Menú 
Ávila (Lunes, 30-03-2015, Gaudium Press) Con fecha del 28 de marzo pasado, el Papa Francisco ha enviado una carta al obispo de Ávila, en España, Mons. Jesús García Burillo, con ocasión del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa, comunicación que inicia declarando que por esos días «mi corazón está en Ávila», y en los lugares que conservan la memoria de la Santa.
En la carta, y después de recordar el «inédito gesto» de Pablo VI al conferirle el título de Doctora de la Iglesia en 1970, el Papa Francisco se pregunta qué le diría «si pudiéramos hablar con ella». «Sus primeros interlocutores serían los religiosos y las religiosas -expresa el Pontífice, a los que la Santa animaría a comprometerse sin ambages: «No, hermanas mías, no es tiempo de tratar con Dios negocios de poca importancia» (Camino 1,5)».
Meditando en los presbíteros, «Santa Teresa diría abiertamente: no los olviden en su oración. Sabemos bien que para ella fueron apoyo, luz y guía». Pero también, y «sobre todo, la Santa oraba por ellos y pedía a sus monjas que estuvieran «todas ocupadas en oración por los que son defensores de la Iglesia y los predicadores y letrados que la defienden» (Camino 1,2). Qué hermoso sería que la imitáramos rezando infatigablemente por los ministros del Evangelio, para que no se apague en ellos el entusiasmo ni el fuego del amor divino y se entreguen del todo a Cristo y a su Iglesia, de modo que sean para los demás brújula, bálsamo, acicate y consuelo, como lo fueron para ella».
Pensando en los laicos, Santa Teresa recordaría a sus padres y a los buenos padres de todo el mundo: «El tener padres virtuosos y temerosos de Dios me bastara, si yo no fuera tan ruin, con lo que el Señor me favorecía, para ser buena», decía ella de sus padres. «Necesitamos hoy hombres y mujeres como ellos [ndr. como los buenos laicos que Santa Teresa conoció a lo largo de su vida], que tengan amor a la Iglesia, que colaboren con ella en su apostolado, que no sean sólo destinatarios del Evangelio sino discípulos y misioneros de la divina Palabra. Hay ambientes a los que sólo ellos pueden llevar el mensaje de salvación, como fermento de una sociedad más justa y solidaria. Santa Teresa sigue invitando a los cristianos de hoy a sumarse a la causa del Reino de Dios y a formar hogares donde Cristo sea la roca en la que se apoyen y la meta que corone sus anhelos».
A los jóvenes, el Papa les desea que el «ejemplo de Santa Teresa infunda valentía a las nuevas generaciones, para que no se les arrugue ‘el ánima y el ánimo'». A la santa el Papa pide que nos regale la devoción que ella tenía a San José.
Y concluye el Papa su misiva pidiendo a Mons. García Burillo «que reces y hagas rezar por mí y mi servicio al santo Pueblo fiel de Dios». El Papa también encomienda a los que conmemoran el V Centenario de Santa Teresa.
Deje su Comentario