viernes, 17 de mayo de 2024
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Una lección de vida cristiana: Nhá Chica, nueva Beata brasileña

Ciudad del Vaticano (Martes, 07-05-2013, Gaudium Press) El Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, el Cardenal Angelo Amato, fue el representante del Papa Francisco en la ceremonia de beatificación de la Venerable Nhá Chica que se realizó el pasado sábado, 04 de mayo, a las 15:00 horas, en la ciudad de Baependi, en el Estado de Minas Gerais.

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Beata Francisca de Paula de Jesús, conocida como Nhá Chica.

A propósito de este hecho, el Cardenal Prefecto fue entrevistado por Radio Vaticana. Transcribimos algunos fragmentos de las palabras del Purpurado. Ellas sirven para mostrar el ambiente en que vivió Nhá Chica y delinear el perfil moral de esta hija de esclava que ahora es reconocida como Beata de la Iglesia.

Nhá Chica: alma brasileña, virtudes católicas

«Es un gran regalo que el Papa Francisco hace a la Iglesia en Brasil. El Santo Padre, primer papa latinoamericano, conoce bien la bondad del pueblo brasileño, su espíritu religioso, el amor por Jesús y su Evangelio de vida y alegría, la devoción a la Virgen María, el apego filial a la Iglesia, el amor por el Papa, obispos y sacerdotes, el respeto por los ancianos, la disponibilidad de acoger la vida como un don inestimable de Dios, la caridad para con los pobres, su sentido de igualdad y fraternidad, y el respeto por la naturaleza.

Esta riqueza de valores humanos y espirituales hace del Brasil una tierra bendecida por Dios y una morada digna de toda persona humana. Nhá Chica vivió plenamente estos valores, dejándolos como herencia para todos los brasileños, sino también para toda la Iglesia.»

La época de Nhá Chica y su elección de vida

«Francisca de Paula de Jesús, familiarmente conocida como Nhá Chica, nació el 26 de abril de 1810, en la ciudad de San Antonio de Rios das Mortes, distrito de San Juan Del Rey (MG).

Era hija de la esclava Izabel Maria, soltera. Tenía un hermano, Teotônio Pereira do Amaral, que se tornó muy rico. La futura beata heredó de él la herencia que fue distribuida como limosna para los pobres y utilizada en la construcción de una capilla para la Inmaculada. Decidida a no casarse, Nhá Chica prefirió llevar una vida dedicada a la caridad y oración, como su madre  le había aconsejado antes de morir.

No entró al monasterio, pero optó por hacer parte de las mujeres beatas, que consagraban la vida al Señor, permaneciendo en sus casas y haciendo la caridad a los necesitados. Murió el 14 de junio de 1895 con fama de santidad.»

Perfil moral y virtudes de la laica Beata Nhá Chica

«El Papa Francisco, en su carta de beatificación, dijo que Nhá Chica era una mujer de oración asidua y un fiel testimonio de la misericordia de Cristo para con los necesitados en el cuerpo y en el espíritu.

Por unanimidad los testimonios afirman que Nhá Chica rezaba mucho y tenía siempre un rosario en la mano. Incansable adoradora del Santísimo Sacramento y contempladora de la Pasión de Jesús, tenía una profunda devoción a Nuestra Señora, que llamaba de Minha Sinhá. La Salve Reina era su oración preferida. Nuestra futura beata era humilde. No atribuía nada a su persona, pero todo a Dios y a Nuestra Señora.

Ella colocaba los pedidos de los fieles delante de la Virgen María. Cuando una persona volvía para agradecerle por una gracia alcanzada, ella decía: ‘Yo le  pido a Nuestra Señora, que me escucha y me responde’. La fama de santidad de Nhá Chica siempre fue consistente y persistente. Ella era llamada la Santita de Baependi. Su beatificación es una lección auténtica de vida cristiana.»

 

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