viernes, 29 de marzo de 2024
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Hna. Catherine Holum: la otrora atleta olímpica es hoy religiosa franciscana

Londres (Martes, 31-07-2012, Gaudium Press) Es llamativa la historia de la hermana Catherine Holum, una hoy religiosa franciscana renovada que representó a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Invierno en Japón, en 1998.

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Hna. Catherine Holum, ex atleta olímpica de velocidad sobre hielo.

El deporte lo tenía en la sangre. «Mi madre, Dianne Holum, fue una patinadora olímpica de velocidad y entrenadora olímpica de patinaje», comentó la religiosa. Con cuatro medallas y 25 años de experiencia como entrenadora, era natural que su hija siguiera sus pasos. «Yo era la campeona junior más joven de la historia, rompiendo varios récord. Y el año siguiente competí en los Juegos Olímpicos de Japón a la edad de 17 años. Fui sexto lugar en los tres mil metros y séptima en los cinco mil», narró la religiosa.

La hoy religiosa dice que el esfuerzo y disciplina que tuvo que desarrollar en la práctica deportiva sirvieron hoy para su vida religiosa. En todo caso, en determinado momento ella entendió que su vocación era dedicarse por completo a Dios, aunque el camino no fue rectilíneo.

Su retiro del patinaje fue marcado por una peregrinación. Cuando tenía 16 años, viajó con su madre al santuario de Nuestra Señora de Fátima, en Portugal, y allí vivió dos experiencias que cambiarían su vida: «Fue la primera vez que recibí mi llamado religioso, verdaderamente sentí que Dios me hablaba, llamándome a ser hermana, aunque en ese momento no sabía lo que significaba o cómo sería». La segunda experiencia no fue inferior en forma alguna. «Tuve una poderosa experiencia de encontrar la presencia de Jesús en la Santa Eucaristía. Así que fue una peregrinación que cambió mi vida».

Sin embargo, la obediencia al llamado de Dios se fue dejando de lado, a medida que avanzaban sus estudios de fotografía en Chicago, Estados Unidos. «No tenía amigos cristianos, y menos aún católicos. Para cuando me gradué, había olvidado mi llamado», narró la hna. Holum. «Después de eso me mudé a casa de mi madre, sin saber cuál sería el siguiente paso en mi vida».

Allí se reencontró con el testimonio de fe de su familia en un apostolado especial. «Cuando volví a casa, mi madre salía a rezar el Rosario fuera de las clínicas de aborto todas las semanas». Aunque la joven no estaba firme en su fe, su madre le daba el ejemplo de asistir diriamiente a la Eucaristía. «Ella me invitaba, pero yo no estaba interesada en ir. Pero el movimineto provida era algo que me interesaba, en lo que quería involucrarme», recordó. «Comencé a ir a orar los fines de semana, y allí conocí un grupo de jóvenes».

Estos jóvenes hacían parte de una caminata provida a través de Estados Unidos. En ellos la hna Catherine vio un testimonio de juventud, alegría y compromiso católico. «Nunca había experimentado eso antes, y sabía que era el amor a Jesús lo que hacía diferentes sus vidas y les daba tanta alegría». Esta fue una nueva meta para la joven: «Realmente quería eso para mi vida, así que decidí unirme a ellos y caminar».

El estilo de vida de los jóvenes caminantes era un testimonio que la devolvió a la vida de piedad. asisitían a la Eucaristía diariamente, frecuentaban la Confesión, y su camino los llevaría ese verano a encontrarse con el Santo Padre en la Jornada Mundial de la Juventud en Toronto, Canadá, en 2002. Allí conoció a la orden religiosa de las Hermanas Francisacanas de la Renovación.

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La religiosa ve en los Juegos Olímpicos una oportunidad para compartir su fe.

Un año después, Catherine Holum, atleta y fotógrafa viajaba a Nueva York a abrazar una nueva vida, completamente diferente: «Nunca me hubiera imaginado en el Bronx, así que sabía que era Dios. Tan pronto me bajé del avión y entré al convento, me sentí inmediatamente en casa (…) Sentí que había sido creada para vivir de esta manera y que Dios me había creado para esto, simplemente la belleza de ser una esposa de Cristo y desearlo tanto en mi corazón y sentir que este era el camino a la sacralidad y la santidad y para traer a otros a Jesús». En su vida religiosa, la Hna. Catherine encontró la radicalidad y la alegría de vivir el Evangelio con sencillez. «La vida cotidiana era muy hermosa para mí».

Desde hace dos años y medio, la Hna. Catherine Holum reside en el norte de Inglaterra, donde su experiencia pasada en el deporte ha cobrado actualidad con la realización de los Juegos Olímpicos en Londres. La religiosa aprovecha la oportunidad para compartir su testimonio con los jóvenes en invitarlos a entregar su vida a Cristo: «Sí, hay una expresión de asombro en sus rostros», dijo la religiosa riendo. «Pero ha sido una gran forma de compartir la fe y llamar su atención».

La religiosa expresó su esperanza de que la Iglesia aproveche el interés en los deportes para promover la reflexión. «En un colegio de niñas se nos pidió hacer un retiro sobre la espiritualidad y los Olímpicos», relata la Hna Holum. «Hice un pequeño juego con las niñas:comparar el deporte con nuestra meta de ir al cielo».

«Pero el cielo es la gloria eterna, mientras que los Olímpicos -ganar o no una medalla de oro- es una gloria pasajera», comentó la religiosa, quien continúa su carrera, sin descanso, para alcanzar el premio que no caduca y que está reservado a quienes dan su vida entera por amor a Dios.

Con información de National Catholic Register.

 

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