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Desmienten a supuesta asociación de religiosas que apoya el mandato antinatalista en Estados Unidos

Washington (Viernes, 21-03-2014, Gaudium Press) Una sorpresiva intervención de una asociación que dice representar a unas dos mil religiosas en Estados Unidos obtuvo resonancia en los Estados Unidos al manifestar su apoyo al mandato antinatalista, que ha merecido un continuo rechazo por parte de la Iglesia Católica y numerosas acciones legales en su contra (ver noticia anterior). Sin embargo, una investigación publicada por la periodista Ann Carey en el informativo National Catholic Register ofrece indicios sobre la verdadera naturaleza de la organización y su muy baja representatividad entre las religiosas católicas.

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Captura de la portada de la página web de la NCAN, cuya última publicación, una solucitud de donaciones, fue hecha en 2009. 

La organización en cuestión se llama National Coalition of American Nuns (NCAN) y se traduciría como Coalición Nacional de Monjas Americanas. Esta agrupación presentará una petición respaldada por unas 5000 mil firmas (obtenidas a través de internet) en favor del mandato antinatalista y su nombre propicia que la información se comunique con titulares que dan a entender que las religiosas de Estados Unidos tienen una posición contraria a la claramente adoptada por los Obispos. Pero existen aspectos poco conocidos detrás de esta noticia.

Indicios contradictorios

«No tan rápido», propone Carey en su artículo. «LA NCAN es en realidad una organización de papel que comenzó en 1969 y que está constituida ahora por un puñado de hermanas». Según la periodista, el grupo nunca llegó a tener las dos mil religiosas miembros que reclaman, ya que al parecer el número corresponde a los suscriptores al boletín de la colectividad, abierto a todas las personas, y el cual ha cesado su publicación. «En una manifestación de la NCAN en el Vaticano en 1994 estuvieron presentes tres hermanas y tres laicas», relató la autora. «La página web de la NCAN no ha sido actualizada desde 2009. Tal vez es hora de un nuevo censo».

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La Hna Donna Quinn, quien ha sido vocera de la NCAN, durante una manifestación en favor del aborto en Estados Unidos. Foto: Keyser Soze.

Los apoyos a la iniciativa incluyen el de Debra Haffner, presidente y fundadora del Religious Institute, quien es una ministro unitariana que describió a la NCAN como «más de 2000 monjas valientes». Esta mujer, sin embargo, tiene en su hoja de vida el paso por varias organizaciones promotoras de los derechos reproductivos, entre las cuales figura la organización Planned Parenthood, principal proveedor de procedimientos de aborto en el país.

Además de estos indicios sobre la naturaleza de la organización se encuentra la participación de tres religiosas, conocidas por sus posiciones abiertamente contrarias a la doctrina de la Iglesia en varios temas sensibles. Una de ellas es la Hna. Donna Quinn, vocero usual de la organización, reclama que la «autonomía reproductiva» sea «extendida por la Iglesia a la mujer» y que «no es libertad cuando una mujer puede ser tomada rehén por un negocio».

Otra de las miembros visibles, la Hna. Jeannine Gramick fue sancionada por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1999, por representar indebidamente la doctrina de la Iglesia Católica en materia de sexualidad. La tercera miembro, quien actuó como vocera en 2006 , la religiosa Mary Ann Cunningham, afirmó en aquel momento la tesis de que existía «más de una postura legítimamente católica sobre el aborto», lo cual contradice el magisterio de la Iglesia.

Por estas razones, Carey desconfía del carácter católico de la organización y la representación que dice realizar en nombre de las religiosas católicas. Muchas de las notas de prensa se acompañan de imágenes de archivo de religiosas de hábito, mientras que ninguna de las voceras del grupo usa habitualmente la vestimenta tradicional de sus congregaciones.

La periodista criticó a las agencias informativas esta forma de reportar «superficial y perezosa» que atribuye la pretendida representación de las religiosas así como la disposición de las miembros de la NCAN, que son «usadas por personas que claramente tienen una agenda que es contraria a la doctrina católica». Además, y lo que fue señalado como un hecho más grave por la autora, es «el daño a la imagen de todas las religiosas que apoyan las enseñanzas de la Iglesia sobre la sexualidad humana y la dignidad de toda vida humana».

Con información de National Catholic Register.

 

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