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Cardenal Scola habla con Gaudium Press sobre el Encuentro Mundial de las Familias

Milán (Jueves, 31-05-2012, Gaudium Press) Poco antes del inicio del Encuentro en Milán, el Cardenal Angelo Scola trató con Gaudium Press de diversos tópicos del Encuentro, entre ellos las cualidades propias del pueblo milanés:

Gaudium Press – El Encuentro Mundial de las Familias es también una ocasión para un intercambio cultural. ¿Cómo la Iglesia ambrosiana quiere presentarse a las familias de todo el mundo?

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Card. Angelo Scola

Cardenal Angelo Scola – Pienso que la Iglesia ambrosiana habla y hablará a través de la modalidad con la cual se empeñó para actuar en este extraordinario encuentro. No me refiero solo a los aspectos cuantitativos que son, de cualquier manera, de gran relevancia, sino me refiero principalmente a la extraordinaria capacidad de apertura, de acogida, que Milán, ciudad trabajadora, supo mostrar también en esta ocasión. Lo que quiere comunicar. Quiere comunicar la unidad entre la familia, el trabajo y el reposo como alguna cosa que en la experiencia milanesa siempre estuvo presente. A pesar de las contradicciones, el trabajo, las dificultades que hoy experimentamos en diversos niveles, continúa siendo el punto en el cual la sociedad ahora milanesa quiere construir.

GP – Cómo es Milán hoy?

Cardenal Scola – La gran riqueza de Milán es siempre dicha con una palabra del dialecto: Milan gar cir rima/man, esto es, tiene el corazón en las manos. Es una ciudad realmente generosa, acogedora, porque es una ciudad trabajadora, una ciudad en la cual todo hombre y toda mujer tienen el sentido del afecto, el trabajo, tiene el sentido de la solidaridad. Cierto, hoy, probada por las contradicciones que son típicas de esta sociedad de inicio del tercer milenio. Corren el riesgo de algunas veces cerrar a la persona en sí misma. Corren el riesgo de hacer perder el lazo que es un factor decisivo de edificación de la civilización. Después, es una ciudad que tuvo que enfrentarse con una inmigración que fue muy rápida diversamente de otras grandes ciudades como París, Berlín, Londres. Allí el fenómeno se produjo durante 40 años, nosotros tuvimos que enfrentarlo en 15 años. Ahora, 16% de nuestra población es extranjera.

Por tanto, es una ciudad que fue tomada por el miedo, por tantos aspectos relativos a este mestizaje cultural, pero también una ciudad que está respondiendo lentamente a todo nivel de la sociedad civil, pienso en las parroquias, las escuelas, por ejemplo, allí tenemos esta bellísima experiencia de los oratorios de verano, de los centros parroquiales especiales. Este año habrá 450 mil niños que harán esta experiencia y de los cuales muchísimos son extranjeros, comunitarios, muchos también islámicos. Por tanto, nació una gran estación de regeneración del ciudadano milanés. Ya de aquí a 10-20 años un nuevo ciudadano milanés.

GP – ¿Los extranjeros están implicados en la preparación?

Cardenal Scola – Sí, están implicados también aquellos que viven en Milán. Hasta porque hay ya una bella y larga tradición, hay una presencia de los latinoamericanos, filipinos, de personas de los países ex-comunistas, etc. Es una experiencia muy intensa de la Iglesia. Respetando sus tradiciones de origen, progresivamente en el tejido natural de la Iglesia…

GP – El Encuentro es también una ocasión para hacer oír la voz católica en los trascendentales temas de la actualidad y la importancia de la familia de hoy. ¿Su Eminencia cree que esta fiesta milanesa ayude a cambiar la mentalidad cerrada y que coloca obstáculos a los valores de la Iglesia?

Cardenal Scola – Pienso que sí. Yo diría que la reacción que la sociedad y los medios de comunicación están documentando, en un cierto sentido, ya tuvo el resultado principal. La familia, constituida por el matrimonio estable entre un hombre y una mujer ya volvió al centro de las atenciones, el discutir sobre todos los problemas ligados a ella. Sin embargo continúa siendo el núcleo fundamental. Después todo ligado evidentemente a la fuerza de convicción, del testimonio que los cristianos sabrán tener. Esta evolución social nació.

GP – Por su experiencia pastoral, hoy los jóvenes no parecerían interesados…

Cardenal Scola – No es verdad.

GP – Pero el problema del convivir [antes del matrimonio]…

Cardenal Scola – Esa convivencia nace del miedo, los jóvenes tienen mucho miedo. ¿De qué tienen miedo? Da más miedo que sea para siempre. (…) Se trata de hacerles entender, a través de la experiencia de familias adultas, a través de una justa enseñanza, que existe el gran don de la enseñanza del Santo Padre que es siempre por la verdad de Dios. No es menos para Dios. Pero la convivencia. Se dice que convivimos, a fin de comprobar si [funciona]. Pero para verificar es preciso poner todos los datos en el inicio. Si yo excluyo a principio la fidelidad, entonces no verifico lo que es el matrimonio. Porque me falta el punto de partida, es algo ya equivocado. Es preciso con gran paciencia hacer entender el amor como tal, hacer las preguntas para siempre.

GP – ¿Cómo la Iglesia puede contribuir para la construcción de la ley que no sea contra la familia?

Cardenal Scola – Utilizando todos los procedimientos democráticos que todo ciudadano tiene a disposición. Las leyes, en una sociedad como la nuestra, son hechas por la sociedad civil y evidentemente por los gobernantes legalmente electos que deben registrar cuál es la opinión dominante dentro de la sociedad civil en el respeto de los derechos fundamentales de todos. Por eso, los católicos deben trabajar como ciudadanos de bien, deben encarar a los otros y documentar de esta manera el amor humano y la relación entre el hombre y la mujer. El matrimonio y la familia son un modo bello y pleno que vale la pena conservar, mantener. Después las maneras serán todas las formas que la democracia consiente.

Gaudium Press / Anna Artymiak

 

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