viernes, 26 de abril de 2024
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El Papa consiguió la "revitalización de la Iglesia en un tiempo difícil": Mons. Gaenswein

Ciudad del Vaticano (Lunes, 11-06-2012, Gaudium Press) «El tanque-cardenal» o «el gendarme del Papa», así fue presentada por años la figura del cardenal Joseph Ratzinger, guardián de la fe y especialista número uno de teología bajo el pontificado de Juan Pablo II. Esta clasificación no cambió y no mejoró ni incluso cuando Ratzinger se tornó Sumo Pontífice. «Vino el tiempo de someter a una profunda revisión la imagen que algunos medios produjeron del ex-prefecto», afirma Mons. Gaenswein, secretario privado del Papa, al presentar el verdadero rostro de Benedicto XVI en el prefacio del libro «Jesús de Nazaret en la universidad. El libro de Joseph Ratzinger – Benedicto XVI leído y comentado en los ateneos italianos», publicado recientemente en italiano por la Librería Editora Vaticana (Lev).

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Para Mons. Gaenswein «en el centro del pensamiento del Papa está la cuestión de la relación entre la fe y la razón»

El último libro de la Lev debía haber sido presentado de forma preliminar en el encuentro con Mons. Gaenswein en Pordenone, cerca de Venecia. En una noche titulada «Les cuento sobre el Papa», el secretario debía responder a algunas preguntas. Debía también recibir por su trabajo discreto y fiel el Premio San Jorge. Infelizmente, en la tarde precedente se descubrió que había sido el ayudante de cuarto del Papa quien substrajo documentos reservados. Mons. Gaenswein canceló el encuentro y permaneció cerca del Pontífice.

El Papa: una espina en el costado del mundo post-moderno

Permanece el breve y silencioso testimonio sobre Benedicto XVI escrito en el prefacio del libro. «El cardenal -observa al inicio Mons. Gaenswein- se convierte como una espina en el flanco de un mundo post-moderno en el cual la cuestión de la verdad es considerada privada de sentido, de una sociedad de la opulencia y la avidez que parece cada vez más dar las espaldas a Dios». Además, agrega, «era un hombre incómodo, que sin discutir mucho, había colocado sobre sus espaldas un yugo pesado». Son palabras actuales y verdaderas, con las cuales se podría definir también los siete años de pontificado del Papa alemán. El pontificado en la búsqueda de la verdad y el amor de Dios.

El Papa «no es un político y su pontificado no es un proyecto. No se trata ni de ejercitar una singular creatividad, ni de colocarse en particular relieve. No es un acaso que la palabra «Providencia» sea con frecuencia usada por el Papa», resalta con fuerza Mons. Gaenswein citando las palabras del propio Benedicto XVI al inicio de su pontificado, cuando dijo que «mi verdadero programa de gobierno es aquel de no hacer mi voluntad, de no perseguir mis ideas, sino de colocarme en escucha con toda la Iglesia, de la palabra y la voluntad del Señor y dejarme guiar por Él, de tal manera que sea Él mismo quien guíe la Iglesia en esta hora de nuestra historia».

«¿Por qué lucha Benedicto XVI? ¿Cuál mensaje quiere llevar a los hombres? ¿Qué lo mueve y qué consiguió cambiar?», se pregunta Mons. Georg, quien luego responde que aquel «siervo de los siervos de Dios» es ejemplo por su bondad, cuida de la colegialidad entre los pastores, concentra su ministerio en lo esencial, en primer lugar en la renovación de la fe, en el don de la Eucaristía y en la unidad de la Iglesia». Consiguió hacer «la revitalización de la Iglesia en un tiempo difícil. En la curia dio una nueva linfa a formas antiguas y al mismo tiempo trajo ramos secos».

En Dios y en la fe el hombre se realiza

La actualidad de Dios y la fe en Él gracias a la cual «el hombre encuentra su realización», este es «el mensaje fundamental de las homilías y los discursos de Benedicto XVI», observa el secretario.

Mons. Gaenswein se opone también a la visión del actual Papa que lo presenta como una persona fría e indiferente. Al contrario, el Santo Padre «con su calor y su simplicidad tan espontánea y verdadera, consigue sin ningún esfuerzo aproximarse al corazón de los hombres».

«Benedicto XVI -continúa- no teme el enfrentamiento y debates. Llama por su nombre a las insuficiencias y los errores de Occidente, critica aquella violencia que pretende tener una justificación religiosa». El Papa habla contra «el relativismo y el hedonismo no menos que con la imposición de la religión a través de la amenaza y la violencia».

Porque «en el centro del pensamiento del Papa está la cuestión de la relación entre la fe y la razón; entre la verdad y la libertad, entre la religión y la dignidad del hombre». Sobre el tema de la nueva evangelización, el secretario del Papa observa que el Santo Padre quiere reafirmar que «fe y razón no están en contraste, sino en relación entre ellas». Además, «en el fondo el Papa quiere reafirmar el centro de la fe cristiana: el amor de Dios hacia el hombre, que encuentra en la muerte en la cruz de Jesús y en su resurrección la expresión insuperable. Este amor es inmutable y en él se basa la confianza cristiana en el mundo, pero también en el empeño en la misericordia y en la caridad, la renuncia a la violencia».

En este contexto, Mons. Georg recuerda el título de la primera encíclica «Deus caritas est», frase que se podría definir «una frase programática de su pontificado. Benedicto XVI quiere resaltar, en todo su esplendor, la grandiosidad de la verdad cristiana. El hombre encuentra su plenitud y su realización en una vida que sacia su sed en la fuente de la fe».

De una fe que «no es un problema a ser resuelto», sino «es un don que debe ser redescubierto nuevamente, día a día. La fe de la alegría y la plenitud». La fe que quiere afirmar con su pontificado Benedicto XVI es «una fe que tiene un rostro de hombre, el rostro de Jesucristo». Al Santo Padre, prosigue el secretario, «urge anunciar el Dios hecho carne, ‘urbi et orbi’, a pequeños y grandes, a quien tiene poder y a quien no tiene, dentro y fuera de la Iglesia, se quiera o no».

Es una misión que no dice respecto a una carrera o una fama mundial. «Aunque todos los ojos y las cámaras de televisión estén dirigidos al Papa -observa Mons. Georg- no se trata en definitiva de él. El Santo Padre no se coloca en el centro, sino Jesucristo, el único redentor del mundo. Quien vive en paz con Dios, quien se deja reconciliar con él, encuentra paz consigo mismo, con el prójimo y con la creación que lo circunda».

Al final del prefacio, Mons. Gaenswein afirma que «la convicción más profunda del Papa Benedicto» es aquella de que «la fe ayuda a vivir, la fe ofrece alegría, la fe es un gran don. Él lo ve también como «un sagrado deber dejar rastros que conduzcan a este don» a las personas en el mundo.

 

 

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