación militar murieron dos comandos, un rehén y los 14 terroristas.

Mons. Cipriani invitó a los fieles a recordar en sus oraciones a todos los que «un día como hoy participaron de esta operación que conmovió al mundo. (…) Recemos para que nunca más en nuestra patria haya violencia».

El Arzobispo resaltó durante la Celebración Eucarística dominical que «la violencia comienza siempre con la mentira; luego, esa mentira interior pasa a las palabras, ofendiendo; y después llega la violencia física, la muerte, la explosión, el abuso; pero comienza en el corazón que miente, que abusa, que es injusto, que ofrece y dice lo que no piensa, y la gente percibe», y continuó diciendo, «Hermanos, pidamos esa paz y esa unidad alrededor de la verdad, del bien, de Jesucristo».

En su homilía el Arzobispo de Lima también exhortó a los fieles a mostrar su conversión de corazón a través de las obras. «Si sois padre de familia que se vea en tu paciencia, en tu alegría, en tu amor a tu esposa; y la esposa, en el amor a su esposo. Si sois joven que se vea en tu obediencia, en tus estudios y en tu comportamiento».

«Convertirse y ser santo es más fácil que ser sabio. Para ser santo es necesaria la humildad, pedir ayuda, esforzarse cada día para portarse mejor. Seamos testigos vivos de Cristo. No tantas palabras, practiquemos obras de fe y amor. Ese es el gran desafío de ser más testigos de Cristo», concluyó el prelado.

Con informaciones de ACI.

 

 

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