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Ciudad del Vaticano (Lunes, 01-10-2012, Gaudium Press) Casi en la víspera de la apertura del Año de la Fe, ayer en el Ángelus el Pontífice volvió al tema del testimonio de la vida cristiana de los fieles y de aquellos que no creen, pero que viven de modo cristiano y recordó las palabras de San Agustín: «Así como en la Iglesia Católica existen cosas que no son católicas, fuera de la Iglesia Católica también puede haber algo católico». Fue el último Ángelus desde Castel Gandolfo. Hoy de mañana el Pontífice vuelve al Vaticano donde lo espera una agenda muy empeñada en octubre.
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| El Pontífice pidió a la Virgen que seamos conscientes del don recibido con el cristianismo |
El Año de la Fe tiene un objetivo preciso de volver al tema de la fe, pero no de modo superficial. «Los miembros de la Iglesia -resaltó el Papa- no deben sentir celos, sino alegrarse si alguien de fuera de la comunidad hace el bien en nombre de Cristo, desde que lo haga con intención honesta y con respeto». Los valores cristianos son universales, por tanto no son limitados solamente a los cristianos, pero ellos son llamados a vivirlos de modo perfecto.
«Incluso dentro de la propia Iglesia, también puede suceder, a veces, que sea difícil valorar y apreciar, en un espíritu de profunda comunión, las cosas buenas realizadas por otras realidades eclesiales». Al contrario, tenemos que ser todos y siempre capaces de apreciarnos y estimarnos unos a otros, alabando al Señor por la infinita ‘fantasía’ con la cual obra en la Iglesia y en el mundo», continuó el Papa.
Además, recordando las palabras del apóstol Santiago, invitó a los fieles a usar los bienes materiales «en la perspectiva de la solidaridad y del bien común, obrando siempre con justicia y moralidad, en todos los niveles».
Tras Pentecostés, el pueblo cristiano se convirtió en profético
En el saludo en español, el Santo Padre continuó la reflexión de las lecturas dominicales: «En la primera lectura de la Misa de este domingo – observó – dice Moisés: « ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor! ». Este anhelo se cumple en la Iglesia, que en Pentecostés recibió el Espíritu Santo. Pidamos a la Virgen María que interceda por todos nosotros, bautizados en el Espíritu de Cristo, para que seamos cada vez más conscientes del don que hemos recibido y nos decidamos a quitar de nuestra vida todo lo que nos aparte del amor de Dios».
En el Ángelus el Pontífice también lanzó nuevamente el apelo por el Este de la República Democrática del Congo donde por causa de los combates rebeldes, muchas personas fueron obligadas a abandonar las propias casas. No falta la violencia, incendios en las casas, estupros de mujeres y niños.
«Sigo con afecto y preocupación – dijo el Papa – las vicisitudes de la población del Este de la Republica Democrática del Congo, objeto, en estos días, de atención también por parte de una reunión de alto nivel en las Naciones Unidas».
«Estoy particularmente próximo – aseguró – de los refugiados, de las mujeres y niños, que por causa de persistentes conflictos armados son sometidos a sufrimientos, violencias y profundo malestar. Invoco a Dios, a fin de que se encuentren vías pacíficas de diálogo y de protección de tantos inocentes y a fin de que se llegue sin demoras a la paz, fundada en la justicia, y sea retomada la convivencia fraterna en el seno de aquella población tan probada, así como en toda aquella región».
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